Los treinta grados de temperatura no pararon a cientos de malagueños para ver el comienzo de la romería en el Ayuntamiento al Santuario de la Virgen de la Victoria. El abanderado, Andrés Olivares, recibió a las 11:30 de la mañana la bandera del Alcalde de Málaga Francisco de la Torre, dando así por comenzada la travesía de caballos tan característica de la ciudad. Los turistas sacaron sus móviles, atónitos ante el folclore malagueño. Los más veteranos, en este caso mujeres, lucían con orgullo su traje de flamenca. Un pequeño niño rubio con una bandolera floreada, de mil colores a sus espaldas y su fiel guitarrita acompañaba a los peregrinos.

Los caballos moteados y los burros llenos de ornamentas decoraban los carruajes. Flores, cascabeles, con coletas o luciendo melena digna de anuncio de televisión. Todos llevaban sus mejores galas. Los jinetes avanzaban con orgullo y confianza enfundados en sus botas de piel. La música de los verdiales empezó a sonar y aplaudieron con entusiasmo. Los cascos de los caballos sonaron al unísono por el Paseo del Parque.

Los verdiales y las malagueñas sonaron por las calles de Málaga durante la ruta

La travesía hacia el Santuario de la Victoria, que duró más de una hora entre pequeños descansos, continuó por Alameda Principal, pasando por Puerta del Mar, Atarazanas, Plaza de la Arriola, pasillo de Santa Isabel, Carretería, Álamos, Plaza de la Merced, Plaza de María Guerrero, calle Victoria, y finalmente, la Basílica de la Virgen de la Victoria donde espera una misa. La Banda Municipal del Ayuntamiento de Málaga levantaba el ánimo de los que habitaban la calle, que con un grito emocionado entonaban "¡Viva Málaga!" "¡Viva la Feria!".

Los feriantes, acompañados con su copa de vino blanco, lo tenían claro: "Está yendo muy bien, un poco de calor con la chaqueta", decía entre risas un chico joven que acompañaba un carro de caballos. Otra pareja, sentados en otro carro y vestidos de ocasión, no se pierden esta cita en Málaga: "Venimos de Vélez Málaga todos los años, y la verdad es que es nuestra gran cita anual", relataba la mujer: "Llevamos viniendo tres años, nos lo pasamos muy bien". Eso sí, el hombre ve algo nuevo este año: "Hay más caballos", destacó. "Con el mismo ambiente de alegría y flamenqueo", completó la mujer. Y es que, desde los más pequeños hasta los más grandes, todos se dejaron llevar, por un instante, por la magia de la Feria.