El grupo hostelero La Moraga diseñó un ambicioso plan de expansión internacional, apoyado por la Junta de Andalucía, cuando la empresa ya estaba ahogada en deudas y tenía reclamaciones de la Seguridad Social por impagos.

En enero de 2012, el consejero y actual administrador de Andalusian Gourmet Concept (AGC), matriz del grupo, Miguel Narváez, participó en una rueda de prensa organizada por la Junta de Andalucía en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) en Madrid en la que éste aseguró que La Moraga preveía abrir entre ese año y 2013 seis restaurantes en cinco países: Frankfurt (Alemania), México DF (México), Miami (Estados Unidos), Tokyo (Japón) y Madrid y Valencia (España). Pero, como indicó Narváez en aquella fecha, el proyecto "no termina aquí" sino que querían estar "en todo el mundo". De hecho, explicó que el objetivo era abrir 20 establecimientos en Alemania y 50 en Japón entre 10 y 15 años de plazo. Por otra parte, la propia Junta de Andalucía señaló en un comunicado oficial que la cadena estudiaba aperturas en Barcelona, Nueva York, Londres, Moscú, Sao Paulo y Shanghai. En total, más de 80 locales.

Este anuncio se produjo apenas unos días después de que las delegaciones de Madrid y Málaga de la Seguridad Social publicaran seis edictos de providencias de apremio en los que exigían a AGC que abonara impagos atrasados a la Seguridad Social por un importe cercano a los 100.000 euros. Como adelantó ayer este diario, Andalusian Gourmet Concept estuvo varios años sin pagar a la Seguridad Social, a la que le debe 307.956 euros.

Narváez reconoció ayer que, al final, solo se han abierto restaurantes en Madrid, Frankfurt y Miami por la vía de franquicias junto a socios locales. "Se frustró el plan porque no funcionó el proyecto. La crisis era tremenda para todos, no salió y, además, el modelo que teníamos no era sostenible", comentó el empresario, quien aseguró que "esos restaurantes no son nuestros y no tenemos nada en propiedad porque no tenemos dinero. Los gestionamos, pero no somos propietarios". En este sentido, según Narváez, La Moraga cobraría un canon por el uso de la marca "pero tampoco nos lo están pagando".

La Moraga fue el emblema escogido por la Consejería de Turismo para llevar la cocina andaluza por todo el mundo. El cocinero Dani García era presidente de AGC y tenía varias estrellas Michelín, lo que facilitó que la Junta de Andalucía le concediera a la empresa un préstamo participativo de 600.000 euros en el año 2010 para promover la internacionalización de la compañía.

En enero de 2012, en Fitur, se firmó, aparentemente, un nuevo convenio para impulsar esa salida al exterior de La Moraga con varios de los socios locales que iban a inaugurar establecimientos. A la rueda de prensa asistieron Madjid Djamegari, que sí abrió La Moraga en Frankfurt, o Juan Vicente Sotelo, un hostelero valenciano que finalmente decidió no llevar La Moraga a esa ciudad. Narváez indicó ayer que no hubo tal convenio y que no se contemplaba dinero alguno, pues se enmarcaba en los 600.000 euros aportados en 2010 y que ya fueron anunciados oficialmente por la Junta. "Fue solo una presentación. Era algo diplomático y lo que se firmó ni siquiera era un documento legal", explicó Narváez. Para más inri, Dani García acababa de dejar la empresa en ese mes de enero de 2012 tras enfrentarse con Narváez ya que, como publicó ayer este diario, asegura que Narváez y Luis Ballesteros, el otro administrador de AGC, le deben casi medio millón de euros por la venta de las acciones y la cesión de la marca, un extremo que los afectados niegan.

Fuentes oficiales de la empresa pública Turismo Andaluz dijeron ayer que "el protocolo que se firmó no ha generado ningún expediente en Turismo andaluz y ni siquiera está el documento firmado".

"Dentro de la imagen de modernidad que Andalucía está asumiendo, Grupo La Moraga entra en un ámbito de reforma y consolidación de una compañía adaptada a su tiempo. Nuevo diseño de su imagen corporativa, optimización de sus redes sociales, tecnología en los procesos, calidad, generación de valor y riqueza en las comunidades en las que opera y, por supuesto, fomento de la ética en la gestión", dijo Narváez en aquella rueda de prensa de 2012. Mientras tanto, su empresa llevaba muchos meses sin pagar a la Seguridad Social, entre otros acreedores.