Málaga

Plantean limitar a un 10% el uso de alojamiento turístico en el Centro

  • El grupo de trabajo creado para analizar el actual modelo propone impedir nuevas plazas de este tipo, ya sean hoteleras o viviendas, en las zonas "saturadas" del casco antiguo

El impacto de la vivienda turística sobre la ciudad de Málaga, y de manera predominante sobre su Centro histórico, es incuestionable. El peso de este modelo de alojamiento vacacional ha llevado al Ayuntamiento de Málaga a impulsar una mesa de trabajo, en el marco del proyecto europeo Alter Eco, para profundizar en el fenómeno y proponer medidas con las que poner coto a su crecimiento exponencial. Entre las sugerencias formalizadas por la mesa creada al efecto, en la que participan desde vecinos hasta organizaciones empresariales, destaca la apuesta por fijar un porcentaje máximo para alojamientos turísticos en el casco antiguo. En este caso, conforme al planteamiento realizado este uso no debe superar el 10% de la edificabilidad total.

Para aplicar esta sentencia, se pone sobre la mesa la necesidad de crear una nueva normativa urbanística con la que dividir el mapa geográfico en tres zonas en función de la densidad de alojamiento turístico actual. Una "primera zona saturada de no crecimiento", correspondiente a aquel espacio físico en el que el 10% de su techo edificable ya esté destinado a este tipo de alojamientos, ya sea en forma de hoteles, apartamentos o viviendas turísticas. En este escenario geográfico, el estudio, al que tuvo acceso este periódico, concluye que no deben permitirse más plazas.

Delimitan tres zonas según la densidad de alojamiento, acotando nuevos desarrollos

Una segunda franja de "crecimiento restringido", donde "no se deben establecer más plazas de alojamiento turístico excepto que estudios específicos lo aconsejen". Y finalmente una tercera zona "susceptible de crecimiento", donde pueden ubicarse nuevos alojamientos pero siempre con el límite del 10% del techo edificable como referencia a no superar.

En este contexto, se insiste en que se pongan en valor las normativas ya existentes en materia urbanística, con la aplicación "íntegra" de los artículos del Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) que restringen el hospedaje en edificios residenciales y en plantas altas. "Ello conduciría a la práctica imposibilidad de alojamiento turístico en edificios residenciales, ciñéndose su actividad a edificios destinados solo a ese uso", detalla el documento de análisis.

La contundencia de las conclusiones del informe, fruto de las reuniones que se vienen manteniendo en el marco de Alter Eco desde finales de 2016, parte de la existencia de espacios urbanos en los que se producen "niveles de masificación importantes", provocando "la ruptura del equilibrio" de usos e intensidades y "acelerando la pérdida de población". Muestra de ello es que se constata un crecimiento de alojamientos turísticos, principalmente de las viviendas, del 1.200% entre 2014 y 2017.

El documento toma como base dos dimensiones numéricas: la correspondiente al registro creado por la Junta de Andalucía en febrero de 2016 y las del principal portal de viviendas turísticas por internet, AirBnB. La primera fuente sitúa en más de 25.700 las plazas de alojamientos turísticos, la gran mayoría de hoteles y hostales (11.626), a la que le siguen 10.972 de viviendas turísticas. Sobre estas últimas, el informe apunta que una gran parte "no dispone de licencia de cambio de uso", incumpliendo por tanto el PGOU.

El salto exponencial se produce al incorporar a la estadística los alojamientos de AirBnB, cuya oferta alcanza las 20.128 plazas, de las cuales del orden de 7.000 "no se encuentran regladas" en el registro autonómico. De los alojamientos de este portal, 11.325 plazas de sitúan en el escenario del Centro, que vienen a sumarse a las 5.634 registradas por la Junta. Es decir, que el casco antiguo con central casi 17.000 plazas turísticas.

A juicio de los colectivos participantes en estas reuniones, con independencia de que sea necesario o no abordar nuevas reglas para el control de la actividad, la ciudad ya dispone de herramientas suficientes para, por medio del Plan General y el Pepri Centro, aplicar límites a la misma. Sin embargo, queda constatado que el cumplimiento de estos marcos normativos es escaso en lo relativo "al mantenimiento de la población y su potenciación, así como en el control de actividades terciarias y la revitalización de las de uso tradicional". "Hay una dicotomía entre una robusta estrategia de modelo urbano con una regulación urbanística minuciosa, y la realidad, en la que la falta de control en los procesos urbanos y de las propias normativas urbanísticas han conllevado que ahora tengamos que actuar al límite", se apostilla en el documento.

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