Cargadores contra descargadores
La mar de historias

Málaga/En el año 1929 se creó la Federación Nacional de Entidades Obreras de los Puertos de España, una agrupación que pretendía regularizar gran parte de los trabajos relacionados con la actividad portuaria a pie de muelle. Establecida de una forma oficial en Málaga en 1931, esta institución significó entre otras muchas cosas la desaparición de los cargadores y descargadores de barcos, abriéndose el camino de lo que hoy conocemos como estibadores.
Y aunque en más de una ocasión les he reseñado historias de cargadores y descargadores malagueños, hoy, quiero contarles una singular circunstancia referida a estos trabajadores. Inmersos en las dos primeras décadas de siglo XX, aunque esto podía hacerse extensible a épocas anteriores, la comunidad portuaria malacitana que se ganaba la vida a pie de muelle, sobrevivía a diario implicada en alguno de los muchos trabajos que generaban los barcos que, con muchas y muy diferentes mercancías entraban y salían del puerto malagueño.
Y si bien los únicos trabajadores que disfrutaban de un salario continuado eran los cargadores y descargadores de barcos, estos dos colectivos mantenían una permanente disputa debido a los supuestos privilegios que unos tenían al respecto de los otros. Atendiendo a estas discrepancias, los cargadores achacaban a los descargadores que estos tenían más posibilidades de poder hacerse con mayores beneficios de las mercancías que transportaban desde los barcos a los muelles. Sin que esto fuera una norma fija y le explico esto de los beneficios, la habitualidad de estos trabajos implicaba que antes de comenzarlos se negociara una mínima parte de la carga que se iba a subir o bajar de los barcos.
Ya fuera vino, grano, cajas de alimentos o cualquier otra cosa, los capataces de estos grupos pedían quedarse con algo de los que se iban a echar a las espaldas; una petición que siempre requería una negociación. Frente a esta circunstancia, el malestar de los cargadores se hacía patente ya que las mercancías que ellos movilizadas las dejaban en los barcos, mientras que los descargadores la posicionan en los muelles, un lugar donde, si la negociación no había sido satisfactoria siempre se podía perder algo.
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