Málaga

Lourdes Padilla, 43 años como enfermera en Málaga: del cólera al coronavirus

  • Lourdes Padilla se ha jubilado esta semana tras una vida dedidada a los pacientes

  • Dice que la profesión le ha permitido acompañarles cuando les falló la salud

Lourdes Padilla, rodeada de sus compañeras del Clínico, en su último día de trabajo.

Lourdes Padilla, rodeada de sus compañeras del Clínico, en su último día de trabajo. / Javier Albiñana

Lourdes Padilla es enfermera en el Clínico. Se jubiló este pasado miércoles tras 43 años. Empezó en la profesión cuando el Servicio Andaluz de Salud (SAS) no existía y Enfermería no era una carrera como ahora. Se va con una mezcla de alegría y pena. “Con sentimientos contradictores”, dice. Feliz porque ahora podrá viajar y “disfrutarme” un poco. Triste “porque tengo que hacer el duelo por el trabajo de toda la vida”.

Se jubila precisamente en la semana en que los enfermeros celebran su Día Internacional. Acaba su trayectoria profesional orgullosa de su profesión:“El diagnóstico es del médico, pero el acompañamiento de 24 horas a una persona durante el proceso de falta de salud lo hace la enfermera”. Reflexiona que en ese camino, estos profesionales ayudan al paciente a superar la enfermedad o a aceptar la muerte. Pero siempre están ahí, a su lado.

No es fácil. Porque el profesional está expuesto a patologías contagiosas, al estrés de los casos críticos y a la presión asistencial. Lourdes termina su andadura como enfermera gestora de casos, un trabajo desde el que ayuda a pacientes muy complejos, vulnerables y dependientes. Empezó en el Civil, en Pediatría. Luego pasó a Medicina Interna, en el Clínico. Fue supervisora de esa especialidad en este hospital y luego de Cirugía.

Deja la vida laboral en pandemia. Y la empezó con una epidemia, la del cólera, allá por 1979. “Pero el cólera se conocía. Con el Covid era todo nuevo”, comenta. Le entristece la “desolación” de pacientes que murieron solos, aislados por culpa de la pandemia. Y las familias que no tenían una casa en condiciones para aislar a algunos de sus miembros, contagiados de coronavirus.

Lourdes Padilla con el ramo que le obsequiaron sus compañeros con motivo de su jubilación. Lourdes Padilla con el ramo que le obsequiaron sus compañeros con motivo de su jubilación.

Lourdes Padilla con el ramo que le obsequiaron sus compañeros con motivo de su jubilación. / Javier Albiñana

Luego es muy crítica:“Creo que los humanos no hemos aprendido a ser solidarios. Hemos vuelto [tras los momentos más duros de la crisis sanitaria] a nuestra zona de confort”. Dice que no sólo hay que ser solidario con “el de Ucrania, sino con el que tienes al lado”, a veces personas mayores que subsisten a duras penas con pensiones no contributivas. Sus reflexiones se advierten a flor de piel; producto de un momento en el que las emociones afloran.

Ha visto la revolución de la Medicina. Por ejemplo, apunta que “ahora el cáncer se cronifica”, que las técnicas son más sofisticadas y alargan la vida. “Pero se convierte en una vida más medicalizada y más dependiente”, afirma. Pero acota que aunque haya mucha tecnología y medicamentos muy innovadores, “el cuidado sigue siendo el mismo”.

Recuerda que somos los seres “más indefensos del universo” ya que hay animales que nada más nacer echan a andar. “Pero el ser humano necesita cuidados desde el nacimiento hasta la muerte; e incluso, en el duelo. Y el cuidado sigue siendo la esencia de nuestro trabajo”, resalta.

Siente satisfacción de haber pasado por diferentes áreas y haber tocado “todos los palos”. Y de haber arrimado el hombro en la pandemia. “Ha sido una experiencia excepcional. Hemos trabajado facetas impensables de las personas y con las personas. Teníamos que dar respuesta a algo que desconocíamos. Me siendo orgullosa de haber trabajado en esta pandemia. Y desolada que después de tanto sufrimiento no hayamos aprendido nada”, lamenta.

No piensa parar tras su jubilación. De momento ya tiene planeado un viaje a Valencia. Y, aunque aún no ha programado nada, dice que Nueva York le apasiona. “El mundo es bello. Desde un pequeño pueblo de Málaga hasta las cataratas del Iguazú”, sostiene.

Pero no dejará del todo la profesión. Seguirá colaborando con el Colegio de Enfermería de Málaga, institución de la que es vocal.

En realidad, Lourdes tiene dos profesiones. Porque también es antropóloga, experta en Género y Salud por la Universidad de Granada. A su curriculum añade ser doctora en Ciencias de la Salud y docente en Género y Salud de la Escuela de Enfermería de la Diputación.

Cuenta que se siente con muchas capacidades y que mantiene la ilusión por transmitirlas. Pero se abre una nueva etapa. Con el entusiasmo de nuevos proyectos y la nostalgia de un tiempo que se acaba, en el que se sintió plena profesionalmente, afirma: “Toca empezar una nueva vida y afrontar otros horizontes...”

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