La crisis, según los estudiantes de Económicas

Virus que afectan a una columna vertebral

El sistema financiero ha sido la columna vertebral o el pilar mediante el cual el sistema económico capitalista ha sustentado su funcionamiento. La financiación es en cualquier caso y en última instancia dicha salvaguarda que garantiza que la economía de muchos países se haya reactivado, independientemente si el origen de una crisis está en el centro del sistema. La falta de liquidez o del crédito en una economía deprime el consumo y la inversión, provocando el decrecimiento del PIB y el aumento del paro.

Cuando el virus afecta directamente a dicha columna vertebral, las consecuencias de caer enfermo son peores. En esta crisis actual, al igual que en la depresión de 1929 (el origen fue bursátil), el nivel de incertidumbre es tan alto, como la posibilidad de no crear empleo estable, ante la imposibilidad de no crecer más allá del 2% en el corto plazo.

Hay que tener en cuenta que el concepto financiero no sólo atañe a los productos que puede ofrecer una entidad financiera, sino también a la emisión de deuda pública por un gobierno, y de acciones u obligaciones por una empresa. En cualquier caso constituyen maneras distintas de financiación a la que acuden los distintos agentes económicos.

En el último decenio la liberalización de los mercados financieros y de capitales ha venido acompañada de una desregulación de los mismos. En este sentido la Reserva Federal de Estados Unidos no evitó durante la expansión inmobiliaria la salida al mercado de activos financieros de alto riesgo (hipotecas subprime), es decir, la concesión de hipotecas a familias con pocos recursos, en donde los altos tipos interés a pagar y la duración del préstamo se veía compensado por la alta disponibilidad de éste. El resultado fue la quiebra de Lehman Brothers, Fannie Mae y Freddie Mac, y el rescate con dinero público de la aseguradora AIG. Ello, como todos sabemos, ocurrió entre finales del 2007 y principios del 2008.

Con la llegada de Obama a la administración estadounidense y el contagio a Europa de la crisis, no paramos de escuchar en los medios de comunicación la palabra regulación, para evitar coyunturas difíciles como la presente. Pero hasta el día de hoy ¿Se han tomado medidas políticas oportunas que impongan mayor regulación en el sistema financiero? Lo único que se ha hecho hasta ahora es evitar la hecatombe mediante la disponibilidad de dinero público a los bancos por parte de los bancos centrales. Medida acompañada del mantenimiento de bajos tipos de interés (1%). Las presiones de Merkel, Sarkozy y Zapatero para regular los fondos de inversión libres (no sujetos a la supervisión por parte de la directiva europea) han chocado con la oposición del gobierno británico y de Estados Unidos, ya que en la City londinense se gestionan la mayor parte de estos fondos.

Por otra parte, como es obvio los problemas de los bancos se traducen en menor actividad económica al frenar el crédito al consumo y la producción. Pese a ello en nuestro país han aumentado ambos en los últimos meses, un 5% y un 14% respectivamente. No obstante lo relaciono más como un factor puramente estacional que estructural: en verano la actividad económica crece gracias al turismo.

En lo que va de año la palabra regulación ha ido perdiendo fuerza en beneficio del control de déficit público, especialmente de aquellos países de la zona euro como Grecia. Italia, España, Portugal, e Irlanda, con un alto descuadre en sus cuentas que tienen que financiarlo vía emisión de deuda pública. A estos países se les ha impuesto desde fuera un plan de ajuste presupuestario para reducir el déficit al 3% en 2013. Los líderes mundiales parecen muy preocupados ahora por evitar la quiebra de algunos de estos. Ello significaría un mayor desplome del euro y la ruina para numerosas entidades financieras, especialmente alemanas, por su alta exposición a la deuda pública de los países periféricos de la eurozona. Sin esta situación no se explicaría la decisión de Merkel de reducir el gasto público en una economía en crecimiento y con un déficit tan sólo del 3%. Ello parece algo contradictorio porque si este país no tira de carro, cuando es la economía más potente de Europa, la recesión se podrá alargar.

En esta línea la disponibilidad del Gobierno alemán en ayudar a Grecia con el coste político que suponía para Merkel, y sus presiones a los países del entorno el reducir sus déficit son más que síntomas de que a Alemania no le interesa que ningún país salga de euro, o que este ya no sea una moneda fuerte, por las razones antes mencionadas. En este sentido las políticas restrictivas en el ámbito fiscal (contención del gasto público e incremento de los impuestos) ha vencido, con la pretensión de tranquilizar a los compradores de dicha deuda pública, es decir los grandes bancos a los que el BCE les sigue prestando dinero al 1%.

Los líderes antes de la crisis no se preocuparon por que existiera una integración fiscal, al igual que la existente monetaria. La primera garantizaría una disciplina fiscal, tal y como lo ha conseguido la segunda con el control de la inflación. Esta posibilidad no esta encima de la mesa. Se prefirió además tras el Tratado de Maastricht que ingresaran en la zona euro países como Italia y Grecia que superaban el 60% de deuda pública emitida con respecto al PIB (límite impuesto por el tratado para acceder a la zona euro). Dichos países se aprovecharon del hecho de tener una moneda más fuerte para financiar gastos mediante dichas emisiones. Desde mi punto de vista, este criterio debió haber sido más estricto en su aplicación.

Dicha disciplina fiscal debe estar sustentada en el hecho de imponer un sistema impositivo común, y en ser más estricto a la hora fijar un límite a los déficit fiscales. Despúes de que los distintos gobiernos españoles no controlasen el gasto de las Comunidades Autónomas y de los ayuntamientos, va a ser por fin la UE la que imponga un límite a éste, y por consiguiente a la deuda emitida .

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