Balcón de notables · Ángel Asenjo.Arquitecto

"Sabíamos que este país era corrupto, pero no que lo era tanto"

  • El arquitecto subraya la evolución de la ciudad, aunque reclama que asuma su papel como capital de la Costa del Sol. Defiende que el puerto sea un espacio principalmente deportivo.

-Usted llegó a Málaga hace casi 40 años. ¿Cómo ha visto pasar el tiempo sobre esta ciudad?

-La evolución ha sido sorprendente. Cuando de joven decidí irme a Madrid, Málaga era una ciudad pequeña, muy provinciana. Empecé a trabajar en Madrid y me costó mucho venirme a Málaga. Me había acostumbrado a una vida más cosmopolita, más abierta. Pero quería volver. En mi compromiso social estaba el formarme y regresar a Málaga para revertir lo que pudiera de mi profesión. Que ahora Málaga sea la tercera en dotación cultural era impensable. La cultura estaba circunscrita a círculos muy limitados.

-La muerte de Pedro Aparicio nos ha permitido recordar que era una ciudad por hacer.

-Me sorprendía que en Málaga los barrios estaban sin aceras y sin calles, cosa que no sucedía en Madrid ni en sus alrededores, donde el promotor urbanizaba. La labor que hizo Pedro Aparicio fue ingente. Era algo que no se veía. Lo que pasa es que la gente lo vio. Por eso tuvo unos mandatos de gran éxito.

-¿Se valoró esa labor?

-Creo que no. Era un hombre culto, pensador. Sacrificó la espectacularidad de determinadas cuestiones que podrían haber sido muy vistosas y fue a la raíz de los problemas.

-Algunos de los proyectos que trazó siguen pendientes. Se me ocurre el Guadalmedina. ¿Qué cosas quedan por hacer en Málaga?

-Málaga ha dado el salto a ser una gran ciudad. Quedan equipamientos clave como puede ser un Auditorio. Queda interconectar mejor la costa y en la parte occidental el tren litoral es una infraestructura básica. Málaga debe recuperar la función de capital de la Costa del Sol. Y falta por hacer una coordinación general del desarrollo turístico de la costa en el orden cultural, deportivo, de ocio...

-Hace cuatro años le pregunté sobre este mismo asunto y me decía que Málaga tenía que convertirse en una ciudad moderna.

-Se ha modernizado. La modernidad es una cultura, Málaga ha avanzado mucho en ese orden pero le queda mucho. La modernidad de la ciudad es ser más culta de lo que ahora mismo es.

-Eso supone ir a la base, no basta con equipamientos.

-Tiene que nacer en las escuelas, en la universidad y en la cultura en general, que los ciudadanos la valoren como valor de intercambio, de libertad.

-La llegada del Centro Pompidou le gusta...

-Sí, que duda cabe. Es un paso muy importante desde el punto de vista de la modernidad. Le añadirá a Málaga un plus en la ubicación de las ciudades modernas, en ese mapa entrará a ser parte el Pompidou.

-Pero, ¿le gusta el continente elegido?

-Creo que es un déficit. Lo importante es que esté pero debería estar en un edificio más adecuado, expresión de una modernidad. El edificio en el que se pone desde el punto de vista arquitectónico no dice nada.

-¿Se tendría que haber apostado por otra actuación?

-Habría que planteárselo a largo plazo, porque al Pompidou, para que permanezca en la ciudad, vamos a tenerlo que mimar, como hace Bilbao con el Guggenheim. Málaga se tendrá que plantear hacer un edificio más adecuado, que dé mayor imagen y que le dé un mayor prestigio y valor a su delegación en Málaga.

-¿Es una operación perdida el diseño del Cubo?

-El que exista el espacio cultural en la esquina es el único valor que tiene. Pero se podría haber hecho mucho mejor y se podría haber estudiado la opción de crear una gran plaza en ese punto, quizás vinculada al museo o no.

-La plasmación del plan especial del Puerto, ¿ha resultado ser lo que esperaba?

-Se parece bastante a lo deseable, está razonablemente bien. Lo del muelle 2 ha sido un éxito, porque lo que planteaba el primer plan especial para los muelles 1 y 2 hubiera sido un desastre. Hasta el punto de que cuando me presenté al primer concurso me negué a estudiar el muelle 2.

-¿Qué le falta al puerto?

-Le falta la valentía de convertirse en puerto deportivo, porque como puerto de mercancías no es competitivo. Estamos entre Motril y Algeciras y el de Málaga pasa a ser un puerto más urbano, comercialmente menos competitivo y con actividades residuales. La operación puerto-ciudad debe plantearse de manera más valiente, convertirlo en gran medida en un puerto deportivo único. Abordar el muelle 4 con ambición.

-En Muelle Heredia lo que hay previsto son oficinas...

-Muy pobre.

-¿Muy pobre? Usted, junto con José Alba y Salvador Moreno Peralta...

-Presentamos una propuesta más ambiciosa.

-¿Con viviendas?

-Incluso con viviendas.

-El Pleno acaba de rechazar eso hace apenas unas semanas.

-Creo que porque estamos en un periodo preelectoral y quizás a los políticos les falta conocimiento para profundizar en esa posibilidad. Es una opción para hacer crecer el centro histórico hacia el único espacio en el puede hacerlo. Es una oportunidad única. Ese espacio no se debe estropear con un proyecto poco ambicioso. La vivienda es parte de la ciudad. Nosotros planteábamos con desarrollo terciario y residencial. Hacíamos ciudad. Es el gran proyecto que le queda al centro, no como renovación sino como nuevas posibilidades de desarrollo.

-Para usted lo del auditorio es innegociable.

-Sí, pero no creo que el sitio sea San Andrés. Es un buen sitio pero veía que había otros sitios con la idea de descentralizar la ciudad. Málaga no puede concentrar todo en el centro. Al alcalde le propuse que lo plantease frente al Palacio de Ferias, un punto de conexión muy importante de la Costa del Sol. El problema que tiene el Teatro Cervantes y el auditorio en el caso de San Andrés es la falta de accesibilidad. Hay que crear conexiones fáciles con la Costa del Sol, que es parte muy importante de esta ciudad. Su participación cultural puede enriquecer mucho a Málaga.

-¿Usted ve ya las raíces vigorosas de las que hablaba Rajoy?

-Se ha estabilizado la macroeconomía pero todavía no hay actividad económica.

-¿En qué lo nota su estudio?

-Los estudios son un buen termómetro de la situación económica. Fuimos los primeros que nos enteramos de la crisis y seremos los primeros que nos enteramos de cuándo se reinicia la actividad, porque para que la haya tiene que haber anteproyectos. La crisis la percibí en 2006 y a nivel personal no tengo constancia de que haya un repunte.

-¿Cómo afecta en el día a día?

-Ahora no hay encargos. Y tampoco hay una voluntad de tomar iniciativas. Normalmente el empresario viene al arquitecto a preguntar por suelos, por las posibilidades de desarrollo. Tengamos en cuenta que el empresariado ha desaparecido. Ninguna de las empresas que generaba la actividad inmobiliaria existe hoy día. Quedan muy pocas y se han salvado empresas medias. Tiene que surgir un nuevo empresariado. El ladrillo se ha denostado porque política y económicamente se creó una situación perversa. En una actividad normal, en la que la construcción represente el 6% o el 8% del PIB, se genera riqueza; cuando eso se lleva al 20% se destroza la economía. Y es lo que ha pasado. Se ha dilapidado todo el patrimonio empresarial.

-De estos años que son, seguramente los peores...

-Yo he vivido cuatro crisis y como ésta ninguna. Cuando acabé la carrera estuve con la crisis del petróleo, la de los 80 y 90. Ésta ha sido devastadora.

-¿Se aprenderá algo de esta crisis?

-Se han cometido muchas fechorías con la connivencia de la Administración y los bancos. Los bancos son los principales culpables y la Administración.

-Hoy (por el pasado martes) nos hemos despertado con una nueva operación contra la corrupción. ¿Hay sociedad democrática que pueda soportar esto?

-Sabíamos que este país era corrupto pero que lo era tanto no. Esto es otro lastre económico y de salud social, que va a afectar a la crisis y a superarla. Estamos en un país corrupto y eso hace que el empresario de verdad, no el especulador, tenga mucho miedo.

-¿Usted se ha encontrado con algún funcionario o político que le pida dinero por algún favor?

-Por tener algo de prestigio en la ciudad y tener vinculaciones familiares en política no se me ha planteado de manera directa y cuando se lo han planteado a clientes míos he luchado porque no hicieran caso a la petición. Y a luchar por los derechos. Cuando uno me decía que pagando a fulanito conseguíamos el permiso, le decía, 'no, te equivocas, hay que hacer bien los documentos, ir a pelearlo en la Administración'. Ese ha sido siempre mi consejo. Y hemos conseguido muchas cosas. Cuando el empresario dice no al corrupto, el corrupto no tiene valor de frenar al empresario serio. La corrupción viene porque hay mucho empresario que ante la complejidad de los documentos y los trámites ven más fácil entregar un sobre o un maletín, pensando que le acaban dando el permiso. Y se equivocan. Estamos en un mundo complejo y la actividad tiene esa complejidad, con un marco jurídico a respetar. Quien vaya por ese camino normalmente lo consigue. Me negué a jugar a ese juego en Marbella; me hizo muchas putadas pero al final se conseguía.

-¿Usted trató con Gil?

-Tuve la ocasión de estar varias veces reunido con él.

-¿Y qué tal?

-Era un personaje bastante repugnante, se le veía embustero, facineroso y todo lo que quería era provecho económico para él.

-¿Hay arquitectos de cabecera? Se dice que si uno quiere facilidades con una determinada Administración lo mejor es ir a un determinado arquitecto...

-Sí, sí. Creo que sí, que existe, porque igual que hay empresarios corruptos hay arquitectos corruptos. Arquitectos que se meten en la trama de corrupción de la Administración y son conseguidores. Normalmente no son buenos arquitectos. Desgraciadamente los hay.

-Con la llegada de la crisis el número de arquitectos que han dado el salto al extranjero ha crecido. El suyo es uno de los casos. Tiene el encargo de un campus universitario en Nigeria...

-Soy un arquitecto más localizado, más asentado en Málaga y la Costa del Sol; gracias a Dios nunca me faltó trabajo. Cuando percibí la crisis me ofrecieron la posibilidad de mirar hacia afuera. Pensé primero en Latinoamérica, hice mis pequeñas gestiones de acercamiento y luego surgió la posibilidad de trabajar en Nigeria. Se me adjudicó el concurso de la universidad y parece que las obras se van a empezar ahora, porque estamos cerca de unas elecciones generales. Pondrán la primera piedra y luego habrá que ver cuándo ponen la segunda y la tercera. Ahora mismo trabajar fuera es la única posibilidad que tenemos los estudios que queremos tener una cierta estructura.

-Hace cuatro años hablamos de dos proyectos que en aquel momento estaban en ciernes: los parques del Benítez y Arraijanal. Cuatro años después todo sigue igual.

-Y dentro de cuatro años nos volveremos a reunir y estará todo casi igual. Son dos oportunidades perdidas. Es verdad que en el caso del Benítez el alcalde ha logrado encauzarlo. Pero lo de Arraijanal es muy difícil volver atrás, era una de esas oportunidades con las que enriquecer la oferta turística de la ciudad. El grupo del PSOE se empeñó en cargarse el proyecto y lo consiguió, para hacer un parque cuya ubicación es el Benítez. Ese parque nunca se va a hacer; ahora se habla de campos de fútbol que se podrían hacer en cualquier otro lugar de la ciudad. El proyecto de la ciudad deportiva del Málaga se debe hacer, pero hacerlo ahí es un despilfarro. Es una oportunidad perdida que probablemente dentro de muchos años se vuelva a hacer, cuando los políticos absolutamente obtusos que han parado este proyecto dejen de estar.

-Usted ha sido especialmente crítico con el acercamiento del Metro al centro. ¿La solución hasta la mitad de la Alameda le parece adecuada?

-Me parece una locura y un despilfarro innecesario para cubrir 200 metros. En un lugar privilegiado de la ciudad, con un paisaje de ficus maravilloso, sobre todo si se convierte en bulevar peatonal el centro. Me parece un despilfarro que es incluso socialmente censurable. Es un proyecto fuera de lugar.

-¿Dónde dejaría el Metro?

-En la Plaza Manuel Alcántara. Allí haría un espacio intermodal. Que las dos líneas funcionen, maduren y se queden allí. Por qué no llevar la Alameda hasta este punto o hasta los Jardines de Picasso. De ese modo quedaría en el centro del siglo XXI, que es ése; Larios es el centro del siglo XIX. Es un proyecto fuera de lugar. Creo que el Este de Málaga no tiene población crítica para un Metro. Hay que mejorar el transporte público, dimensionar el paso de los autobuses, pero no para el Metro, porque será siempre una ruina. ¿Y la del Norte? A lo mejor con el tiempo, no hay necesidad de destrozar ahora la ciudad con un Metro incompatible con el tráfico rodado... Potenciemos lo que hay y hagamos una central intermodal en la Plaza Manuel Alcántara. Y ahí se acaba el Metro por ahora por muchos años en esta ciudad.

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