torremolinos Aniversario de una iniciativa solidaria

Platos hechos con generosidad

  • El comedor social Emaús de Torremolinos cumple 15 años · Unos 200 usuarios pasan cada día por sus instalaciones para conseguir alimentos

Ayudar a los demás de forma desinteresada es una labor que realizan muchas asociaciones benéficas. Pero en Torremolinos existe un colectivo muy especial, que cuenta con una larga tradición de ayuda: el conocido comedor social de la Organización No Gubernamental (ONG) Emaús Obra de Amor. Estas instalaciones acaban de cumplir sus primeros quince años de vida en plena actividad, ya que diariamente desde Emaús se atienden las necesidades alimenticias de unas 200 personas.

Uno de los fundadores de la entidad, Antonio Abril, recuerda que inicialmente el comedor nació para dar servicio a un grupo de drogodependientes, a los que luego se unió una docena de personas mayores. "Al principio hubo problemas entre los mayores y los drogodependientes, por lo que optamos por separarlos. Finalmente el comedor de drogodependientes desapareció por una serie de problemas, aunque cada día tenemos a unos 200 personas sólo en Torremolinos", explica Antonio.

Desde entonces la historia de Emaús ha pasado por distintas etapas, todas ellas teñidas de solidaridad, aunque también de altibajos. Y es que la entidad necesita fondos para mantener la pequeña plantilla que trabaja en cada uno de los comedores con los que ya cuenta, pues al de Torremolinos, que fue el pionero, se unió otro en Estepona y otros dos en la provincia de Granada.

"Tenemos un colectivo de voluntarios muy eficiente pero necesitamos un miniequipo de personal. Por ello en cada casa hay un mínimo de tres trabajadores", detalla el fundador, al tiempo que cuenta que la mayoría de los alimentos que cocinan y reparten llegan, por ejemplo, del propio Banco de Alimentos o de distintas empresas solidarias. La crisis económica también se ha dejado notar mucho en este comedor, al punto que Antonio señala que cada semana se incrementan los usuarios en 10 ó 12, lo que supuso un cambio en los perfiles. "Aquí hay personas que hace seis u ocho meses vivían bien. Ellos tenían su casa, su trabajo y su coche, por eso ahora lo pasan tan mal", afirma Antonio. Sin embargo, el fundador del comedor de Emaús espera que esta crisis "sea sólo una prueba" y que pase pronto.

La mayoría de los usuarios vienen por su propia iniciativa al comedor, aunque después deben regularizar su situación en el Ayuntamiento para que sean derivados a través de Servicios Sociales y determinar sus circunstancias. "Recordamos historias con mucho cariño, como es la de Encarnita, que tiene 94 años y a la que llamamos la niña del comedor; tenemos hasta dos usuarios que viven en un coche", dice.

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