Málaga

El PSOE pide a sus cargos públicos que no usen el coche oficial en actos del partido

  • La directriz parte del secretario general, Miguel Ángel Heredia, y del secretario de Organización, Francisco Conejo

No todos lo hacen, pero hay algunos que sí, y el goteo de coches oficiales ocupados por cargos públicos del PSOE en actos del partido, como congresos o comités provinciales, o en simples reuniones en la sede de la calle Fernán Núñez, ha sido habitual en la última etapa del Partido Socialista en Málaga. Esto se quiere cortar ahora de raíz, y aunque no hay una comunicación oficial para dejar de utilizar el vehículo público como medio de transporte para asistir a reuniones que nada tienen que ver con el ámbito institucional, sí se ha hecho una sugerencia o recomendación a los políticos con responsabilidades públicas.

Lo confirman fuentes del PSOE, que explican, además, que en adelante se ahondará en esta idea. "Una cosa son las instituciones y otra cosa es el partido; hay que ser muy estricto con esto", indican las fuentes, que ven esta división como "algo obvio", aunque haya cargos públicos que no lo tengan tan claro. La directriz ha partido tanto del secretario general del PSOE de Málaga, Miguel Ángel Heredia, como del secretario provincial de Organización, Francisco Conejo.

Una de las premisas de la nueva dirección del PSOE de Málaga, surgida tras el congreso ordinario celebrado el pasado 19 de julio, es la separación entre los asuntos institucionales y los orgánicos, los que conciernen al partido. La limitación del uso del coche oficial para actos públicos estaría encaminada en este sentido.

No es la primera medida adoptada por la nueva ejecutiva provincial del partido para limar su imagen y la de sus representantes públicos. La dirección que lidera Miguel Ángel Heredia informó a principios de agosto de una propuesta para congelar los sueldos de los cargos políticos de los ayuntamientos en manos del PSOE, medida que se llevará a la próxima Comisión Ejecutiva provincial. La iniciativa se enmarca en un plan de austeridad presupuestaria y de contención del gasto corriente. El primero en recoger el guante fue el alcalde de Benalmádena, Javier Carnero.

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