Los selfies se han puesto de moda y si se hace con alguien famoso, miel sobre hojuelas. Para eso tienen que prestarse los protagonistas y los Reyes han demostrado que no se les caen los anillos por posar junto a cualquier grupo de personas. Es una buena estrategia de marketing porque les permite acercarse más a la ciudadanía, generar empatía y, de paso, alegran a los autores de la instantánea, que ya tienen tema de conversación durante años. Ayer volvieron a hacerlo en Málaga. Centenares de personas esperaban junto al Cervantes y los monarcas les saludaron personalmente tanto al entrar como al salir. "Vivan los Reyes" y otros gritos de apoyo, muchos de ellos a la Reina Letizia, se pudieron escuchar. Susana Díaz y Francisco de la Torre aprovecharon la coyuntura y también saludaron a todos los que se lo pidieron.

El acto de entrega de premios estaba previsto que comenzara a las 11:30. Los Reyes, tras saludar a los ciudadanos, entraron en el patio de butacas a las 11:42 ante los aplausos de los asistentes.

Empezó con mal pie. Los micrófonos no funcionaban bien y un vídeo de presentación de los premiados se paró hasta en dos ocasiones. En una de ellas salió el fondo de pantalla del ordenador que contenía el vídeo con la fotografía de un león. El chascarrillo después fue qué hubiera pasado si la fotografía hubiera sido más comprometedora. Fue una anécdota, pero en ese momento más de uno de los organizadores hubiera preferido que se lo tragara la tierra, máxime en unos premios de innovación.

El Rey agradeció la "cariñosa acogida" de Málaga y destacó que "esta tierra andaluza sabe bien armonizar el impulso hacia lo moderno y vanguardista -como ciudad de la ciencia y la innovación o como ciudad inteligente- con el culto a la tradición y el aprecio y cuidado de su historia y su patrimonio cultural".