Málaga

La cara y cruz de las promesas de De la Torre

  • A nueve meses de los comicios, el alcalde trata de culminar su carta de presentación · Tabacalera y el Thyssen, entre sus grandes caras; el bulevar del AVE y el soterramiento de Cánovas, algunas de sus cruces

Suena el toque de corneta y comienza la cuenta atrás. Nueve meses restan para la celebración de las próximas elecciones municipales, contempladas para finales de mayo de 2011, y al equipo de gobierno del PP, con el alcalde, Francisco de la Torre, a la cabeza, no le queda otra que acelerar la maquinaria para tratar de culminar algunos de los proyectos anunciados y diseñar una carta de presentación con la que convencer a los ciudadanos en la cita con las urnas.

Los ojos del dirigente municipal miran tan señalado momento, mientras sus manos maniobran en el diseño de los últimos detalles de aquellas obras que le permitirán endulzar el ascenso del que es el último peldaño de esta etapa de gobierno. El museo Thyssen, los espacios culturales de Tabacalera, la nueva sede de Urbanismo y, muy particularmente, la remodelación de la Plaza de la Merced, cuya terminación no es segura para las fechas previas a los comicios.

Son algunos de los renglones que conforman el curriculum vitae de los actuales gestores locales, en el que también cabe mencionar las dudas constantes sobre el endeudamiento del Consistorio y la determinación de congelar los tributos el próximo año (repitiendo la medida aplicada este ejercicio). Pero en toda gestión hay sombras como el bulevar sobre el soterramiento del AVE, la culminación de la operación puerto-ciudad o, hasta el momento, la adquisición de la manzana de los antiguos cines Astoria y Victoria.

La cara del menú preelectoral que De la Torre trata de culminar recae sobre aquellas intervenciones que sí verán la luz, con toda seguridad, antes de la cita electoral. Y de entre todas, el propio alcalde se ha encargado de ensalzar los dos nuevos iconos culturales de la capital: el Thyssen y los espacios de gemas y automóviles en Tabacalera. El primero de ellos, cuya inversión ronda ya los 30 millones de euros, afronta su recta final, previéndose la apertura de sus puertas en las primeras semanas de 2011. En el segundo escenario, ya es posible visitar la exposición de coches antiguos en las plantas bajas del recinto, y se está a la espera de hacer lo propio con la muestra de gemas y minerales.

Su otra apuesta electoral es la remodelación de la Plaza de la Merced. Esta obra, cuyo coste se calcula en 4,8 millones y con un plazo de ejecución de seis meses, fue presentada hace un mes por De la Torre, sin que de momento haya salido a concurso. Es decir, que con el calendario de trabajo que se maneja, existen dudas razonables de que pueda ser realidad antes de mayo.

Más envergadura económica tiene la nueva sede de Urbanismo, que pasará a ser ocupada previsiblemente antes de finales de año. Aunque esta edificación tiene un pero, su alto coste económico. Tras ser adjudicada por casi 20 millones, su presupuesto final asciende a los 34 millones. De lo que sí podrá presumir De la Torre, a pesar del continuo rifirrafe político con la Junta de Andalucía, será de nuevo Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU), documento que, si no se tuerce la situación, verá la luz tras casi cinco años de trabajos.

A todo ello hay que añadir actuaciones de menor dimensión en la regeneración del centro histórico, como la que se acometerá en el entorno del Thyssen, la mejora de la calle Cuarteles, donde el espacio destinado al vehículo privado será reducido. Pero frente a los logros conseguidos en estos cuatro años, entre los que puede añadirse la recuperación del Echegaray como teatro, y la culminación del complejo de piscinas y estadio de atletismo, no son pocas las promesas incumplidas. Un repaso a las 50 propuestas estrella con la que el alcalde concurrió a los comicios pasados, de 2007, pone de relieve cómo buena parte de las mismas han quedado en papel mojado.

Si se tratase de diseñar un ranking de incumplimientos, el mismo estaría encabezado por la que ha sido una de sus grandes obsesiones: el bulevar sobre el soterramiento del AVE. Bien es cierto que en el desarrollo de esta infraestructura no ha contado con el apoyo del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), dependiente del Ministerio de Fomento. Pero sea como fuere, el regidor incluyó esta obra en el programa con el que concurrió a las elecciones anteriores, sin que la misma vaya a ser realidad antes del fin del mandato.

Situación parecida se da con otro de los eternos proyectos de la ciudad: el soterramiento de la ronda litoral bajo la Avenida Cánovas del Castillo. Para su desarrollo, el Ayuntamiento demandó fondos europeos, que fueron denegados por la Junta. Y una obra perentoria a juicio de los propios responsables municipales se mantiene en el escenario de la ficción.

Y qué decir de las prometidas ampliaciones del Palacio de Ferias, del Centro de Arte Contemporáneo (CAC) (que iba a diseñar Rafael Moneo) y de la Casa Natal Pablo Ruiz Picasso. Ninguna de estas intervenciones ha visto la luz. Como tampoco lo ha hecho la idea de una Málaga wifi o la de postular la ciudad para la celebración de una exposición internacional vinculada a las nuevas tecnologías.

Otro de los grandes peros que pueden ponerse al regidor es el Plan Especial del Puerto, cuya solución se eterniza tras casi dos décadas. Tras defender un equipamiento cultural que vulneraba las líneas del protocolo acordado con el Puerto, al sobrepasar el Paseo de la Farola en 13 metros, fue el propio alcalde el que, alcanzado el consenso con la Autoridad Portuaria y la empresa concesionaria del proyecto comercial del muelle 1, dio marcha atrás ante la oposición ciudadana. Y hoy la determinación final sobre qué se hará en la denominada esquina de oro y cómo sigue siendo una incógnita.

El cambio de rumbo del regidor se suma a las constantes dudas que, a día de hoy, pesan sobre una de las principales operaciones de la ciudad. ¿Habrá o no supermercado en el espacio portuario? ¿Será finalmente eliminada la verja del muelle 2? Interrogantes ambos en los que no parece haber una respuesta clara y contundente por parte del Ayuntamiento.

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