huelga en atención primaria

Médicos de luto por la sanidad

  • Facultativos denuncian el exceso de pacientes asignados a cada profesional, las demoras en la atención de los especialistas y la falta de sustituciones

Muchos médicos lucen estos días un brazalete negro sobre sus batas blancas. Dicen que están de luto por la sanidad pública. Ayer volvieron a ir a la huelga por el deterioro que ha sufrido en los últimos años. Rafael Sánchez, facultativo de familia en el centro de salud Alameda Perchel, se sumó al paro. "Llevo 30 años en la sanidad. Los medios técnicos han mejorado, pero a nivel de recursos humanos hemos empeorado. Estoy en huelga porque se hagan contrataciones dignas y para que se cubran bajas, vacaciones y jubilaciones", justificaba. Porque a menor cobertura, más enfermos por profesional. Las sociedades científicas recomiendan 1.500 pacientes por profesional y 1.200 si es una zona de transformación social (ZTS). El centro de Alameda Perchel está catalogado como ZTS. Él debería tener 1.200 y su cupo llega a 1.550.

La historia se repite con otros protagonistas. En el centro de salud Torrequebrada (Benalmádena) el cupo debería ser de 1.500 pacientes por facultativo. Marisa Alcalá, médico de ese dispositivo, participaba en las movilizaciones. "Mi cupo es de 2.500. Me sobran 1.000", sostenía. A su lado, en la concentración frente a la Delegación de Salud del lunes, estaba Carmen Mateos, del centro de salud de Ciudad Jardín: "Queremos 10 minutos para ver a cada paciente, que no haya demoras, que una ecografía no tarde seis meses, que los especialistas atiendan pronto a nuestros pacientes y que no nos agredan porque funcione mal el sistema".

No nos han dejado otra opción que la huelga. No nos escuchan y llevamos así mucho tiempo"Carmen UcedaVicepresidenta de Basta YaLos pacientes expresan su apoyo a la huelga porque es "por su bien y también por el nuestro"

Llamaba la atención que en la concentración había pocos profesionales jóvenes. Los facultativos lo explicaban en tres razones: el envejecimiento de las plantillas por la falta de ofertas de empleo, la salida de las nuevas promociones hacia otras comunidades o el extranjero en busca de mejores condiciones laborales y el temor de los profesionales de menos edad que están en precario a manifestarse.

"Muchos profesionales jóvenes se han ido fuera o a la sanidad privada viendo el plan de contratos basura que había en el SAS. Andalucía forma muy bien a los [médicos] jóvenes, pero luego no les da trabajo. Yo me he sumado a la huelga para exigir una mejora de las condiciones en las que trabajamos", señalaba una facultativa que optaba por no dar su nombre.

Una médico residente de un centro de salud de la capital también prefería mantener su anonimato, pero daba su respaldo a la huelga: "En el poco tiempo llevo he visto una sanidad pública que no es la que esperaba y no estoy dispuesta a que ese sea mi futuro laboral. Por eso apoyo los paros".

Una pediatra de la capital reconocía que en su centro estaban hartos de tener que estar repartiéndose los pacientes de los compañeros de baja, vacaciones o incluso jubilados "porque no los cubren". Explicaba lo difícil que es ver en escasos minutos a un niño al que las madres tienen que desvestir y volver a vestir. "Y en invierno, como llevan más ropa es todavía peor. Queremos tiempo suficiente para atender a nuestros pacientes como realmente se merecen", añadía.

Un compañero comparaba la consulta médica con un taller: "Imagina que en cinco minutos el mecánico viera tu coche y te dijera que te lo lleves, que no tiene nada. Te irías intranquila, ¿no? Pues piensa con un hijo..."

Antonio Villalta, del centro de salud de Colmenar, admitía que su cupo era razonable; 1.200 pacientes. Pero a continuación añadía un matiz: la dispersión geográfica de la enfermos. De modo que aclaraba que cuando tenía que hacer algún aviso a domicilio siempre se excedía de su jornada laboral. "Apoyo la huelga porque si mejoramos nuestras condiciones de trabajo, mejoramos las condiciones de nuestros pacientes", acotaba.

Una facultativa del Guadalhorce se plegaba a los paros para defender sus derechos y los de sus pacientes. Aseguraba que algunos compañeros tenían cupos asignados de más de 2.000 enfermos. "Eso nos obliga a ver unos 55 pacientes diarios. Es decir, a ver pacientes como churros", añadía.

A las puertas de las consultas del centro de salud de Alameda Perchel, muchos usuarios desconocían que a las 11:00 había empezado el segundo día de huelga, pero daban su apoyo ala protesta porque coincidían en que "es por su bien y por el nuestro".

Carmen Uceda, médico de ese centro y vicepresidenta del colectivo Basta Ya, justificaba los motivos del paro: "No tenemos los recursos necesarios para hacer correctamente nuestro trabajo y es una situación prolongada en el tiempo. No nos han dejado otra opción que la huelga. No nos escuchan; no entienden nuestras necesidades y la de nuestros pacientes".

El Sindicato Médico, Basta Ya y el Colegio de Médicos denunciaron ayer la dificultad de los pediatras para secundar la huelga. Según indicaron, como estos especialistas son más reducidos en los centros de salud y los servicios mínimos muy altos, casi no pudieron sumarse a los paros. Esas organizaciones estimaron que la aplicación de los mínimos rondó en este colectivo "el 60 y hasta el 70%, lo cual impide a casi todos ellos que se pongan de huelga". El Sindicato Médico insistió en que no descartaba "acciones judiciales" ante los servicios mínimos tan altos. Fueron fijados en el 50%, aunque la Delegación de Salud recordó que fueron pactados. Ayer, segundo día de huelga, hubo nueva guerra de cifras sobre el seguimiento. Mientras el Sindicato Médico y Basta Ya cifraron el apoyo cerca del 60%, la Administración precisó que fue del 10,85% por la mañana y del 8,86% por la tarde.

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