Málaga

De la Torre y Bendodo enseñan músculo

EN el fondo, son como niños. Les gusta jugar a las guerras, pero se asustan rápido si alguien sale malparado con un simple rasguño y ya están deseando dar por zanjado lo que en realidad ha sido una demostración de poderes. El presidente de los populares, Elías Bendodo, quiere dar por terminado el episodio que alguno ha querido ver como un melón sucesorio, cuando en realidad lo que ha hecho Francisco De la Torre ha sido remangarse un poquito para enseñar músculo. Desde la flamante sede de la Avenida de Andalucía hace semanas que intentaron dejar claro quién debía tener la sartén por el mango. En la Casona del Parque, donde más de uno intenta arrimar el ascua a su sardina, aprovecharon la circunstancia de que el regidor está últimamente con la sensibilidad a flor de piel, para jalear el patio y barrer para casa. Aunque nadie debe pensar que se va a volver a las andadas de tiempos pasados.

En el entorno de Bendodo, desde donde recuerdan que no es la primera vez que el presidente y el alcalde se sientan, con buena sintonía, para hacer una lista, aseguran que De la Torre es consciente de que la renovación se va a producir, lo mismo que están convencidos de que hay gente que celebraría por todo lo alto una ruptura, o una crisis que sólo podría perjudicar las excelentes expectativas que señalan las encuestas.

Es verdad que al presidente de los populares le escoció que el alcalde señalara con el dedo a Carolina España y Manuel Díaz Guirado como poseedores del perfil adecuado para, algún día, optar a la sucesión. Aunque todo el mundo sabe que el óleo con el que ungió De la Torre a ambos tiene propiedades que facilitan una rápida combustión, y los dos ediles citados no gozan, por el momento, del nivel de popularidad adecuado para que su equipaje coja peso. Pero parece claro que la sangre no llegará al río y antes de que se enfríe el roscón de Reyes De la Torre y Bendodo estarán sentados tan ricamente tomando café o fumando la pipa de la paz, porque su relación personal dicen que no se ha deteriorado ni un ápice. Además saben que, por la cuenta que les trae, están condenados a entenderse y todo terminará felizmente con la esperada fumata blanca.

El que lo ve claro es Francisco Salado, secretario general del PP de Málaga, que ayer resaltaba que es el partido el que tiene la última palabra, aunque dando por sentado que el cabeza de lista siempre tiene mucho que decir, pero sin olvidar que el candidato lo es con todas sus consecuencias, para lo bueno y para lo malo. Salado mantiene que desde la dirección provincial se tiene una perspectiva más amplia de las cosas, gracias a la visión que facilita la lejanía. La labor de gobierno, mantiene el secretario general, impide muchas veces la posibilidad de detenerse a observar los detalles, incluso, muchas veces la existencia de la corte de aduladores, que intentan vender las cosas de forma interesada, impide valorar lo positivo o negativo de la gestión y realizar las correcciones oportunas. Desde el partido la visión es diferente, dice Salado, quien insiste que en cualquier caso, incluido el Ayuntamiento de Málaga, no habrá ningún problema porque "todos queremos lo mejor", que el PP gane las próximas elecciones.

Mientras tanto, Elías Bendodo, al que no se le puede negar que tiene un buen olfato, no parece perder su tiempo en batallas de salón y como anunció antes de las navidades ya se encuentra inmerso de lleno en la precampaña electoral. Hace pocas horas salía airoso de un examen a través de las redes sociales consciente de que es aquí, en el ciberespacio, donde hay que buscar al nuevo electorado, que ya no obtiene la información a través de la televisión convencional.

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