De la Torre mantiene abierta la opción a embovedar parte del Guadalmedina
Localiza acciones de este tipo en la parte central del trazado El no variar el modo de explotar El Limonero impedirá ocupar el cauce
Ni el informe negativo de la Junta de Andalucía respecto a la posibilidad de modificar el modelo de explotación de la presa de El Limonero cierra por completo la puerta abierta históricamente por el alcalde, Francisco de la Torre, para cubrir, aunque sea parcialmente, el río Guadalmedina a su paso por la ciudad. El regidor del PP, de hecho, apuntó ayer en esta dirección cuando analizó las posibilidades futuras del proyecto de reurbanización del cauce en su traza urbana, indicando que a pesar de los repartos autonómicos cabe la opción de realizar cubriciones en la parte central del recorrido del río, aguas abajo de La Rosaleda y antes de alcanzar la desembocadura.
Sea como fuere, la posición adoptada por la administración competente en materia hidráulica, rechazando la petición de los equipos técnicos de rebajar la cota máxima de El Limonero, obliga a rebajar la ambición de intervención e impide cualquier posible propuesta de intervención ciudadana sobre el mismo cauce, dada la necesidad de que el mismo esté libre en todo momento para ser capaz de acoger una avenida máxima de 600 metros cúbicos por segundo.
Lo que en otro momento podría haber sido un elemento objeto de confrontación, no lo es en este caso. Tanto es así que De la Torre parece asumir con normalidad lo ocurrido. "Trataremos de hacer las soluciones en esa dirección para no quedarnos estáticos en el tema del río; tenemos que avanzar y queremos hacerlo de forma conjunta con todas las administraciones, en el marco de la Fundación Ciedes y con la máxima seguridad", expuso al ser preguntado por ello, si bien insistió en que esta infraestructura "es de una seguridad total y absoluta".
A la espera de que los técnicos integrantes del equipo creado en la Gerencia de Urbanismo, que coordinación con la Fundación Ciedes, culminen la propuesta de intervención sobre el río, dibujó parcialmente posibles actuaciones. De la Torre dividió en tres segmentos el encauzamiento. La primera de las secciones, hasta llegar al estadio de La Rosaleda, se caracteriza, según dijo, por la anchura del río, lo que permitiría explotar las dos márgenes como espacios de disfrute ciudadano. "Se pueden crear una especie de paseos fluviales con jardines y arboleda siempre respetando en el centro el espacio para 600 metros cúbicos por segundo o más", señaló.
El siguiente escalón será el de mayor trascendencia urbanística, si bien ello está afectado por la menos capacidad del cauce. A pesar de ello, defendió la posibilidad de poner en marcha "soluciones mixtas de muchos tipos", caso de embovedamientos parciales. A su juicio, el objetivo en esta parte del recorrido del Guadalmedina sería sacar "el máximo partido" a las ideas del concurso de ideas convocado por la Fundación Ciedes.
Para el alcalde, la "clave" en este punto es que se pueda actuar sobre los muros laterales del río, de manera que puedan ser llevados más abajo de donde se encuentran en este momento, "para que no sean una barrera visual y así podría unirse la Avenida de la Rosaleda con la de Fátima". "Caben muchas soluciones", expuso, admitiendo, no obstante, que "también depende de cuestiones económicas".
La última de las secciones es la que se corresponde con la parte final del río, objeto desde hace varios meses de una polémica obra para eliminar los malos olores generados por la acumulación de lodos. Frente a las críticas de la oposición y a la certeza, asumida por la propia Gerencia de Urbanismo, de que la intervención ejecutada por la empresa OHL en ese punto es inferior a lo que inicialmente estaba contratado (170 metros frente a los 260 originales), el regidor restó ayer importancia a lo ocurrido y aseguró que la obra va a permitir mejorar "muchísimo" las condiciones de la zona.
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