Málaga

La deuda de dos administraciones deja a Grupo Vera al borde del cierre

  • La emblemática constructora irá a liquidación el viernes si no paga los 3 millones de euros que ha de abonar a sus acreedores y que, a su vez, le deben Benalmádena y el Ministerio de Fomento

La sede central del Grupo Vera en la capital malagueña, ayer.

La sede central del Grupo Vera en la capital malagueña, ayer. / m. h.

El Grupo Vera, una emblemática constructora malagueña fundada hace 76 años, desaparecerá este viernes si no consigue un ingreso in extremis que le permita salvar la compañía. A finales de 2013 firmó un convenio con sus acreedores en el que se comprometía a pagar una cantidad cada año. Este viernes, 22 de septiembre, es la fecha señalada de vencimiento para devolver 3 millones de euros y, según fuentes próximas, no tiene dinero. Estas fuentes señalan que Vera contaba con el pago de una antigua deuda de un millón y medio de euros del Ayuntamiento de Benalmádena -que se judicializó y los tribunales acabaron dando la razón a la compañía- y de otra de aproximadamente dos millones de euros que corresponden al Ministerio de Fomento por la realización de una obra, ya terminada y certificada, en un tramo de la autovía en Granada. Ni el consistorio ni el Ministerio, según subrayan esas fuentes, han abonado aún ese dinero y la empresa está contra las cuerdas, pues la nueva ley concursal impide renegociaciones con los acreedores, de forma que Vera solo tiene dos opciones: o paga o va a liquidación. Este diario se puso ayer en contacto con el Ministerio de Fomento, aunque no aportó información sobre este particular. Por su parte, fuentes del Ayuntamiento de Benalmádena señalaron que en el último año han abonado 3 millones de euros a Vera por certificaciones de obra desde 2005 y que, en efecto, deben otros 1,5 millones de euros en concepto de intereses a los que aún no han podido hacer frente.

Fuentes de la empresa no han querido confirmar ni desmentir estos datos, aunque sí reconocen que están en una situación "muy complicada". Si la compañía no obtiene otra vía de financiación para conseguir ese dinero, a la espera de cobrar de esas dos instituciones públicas, el consejo de administración tendrá que presentar la solicitud de liquidación en el juzgado mercantil y cuando éste la apruebe se nombraría a un liquidador, cuya obligación sería obtener el mayor dinero posible con la venta de los activos de Vera para poder pagar al mayor número de acreedores. La constructora, que llegó a tener centenares de empleados en los años del auge inmobiliario, cuenta ahora con poco más de medio centenar que serán despedidos si se inicia el proceso para cerrar la empresa.

La empresa cuenta con algo más de medio centenar de empleadosBenalmádena ha pagado 3 millones en un año por obras desde 2005 y debe 1,5 de intereses

En septiembre de 2012, Construcciones Vera, la segunda mayor firma del sector en la provincia, comunicó al juzgado mercantil número 2 de Málaga que entraba en preconcurso porque estaba en negociaciones con los acreedores para refinanciarse. No lo consiguió y a finales de enero de 2013 tuvo que pedir el concurso de acreedores tras acumular una deuda de 76,5 millones de euros, de los cuales 25,4 millones eran con entidades financieras, 17 millones con proveedores y el resto a la Seguridad Social y Hacienda, entre otros.

La trayectoria de la empresa, sus proyectos y la carismática figura de su presidente, Francisco Vera, permitieron que la constructora saliera del concurso en un tiempo récord, pues en octubre ya tenía el apoyo del 62% de los acreedores a la propuesta inicial que presentó en enero. Esa propuesta, que acabó siendo el convenio, establecía una quita de la deuda del 45% y un pago aplazado en siete años que se empezaría a abonar seis meses después de la firma del acuerdo. La quita implicaba que los acreedores perderían 34,4 millones de euros, pero era eso o la liquidación, lo que implica ponerse a la cola para cobrar y recibir lo que haya. En el peor de los casos, cero euros.

A finales de 2013 se estaba en plena crisis, pero Vera estaba inmersa en obras importantes como el Metro de Málaga -cuya participación vendió a finales de 2015 a dos fondos de inversión- o tramos en la autovía entre Granada y Almería. En aquellos momentos, la empresa aseguraba que tenía una cartera de obras pendiente de 130 millones de euros, aunque reconocía que muchos de esos proyectos se habían frenado con la famosa reprogramación que hizo el Gobierno ante la falta de recursos.

A lo largo de estos años, la obra civil en España ha estado en punto muerto y Vera se centró en la internacionalización, realizando proyectos en Colombia, Portugal, Marruecos, Argelia o Nigeria. Tras la firma del convenio de acreedores, la compañía ha podido hacer frente a los primeros pagos anuales, pero se ha quedado sin liquidez para el vencimiento de 2017. Se da la circunstancia además de que Francisco Vera, hijo del fundador, presidente de la compañía desde 1999 y el gran impulsor de la firma, falleció el pasado 14 de junio tras sufrir una enfermedad. Solo tres meses después la empresa en la que tanto trabajó y que fue un gran referente también puede perecer.

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