Marítimas

La Semana Santa y el puerto de Málaga

  • Recordamos tres historias que antes del primer desembarco de La Legión en 1930 ya relacionaban el recinto portuario malagueño con la Semana de Pasión

Buque ‘Reina Victoria’, el primero que trajo las tropas legionarias al puerto de Málaga.

Buque ‘Reina Victoria’, el primero que trajo las tropas legionarias al puerto de Málaga. / M. H.

Aunque las llegadas en barco de la Legión han vinculado muy estrechamente al mundo cofrade con los muelles malagueños, antes del primer desembarco en 1930, el puerto de Málaga ya fue testigo de algunas historias relacionadas con la Semana Santa.

Este año, al igual que ocurrió en 2020, los legionarios no desembarcarán en el puerto de Málaga. Canceladas las procesiones y todos los actos multitudinarios relacionados con la Semana Santa, este tradicional acto, paralizado desde el 18 de marzo 2019, constituye otra de las múltiples lágrimas que, bajo la pandemia del Covid-19, caerán por las mejillas de los cofrades malagueños a la espera de una Semana de Pasión en la calle en 2022.

Y así, ante esta esperanza y retomando los especiales La mar de Historias de todos los Martes Santos publicados en la página Marítimas de Málaga Hoy desde el año 2005, hoy les recordaré tres hechos del pasado que vinculan al puerto con la Semana Santa malacitana; unas historias ocurridas antes de que llegaran los desembarques legionarios.

En 1921, el año en el que se constituyó la Agrupación de Cofradías, un catastrófico suceso aconteció en los muelles malagueños. Minutos después de las 20:15 del 21 de marzo (Lunes Santo), el pailebote de tres palos Nati atracado en muelle transversal explotaba cargado de barriles de gasolina y petróleo que debían viajar a Santander.

El ‘Infante Don Jaime’ de la compañía Trasmediterránea. El ‘Infante Don Jaime’ de la compañía Trasmediterránea.

El ‘Infante Don Jaime’ de la compañía Trasmediterránea. / M. H.

Envuelto en llamas y mostrando una densa columna de humo, los trabajadores portuarios que se encontraban cerca del buque acudieron a socorrerlo, mientras las campanas de la Catedral anunciaban el accidente. Alertadas todas las autoridades locales que se personaron en el puerto, muchos de los malagueños que se encontraban en las calles del centro para ver los desfiles procesionales acudieron también para ver el incidente.

Movilizado un retén de bomberos que inició la extinción del fuego acompañado de miembros de la Guardia Civil y Cruz Roja que coordinaron la evacuación de los heridos, las grandes dimensiones del incendio requirieron un mayor número personas para combatir las llamas.

Ante esta necesidad, un considerable número de bomberos que se encontraban listos para desplazarse desde el Ayuntamiento a la iglesia de los Mártires donde debían participar en una procesión, fueron avisados. Todos ellos, vestidos con sus uniformes de gala acudiendo a combatir el peligroso incendio del Nati. Tras aquel incidente que durante unas horas paralizó la noche del Lunes Santo de 1921, unos años más tarde, unos pasajeros de barco pudieron vivir un muy significativo acto cofrade.

El 5 de abril (Domingo de Ramos) de 1925, salía por primera vez a la calle la cofradía de la Sagrada Cena Sacramental de Nuestro Señor Jesucristo. Ese mismo día a las 16:00, el buque de la Compañía Trasatlántica Española Infanta Isabel de Borbón fondeaba en la dársena de Guadiaro. Realizando su habitual escala mensual dentro de la línea de Buenos Aires, una ruta que saliendo de Barcelona paraba en los puertos de Almería, Málaga, Cádiz, Tenerife-Las Palmas, Río de Janeiro, Montevideo y Buenos Aires, los pasajeros de primera clase de este barco tenían reservada una sorpresa muy especial.

Tropas de la Legión desfilando en el puerto, en el Muelle 2, tras desembarcar. Tropas de la Legión desfilando en el puerto, en el Muelle 2, tras desembarcar.

Tropas de la Legión desfilando en el puerto, en el Muelle 2, tras desembarcar. / M. H.

Organizado días antes el evento por don José Luís Duarte, el consignatario de la Trasatlántica en Málaga, los 53 pasajeros de primera clase que navegaban en el Infanta Isabel de Borbón fueron invitados a ver el desfile de la Sagrada Cena desde varios balcones alquilados de calle Larios. Celebrada a las 18:00 una merienda a bordo en la que también participaron los pasajeros de segunda y tercera clase, cada uno de estos en sus correspondientes comedores, los viajeros de primera, acompañados por algunos oficiales del buque desembarcaron para ver la procesión.

Aquella iniciativa, la primera y una de las muy pocas que ha vinculado de una forma organizada a pasajeros de barco como la Semana Santa malagueña tuvo un curioso final. Estando establecida las 23:00 como hora límite para regresar al buque (a las doce de la noche el barco debía zarpar), los pasajeros de primera, que iban acompañados por oficiales de la Trasatlántica, no embarcaron hasta las 00:30; una circunstancia que obligó al Infanta Isabel de Borbón a salir a las dos de la mañana, la misma hora en la que según las crónicas de la época se encerró en la iglesia de la Victoria la Sagrada Cena Sacramental de Nuestro Señor Jesucristo.

En unas circunstancias muy similares a las que vivieron los pasajeros del Infanta Isabel de Borbón, un grupo de turistas españoles de barco, en 1930, fueron testigos de un hecho muy significativo para la historia cofrade malagueña. A primeras horas de la mañana del 17 de abril (Jueves Santo), el buque de la compañía Trasmediterránea Infante Don Jaime quedaba atracado en el muelle número dos. Procedente de Alicante, este barco, que visitaba por primera vez las aguas malacitanas, estaba realizando una ruta turística por los principales puertos de España.

A la izquierda, el cartel del ‘Infanta Isabel de Borbón’; a la derecha, el cartel de la Semana Santa de 1930. A la izquierda, el cartel del ‘Infanta Isabel de Borbón’; a la derecha, el cartel de la Semana Santa de 1930.

A la izquierda, el cartel del ‘Infanta Isabel de Borbón’; a la derecha, el cartel de la Semana Santa de 1930. / M. H.

A las 11:00, la totalidad de los 195 pasajeros que viajaban a su bordo desembarcaban para visitar la ciudad a pie o en coches de caballo. Una vez finalizados los paseos turísticos, los pasajeros del Infante Don Jaime fueron invitados a almorzar en un restaurante por la delegación malagueña de la Trasmediterránea. Finalizada la comida, la mayor parte de los turistas asistieron a los oficios religiosos para después, de camino al puerto, realizar en diferentes iglesias las tradicionales estaciones de penitencia del Jueves Santo.

Ya a bordo del buque, y mientras esperaban la llegada de diferentes autoridades que habían sido convocadas para una merienda, a las 17:30, los turistas del Infante Don Jaime pudieron ver cómo entraba en el puerto de Málaga el vapor Reina Victoria; el cual, procedente de Ceuta traía a las primeras tropas de la Legión que desfilarían en la Semana Santa malagueña.

Y aunque el Infante Don Jaime salió con destino a Sevilla minutos después de las ocho de la tarde y los turistas no pudieron ver ninguna procesión, aquellos pasajeros sí que presenciaron el primer desembarco legionario; un acto marítimo cofrade que desde entonces se ha celebrado en 77 ocasiones.

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