El 9 de diciembre de 2004 las viejas salas del Astoria y Victoria, protagonistas en la historia cinematográfica de Málaga capital en las décadas de los 70 y 80, echaban el cierre. Los pocos espectadores que aquella última noche acudieron para visionar Melinda y Melinda, de Woody Allen, fueron protagonistas de su adiós. Los cines debían dar paso a viviendas de lujo, según el plan de actuación de la empresa que se hizo con la propiedad del inmueble. Pero quince años después la manzana, estratégicamente localizada en el lateral este de la Plaza de la Merced, sigue a la espera de destino cierto.

Los edificios, en estado cuasi ruinoso, vuelven ahora a un primer plano en el que sus muros son mordidos por una gran máquina con mandíbulas de acero y su interior se ve vaciado de todo contenido. Ni rastro de lo que fue. La demolición de la construcción arrancó ayer tras ser desnudada de su tejado, compuesto de piezas de amianto, como paso necesario para afrontar la transformación de la manzana.

La apuesta del Ayuntamiento de Málaga, a la espera del resultado de las excavaciones arqueológicas que hay que realizar en el subsuelo, pasa por adjudicar el solar a una empresa que ejecute un equipamiento de uso mixto, con presencia clara para la cultura y la reserva necesaria de espacio hostelero para hacer viable el negocio.

La propuesta que a día de hoy tiene más visos de ir adelante, formulada por la sociedad Málaga All Space (MAS) y bautizada como Zoco Cultural, sitúa la inversión proyectada en unos 21 millones de euros. En su modelo, apuesta por un edificio que, en su planta baja, sirva a modo de ampliación de la plaza de la Merced. Pero es en subsuelo donde reside su marca principal, en forma de auditorio subterráneo con capacidad para unos 1.500 espectadores.  El desarrollo del plan, en cualquier caso, queda condicionado a la aparición o no de restos arqueológicos de suficiente entidad como para impedir la ocupación de las cotas soterradas. Antes de ir adelante con estas labores de excavación, deberá completarse el derribo y limpiado el espacio.

La envergadura de la operación que acomete la empresa Construcciones y Desmontes Ribera Navarra S.A. queda plasmada en las toneladas de residuos que generará, estimándose unas 2.340 toneladas, en especial de residuos pétreos, con 2.200 toneladas. De ellas, 1.147 se corresponden con ladrillos, azulejos y otros. La intervención será especialmente sensible debido a la existencia de amianto. En concreto, según los estudios realizados, se detectan 20,43 toneladas de placas, 8,84 de tubos y 1,35 de depósitos de amianto. Las edificaciones tienen una superficie construida de 3.432,11 metros cuadrados. A priori, todo debe estar completado en los primeros días del próximo mes de noviembre.