Andalucía celebra en sólo unos días su Semana Santa en medio del fervor popular. Imágenes de una gran riqueza artística se pasean por las calles junto a las cálidas luces de los cirios, el colorido de las túnicas de los nazarenos y la música de las bandas de tambores y cornetas. Sentir la emoción de la tradicional y multitudinaria madrugá de Sevilla, vivir la pasión con El Cautivo de Málaga, ir tras el paso del Cristo de los Gitanos en las colinas del Sacromonte de Granada, ser testigo de la solemnidad del Viernes Santo con el Santo Encierro en Huelva, presenciar la salida de El Abuelo desde el Camarín de Jesús, sentir la pasión y entrega de los cofrades y hermandades de Cádiz, recorrer las calles de Córdoba entre sus silencios, el canto de una saeta o el sonar de las campanillas del capataz, o ser testigos de excepción de los encuentros de las hermandades de Almería.

Las celebraciones que se desarrollan en los Pueblos Blancos de la Sierra de Cádiz son un reflejo de las raíces conservadas en la comarca durante siglos.

Durante esta fiesta religiosa, la gastronomía cobra un gran protagonismo. En el caso de la repostería está muy presente la herencia andalusí y la musulmana que queda patente en la miel, los frutos secos, las especies aromáticas y en los sabores dulces de los postres. Responde así a una cultura celosamente guardada, pese a los envites del progreso. Muestra de esta dulcería son los suculentos postres y dulces característicos de esta festividad.

Entre los distintos municipios, destaca Arcos de la Frontera, cuya Semana Santa ha sido declarada de Interés Turístico Nacional. Un drama sacro que se repite año tras año y que difiere al de otros lugares, no sólo por el singular escenario que la recoge, sino por su historia, reviviendo así siglos de trágica belleza.

Bornos, tras la dominación durante siglos de los árabes, es considerada como una de las ciudades más religiosas de los alrededores. Es de especial relevancia su importante imaginería, conservándose actualmente imágenes que dejan entrever el carácter religioso de la ciudad durante siglos. De hecho la historia constata que el primer Vía Crucis de España tuvo lugar en esta localidad.

Declarada de Interés Turístico de Andalucía, supone una manifestación popular y religiosa de gran importancia entre los vecinos no solo de la comarca de la Sierra de Cádiz, sino también de toda la provincia gaditana, sus limítrofes y de todos aquellos lugares donde viven espereños.

En Torre Alháquime, la Semana Santa se ha convertido en una de las fiestas populares más importantes del año, lo que lleva consigo la concentración de numerosas personas en el pueblo que acompañan las procesiones, no sólo los torreños habituales, sino emigrantes venidos a la festividad.

A las puertas de la primavera, Ubrique también se prepara y engalana para recibir los pasos de Semana Santa que recorren distintas zonas del municipio, procesiones que ofrecen una de las estampas más singulares. Una celebración que tiene como escenario el casco antiguo. Especialmente llamativo es el paso de las imágenes por el Peñón de la Becerra, donde los costaleros hacen honor a su buen hacer sin ni siquiera rozar los límites de esta estrecha callejuela.