Málaga

Locos por la tecnología y la ropa de marca

  • Los jóvenes de 15 y 16 años pasan horas en internet y usan su teléfono móvil para casi todo · Su 'look' se basa en un vestuario muy urbano · Aseguran que no notan la crisis

Están entre nosotros. Y son el futuro de la sociedad malagueña. A sus 15 o 16 años empiezan a sentirse personas importantes, aunque creen que a nadie le interesa lo que ellos digan. Son chavales a los que preocupan pocas cosas, pero que no notan esa crisis "de la que hablan todos". Sus mañanas las pasan en el instituto, pero tardes y fines de semana se forjan su propio mundo. "Yo almuerzo, hago los deberes, estudio, veo la tele, me ducho y me pongo con el ordenador", explica un joven de 16 años que estudia en Maristas. Internet es una de sus grandes pasiones, sobre todo los portales como Tuenti donde están en contacto en todo momento con sus amigos. Pero las variantes de su ocio son múltiples: vueltas por el centro, quedadas en el burguer del barrio, videoconsolas, clases de inglés, gimnasio, deporte, monopatines... Y no es lo mismo estudiar en El Limonar que en La Luz, amigos, ropa o aficiones, cambian.

enganchados al móvil y a internet

Las nuevas tecnologías no tienen secretos para ellos. Los auriculares son parte de su vestuario y están conectados a sus reproductores de MP3 o iPod en los que escuchan todo tipo de música -aunque tiene especial relevancia el hip hop-. Su preferido es el móvil, que usan para casi todo. Tanto, que parecen tener un periodista en su interior: constantemente toman fotografías de lo que sucede a su alrededor o graban vídeos que al momento se pasan de unos aparatos a otros mediante bluetooth, que dominan como nadie. Ese material suele también ser colgado en portales como Youtube, en internet, una de sus obsesiones. Según cuentan, pasan gran parte de la tarde pegados a las pantallas de sus ordenadores. Cuando el Messenger parece haber pasado ya de moda ha surgido la fiebre del Tuenti, donde los chavales quedan, ligan o comparten hasta miles de fotos o vídeos con amigos o conocidos. También es el momento de derrochar imaginación -o de acabar con el vocabulario según se mire- sustituyendo la ch por una x (xico), la q por la k (mákina), la w por la sílaba vu (welta) o eliminar las haches (ostia), así como incluir palabras de su argot juvenil como peña, loco, iyo, canío... Curiosa es su expresión alome, que dicen cuando hablan de un posible plan: "a lo mejor vamos al cine".

i ropa urbana y a la última moda

Probablemente esta sea la primera generación que es capaz de, con 16 años, acudir a un entrenamiento de su equipo de baloncesto con una percha para su ropa, gomina para la cresta del pelo y todo tipo de accesorios para el aseo personal. El look de los adolescentes es muy variado y va desde la tradicional camiseta hasta el polo o la sudadera, pasando por complementos de estética hippie como palestinos, rastas, pantalones de colores o colgantes de semillas. Pero lo que se lleva es la ropa de marca con estética urbana. Ellos se decantan por las sudaderas anchas de las marcas DC o Volcom, pantalones vaqueros -a ser posible, de la marca Carhartt- dos tallas más grandes para enseñar la ropa interior, zapatillas tipo casual y modelos Converse de cualquier color y estilo. También usan cadenas en el cuello y bolsillos traseros, así como gorras con la visera hacia cualquier dirección. El flequillo no puede faltar.

Ellas usan blusas o camisas amplias con cinturones anchos, vaqueros cagados o entubados y zapatillas tipo bailarinas o manoletinas. Adornan su cuello con infinidad de abalorios -si pueden ser de bolas, mucho mejor- y se ha puesto de moda el peinado con una trenza a uno de los lados de la cara y el resto del pelo -siempre a capas- suelto. Es fácil ver todo el catálogo los viernes por la tarde cerca del Woman Secret de calle Larios, donde quedan muchas pandillas juveniles.

i ocio en el centro y en el ' burguer'

Es el centro donde gran parte de estos chavales quedan para salir. Sucede principalmente el viernes y la hora es a partir de las siete de la tarde. Muchos no hacen nada, sólo van "para dar vueltas" y para ver a los colegas de otros institutos. Es un buen momento para estar con compañeros que durante la semana están más alejados y, por supuesto, para ligar. La hora límite de vuelta a casa ronda la medianoche, pero hay quien se aprovecha de los hermanos mayores y aguanta hasta las siete de la mañana.

Los sábados la cosa cambia, porque el plan suele estar más centrado en quedarse en el barrio, ir al cine, cenar en una hamburguesería o quedar en casa de cualquier amigo para jugar a la videoconsola, sobre todo, "donde no haya padres".

i fácil acceso al alcohol y las drogas

Para otros muchos el sábado se ha convertido ya, con 15 o 16 años, en el día de hacer botellón. "Esa noche siempre vamos a los curas", cuenta otro chaval de 16 años del IES Emilio Prados. Legalmente no pueden comprar alcohol, pero hecha la Ley, hecha la trampa. "Es fácil conseguir la bebida, porque nos la suele comprar el hermano mayor de un amigo", cuenta otro chaval de 16 años de La Asunción. Y si no, lo intentan con el que aparente una edad mayor "y casi siempre cuela", añade uno de sus amigos. El número de copas de ron o whisky que consuma cada uno depende: hay quien sólo prueba una y también quien toma seis o siete.

A las drogas parecen tenerles más respeto. Apenas consumen todavía -muchos han probado los porros, pero poco más- aunque sí saben dónde conseguirlas. "Es fácil saber dónde la venden", afirma un chaval del colegio Maristas. "Hasta en la salida de algunos colegios se puede conseguir", añade un compañero de clase, ambos de 15 años.

i reconocen el poco respeto en clase

Lo que más odian del instituto es madrugar. La mayoría dice que estudiar es, literalmente, "un coñazo". Pero saben que no les queda otra. "Es una obligación y se hace", asegura una estudiante de 16 años del IES Belén, en Carretera de Cádiz. Y muchos de ellos reconocen que no atienden al profesor, que muchos compañeros le faltan el respeto y que, en determinadas zonas de la ciudad las peleas en el instituto "son muy habituales". En muchos de ellos las ausencias a clase -unos las llaman rabona, otros pellas y otros, simplemente, saltarse una hora- también son habituales. Ese tiempo se gasta en cualquier otra ocupación.

Igual hacen con sus recreos. Se les permite salir del centro, así que cada uno toma el bocadillo con sus amigos donde puede o quiere. Y mientras los de Las Esclavas tienen preferencia por la Plaza Félix Sáenz, en el Ave María (en Las Delicias) compran su desayuno en los kioscos cercanos o en San Estanislao se agolpan a las puertas del supermercado Supersol más cercano, donde compran batidos y bocatas "porque ahí es más barato", como dicen ellos mismos.

i muchos amigos y poco liderazgo

La mayoría tiene pandillas definidas. En muchos casos varían según sean días laborables o fines de semana. Pero si las de los chicos son más amplias, las chicas suelen tener unas amigas concretas con las que prácticamente hacen todo en su vida: ir a clase, estudiar, salir, ir al cine, cotillear, ir de compras... "En el colegio somos más, pero tengo tres amigas que solemos ir juntas siempre", explica otra estudiante de 16 años del IES Emilio Prados. A esas edades apenas existen líderes en los grupos: "cada uno es como es, tiene una personalidad y lo tenemos en cuenta", añade un chaval de 15 años de El Limonar. "Nadie decide qué hacer, ya que lo hablamos entre todos", cuenta su amigo.

i no sienten la crisis, pero se la creen

Apenas sienten las consecuencias de la crisis. "No la noto, pero sé que es verdad", asegura un chaval de Maristas. "Eso es lo que dicen los periódicos y en la tele", añade una chica de Las Esclavas. Y sorprende que más de uno tenga respuestas como la siguiente: "Ahora la cosa está más apretada. La crisis se nota en el día a día, muchas inmobiliarias han cerrado y no hay tantos obreros trabajando". A otros les preocupa, básicamente, porque su asignación semanal de 20 euros ha bajado a la mitad y les permite hacer menos cosas que antes. Aún así casi todos piensan que la crisis no les influye y apenas le prestan atención. "Ya tendremos tiempo de preocuparnos de eso", añaden dos chavales del IES Jesús Marín, cerca de Carranque.

i preocupados por salir y por las notas

"No nos preocupamos por cosas muy concretas. Pero mucho menos por cosas de la economía y la política", asegura otro chaval de 16 años de La Asunción. Lo más importante para ellos son los amigos, las novias y novios y, por supuesto, las notas. "No porque nos interese demasiado lo que estudiamos, sino porque a muchos no nos dejan salir el fin de semana si no aprobamos", cuenta un chaval del IES Rosaleda.

i skate, gimnasio y deportes de equipo

En plena etapa de crecimiento, muchos están preocupados por su físico. Tanto, que ya con 15 o 16 años hay algunos que se vuelven habituales en los gimnasios como el O2 Wellnes Center de El Perchel. Sin embargo, aseguran que disfrutan más en los deportes de equipo. El fútbol tiene mucha presencia, pero en el baloncesto se sienten ellas y ellos como peces en el agua tras crecer con los éxitos del Unicaja. Otros se aficionan a deportes más urbanos, como las bicicletas BMX o al skate board en lugares públicos como la Plaza de la Marina o Plaza San Juan de la Cruz.

i motos para salir y cascos a la moda

Se desplazan mucho en autobús, a muchos no les queda otra. Sin embargo, la presencia de motos es espectacular entre este colectivo, donde las scooters arrasan. Además, la inmensa mayoría de ellos utilizan el casco. En ocasiones, no lo llevan porque estén concienciados, sino porque los del modelo Hélix se han puesto de moda, sobre todo en color rosa. También tiran de los padres, que los llevan y los recogen en casi cualquier sitio a la hora de salir o volver a casa. La bicicleta, apenas la usan.

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