Málaga

Un 'amigo' que se convirtió en su verdugo

  • El agresor de la mujer asesinada fue ex pareja de la víctima

A María Victoria le gustaba guisar. Sus vecinas contaban ayer que a veces hacía mermelada y la repartía entre las amigas del bloque. " A mí me bajó tres tarros hace unos días", repetía una vecina como tratando todavía de asumir lo sucedido. María Victoria O. M., de 64 años, fue presuntamente asesinada por su ex pareja el martes pasado en Gamarra. No vivían en el mismo domicilio, aunque a veces comían juntos. Esa mañana, su amigo se convirtió en su verdugo. Antonio G. C., de 78 años, la apuñaló por la espalda en plena calle y se desangró hasta morir.

Según una vecina, lo había conocido hacía algo más de un año. Ella vivía sola en un bloque de la calle Magistrado Salvador Barberá. Se había separado de su marido hacía más de cinco años y sus tres hijos -que se criaron allí- ya no vivían con ella. Una residente del edificio aseguraba que María Victoria salía con Antonio para distraerse. A veces iban juntos a un bar a almorzar. "Pero ella decía que en su casa no entraba ningún hombre", añadía.

Ayer las vecinas del bloque descubrían que la primera víctima mortal de la provincia en lo que va de año de la que hablaban los periódicos era María Victoria, la del séptimo.

"Era cariñosa, buena persona y muy querida", recordaba Trini, a la misma hora en la que los forenses le practicaban la autopsia en el Instituto de Medicina Legal. Otra de sus amigas contaba que muchas veces hacía los disfraces de los niños del bloque cuando había que vestirlos de pastores o cuando llegaba el carnaval. Porque además de guisar, sabía coser. Era ama de casa. Tenía una paga muy pequeña con la que se las apañaba para vivir.

Nadie de su entorno sabía si sufría malos tratos. El Instituto Andaluz de la Mujer ya informó el martes de que no constaban denuncias previas en este centro ni tampoco en los servicios sociales comunitarios. Antonio vivía muy cerca del lugar donde presuntamente cometió el crimen. Desde hacía más de una década tenía un piso sobre la calle Eugenio Gross. Estaba separado y vivía solo. Una trabajadora de un comercio próximo a su vivienda lo describía ayer como "muy tranquilo y educado; un poco borde, pero ni grosero ni peleón".

Pero María Victoria debía conocerle una cara que los demás ignoraban porque segundos antes de que la apuñalara ella le dijo: "Eres muy malo". Esther González, una trabajadora social que cuida a una anciana justamente enfrente de donde se produjo el crimen, escuchó la frase y el "quejido ronco" de ella ya herida de muerte. "La vi apoyándose en la pared. La sangre le salía a borbotones por la boca. Y él también cayó al suelo con el cuchillo hincado en el pecho".

El resto de la historia ya se conoce. El hijo de una vecina que estaba en ese momento en la casa de la calle Carlos Falguera en cuya acera se produjo el crimen salió al percatarse de la situación y le arrebató el arma blanca al hombre para evitar que continuara autolesionándose. "Se lo quitó y lo tiró debajo de un coche", explicó Toñi, que se encontró con los dos cuerpos en el suelo cuando volvía de la compra. Los vecinos alertaron a la Policía y corrieron en busca de toallas para contener la hemorragia. Eran las 11:20 del martes pasado. Una hora después, María Victoria ingresaba en el Hospital Carlos Haya. Pero ya no había nada que hacer. Había muerto.

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