Agricultores de Málaga reciben con alivio la lluvia, pero la tachan de insuficiente

La situación del campo es mejor que la de hace un año por estas fechas, pero recuerdan que la sequía no está resuelta e insisten en que se necesita “mucha más agua”

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Vista del campo de Málaga.
Vista del campo de Málaga. / M. H.

Málaga/El campo es “muy agradecido” a la lluvia. Lo dicen así los propios agricultores, que reciben como un alivio las precipitaciones que está dejando el invierno en Málaga. La situación es mejor que la que había hace un año por estas mismas fechas, aunque es desigual según la comarca. A poca agua que caiga, la hierba crece y el verde que cubre muchas laderas aporta “alegría” al terreno; pero este paisaje no deja de ser un espejismo, porque la sequía está lejos de irse, y por tanto, el estado de los cultivos –tanto el regadío como el secano– sigue siendo muy complicado. Por ello, agricultores y ganaderos piden no lanzar las campanas al vuelo.

"El año ha empezado mejor que el pasado, pero tenemos el cambio climático encima y el agua está cayendo muy irregularmente", subrayó el secretario general de UPA Málaga, Francisco Moscoso, recordando que sin ir más lejos el pasado viernes cayeron 50 litros en Sevilla y en la comarca de Antequera fueron 10 litros. Antonio Rodríguez, secretario provincial de COAG, insiste en la misma idea y dice que "no es que la sequía haya acabado ni mucho menos, pero al menos las lluvias que han caído permiten la siembra de cereales y ha sido un alivio para los árboles, que se han fortalecido después de un verano muy duro". Por su parte, desde Asaja, el presidente de la asociación, Baldomero Bellido, consideró que en la mayoría de las zonas el campo está "igual o peor que el año pasado" y que en otras está "bastante mejor", citando al Guadalhorce donde "no se recolectó nada de cereal" e incluso "se llegó a perder olivar". "No tenemos ni mucho menos una situación de recuperación", apostilló.

En cuanto a los cultivos, desde UPA lamentan que estas lluvias ya no sirvan, por ejemplo, para salvar la cosecha del olivar. "El olivo hace el aceite entre agosto y septiembre", comenta, añadiendo que estas precipitaciones le sirven para generar una especie de "despensa" para acumular recursos hídricos de cara a la próxima temporada. "El olivo es muy duro, pero el estrés hídrico lo tiene ahí; en eso basa la fabricación de aceite, y si no tiene la humedad suficiente cuando le haga falta, los rendimientos de la aceituna serán muy bajos", explica.

Aquí, todas las organizaciones agrarias señalan la caída en el precio del aceite de oliva. Así, el presidente de Asaja explica que tras las las lluvias de noviembre se desplomó el precio y de unos 8 euros descendió a los 3 euros a principios de año; después se ha estabilizado "porque no va a haber tanta aceituna ni el rendimiento es el esperado". "Para el año siguiente hay expectativas, pero si no se normaliza la época de lluvias, que parece que no porque lo que cae no es para cambiar la tendencia, no hay garantía en el subsuelo para aguantar otra cosecha más", aseguró.

Así, según apuntó el representante de UPA, el olivar tradicional de secano necesitaría llevar, como mínimo, 300 litros de agua en estas fechas, frente a los 150 caídos en la comarca de Antequera desde el inicio del año hidrológico. “Esperemos que la primavera sea lluviosa para que el verano lo podamos soportar, porque llevamos tres o cuatro años de pluviometría muy cortos, de una media de 350 litros como mucho, aquí estamos hablando que para estar un año bueno tiene que llover 600 litros”, señala.

En este sentido, Moscoso calcula que se necesitaría “un mes de lluvia, un día sí y uno no, o dos sí y tres no; con 30 litros de agua templada y suave”. “Cuando caen 60 litros de golpe, y cae fuerte, aproximadamente un 80% de ese agua se pierde”, asegura. En la misma dirección apunta el secretario provincial de COAG, que estima que sería preciso que lloviese mínimo 100 litros cada mes hasta llegar a junio para poder hablar de mejoría; y tendría que ser "un agua caladera, no torrencial" y "generalizada en toda la provincia". "En este momento, el campo está tirando", resume Rodríguez. Todo ello, con mucha cautela, sin bajar la guardia porque, como dice, "nos hace falta muchísima agua aún".

Por su parte, desde la ejecutiva de la Asociación de Regantes de Málaga (Aprema), afirman que ahora mismo los cultivos se están manteniendo con las lluvias que están cayendo, pero que "esto no es solución". "Toda el agua que caiga del cielo es maravillosa, pero no es suficiente, lo que ha caído es muy poco", valoran. "Las reservas no han mejorado lo suficiente como para que salgamos de la sequía y estemos tranquilos", zanja.

De hecho, según la directiva de Aprema, en el regadío del Guadalhorce siguen "prácticamente igual". "Para el verano volvemos a tener incertidumbre, esperamos otra vez un verano malo y pendientes de que desde la Agencia Andaluza del Agua nos hagan una simulación", aseguran, confiando en que esta llegue en la comisión de febrero. Respecto los cítricos en el Guadalhorce, se prevé una campaña "muy mala, como la del año pasado". Desde Aprema aseguran que "los precios están otra vez de capa caída" y que, además, no hay comercialización.

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