Málaga

“El detective que diga que nunca le han pillado miente. No somos invisibles”

  • Mujeres aseguran que sigue siendo una profesión de hombres pero apostillan que están “igual de valoradas” y cada vez son más

Un detective en una entrevista

Un detective en una entrevista

Son las grandes olvidadas de las novelas y series policíacas, pero también resuelven crímenes. Y hasta secuestros. Ellas, en palabras de la detective Nuria Medina, están “igual de valoradas” que los hombres y cada vez “son más”. En su caso, el trabajo de investigación que hizo hace unos años le sirvió para que le otorgaran una mención honorífica por un asunto que se tornó complejo desde la primera llamada que entró en su despacho. Detrás yacía el rapto de un menor y su madre protagonizado por la abuela. Se acabó esclareciendo, pero no fue baladí. “Hubo una alerta por parte de un familiar de que ocurría algo grave. La madre había dejado de tener contacto con éste y se negaba a que nadie se acercara a la casa. No había forma de verla. Fueron muchas vigilancias las que hicimos para saber qué estaba pasando”, recuerda en declaraciones a este periódico la detective, que pertenece a la agencia Grupo Investigo, una empresa con sello malagueño que opera en todo el país.

Nuria es una de las 1.200 féminas que en España se dedican a la investigación privada. Son el 30% del total, según los datos que maneja la Asociación Profesional de Detectives Privados de Andalucía (APDPA). A su juicio, la figura de la mujer se ha ido abriendo paso en una profesión tradicionalmente masculinizada y, aunque ellas siguen siendo “muchas menos”, la cifra crece cada día. “Podemos hacer el trabajo igual que los hombres. No tenemos ninguna limitación física ni mental”, remacha la investigadora, que a la vez admite lo “especialmente sacrificado” de una labor que no tiene horarios. “Nos levantamos muy temprano, pero hay encargos que tienen que hacerse una noche concreta o un fin de semana para no perder la oportunidad. Tenemos nuestras formas de conciliar”, reconoce la detective.

Ni ella ni el resto de sabuesos de su agencia se han visto implicados en un enfrentamiento directo con un investigado, más allá de los “improperios” que, recuerda, ha recibido tras un juicio una vez que ha sido identificada. La clave para evitar incidentes no es otra, atestigua, que abandonar la vigilancia cuando se percata de que el cliente al que está siguiendo “toma precauciones”, como puede ser rodear varias veces una rotonda para comprobar si alguien le sigue la pista. La detective entiende que, en tal caso, el asunto “está quemado” y es perentorio “cambiar de personal y de vehículo” para continuar con la investigación. “Corremos el riesgo de que la persona se cerciore de que la estamos controlando”, subraya.

Pese a levantar menos sospechas que los hombres porque, a priori, pocos imaginan a una mujer haciendo de detective, Nuria Medina es consciente de que “en algún momento se le puede detectar”. “Si un detective dice que nunca le han pillado creo que miente. No somos invisibles”, reconoce.

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