Tras la salida de las diez imágenes, los cortejos se dirigieron al punto de partida del recorrido oficial que inauguraba Santa María de la Victoria unos minutos antes: la rotonda del Marqués de Larios. Allí se disponían las primeras sillas, todas a ras de suelo, para poder disfrutar de todas las procesiones.
Santa María de la Victoria culminaba su procesión en el interior de la Santa Iglesia Catedral para quedar dispuesta en el altar hecho para la ocasión en la fachada principal del templo, bajo su tradicional dosel. En ese punto, todos los cortejos forman parte de un acto que aúna música, voz y lecturas, todas relacionadas con las advocaciones y valores encarnados por la Virgen.
A pesar de la intención inicial, algunos retrasos en los horarios provocaron cortes y esperas a los cortejos, especialmente a los últimos. Zamarrilla y María Auxiliadora alternaron posiciones en Fajardo para poder acceder, sin más demora, hacia sus respectivas vías.
Uno de los puntos más importantes de la jornada se encontró en la puerta de la casa hermandad de la Esperanza, donde transitaron Soledad, Dolores del Puente, Carmen y Dolores de Expiración. Allí se dio cita un alto número de asistentes para vivir escenas irrepetibles.
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