El intenso tráfico de la capital no es la única causa del ruido que soportan muchos malagueños. La mala o nula calidad del aislamiento acústico de las fachadas de las viviendas hace el resto. Un estudio realizado por el Ayuntamiento de Málaga revela que sólo un 3,4% de los edificios de la ciudad están bien aislados frente al ruido externo. O lo que es lo mismo, nueve de cada diez no cumplen con los niveles mínimos que establece la ley.

Los resultados del muestreo que una empresa contratada por el área de Medio Ambiente llevó a cabo en 2006 coincidiendo con el mapa de ruido en casi un centenar de edificios de todos los distritos de la ciudad no dejan lugar a dudas. El 96,6% de las fachadas estudiadas aíslan menos de los 30 decibelios a los que obliga el Código Técnico de Edificación.

La mayoría -un 59,6% de los edificios estudiados- tiene un aislamiento acústico que sólo permite absorber entre 20 y 30 decibelios del ruido de la calle, mientras que en un 37,1% su capacidad está por debajo de los 20 decibelios.

Esto quiere decir que si la fachada de un edificio de una calle como la Avenida de Andalucía de la capital, donde se registran 75 decibelios durante el día y en torno a 70 por la noche por culpa de la intensidad del tráfico que soporta esta vía, sólo es capaz de aislar 20 decibelios dejará pasar al interior de las viviendas 55 decibelios de día y 50 en horario nocturno.

Estos datos apenas varían del estudio que el Ayuntamiento de Málaga realizó en 2000 sobre el nivel de aislamiento acústico de un centenar de fachadas de la capital. Según aquel muestreo, sólo el 4% de los edificios cumplían con el mínimo de 30 decibelios al que obliga el Código Técnico de Edificación. El resto tenía un sistema de aislamiento deficiente.

Lo más llamativo del anterior estudio es que casi un 4% de las fachadas aislaba menos de 10 decibelios, mientras que sólo un 0,4% retenía más de 40 decibelios del ruido externo.

Técnicos municipales explicaron a este periódico que las mayores deficiencias se han detectado en las zonas donde los edificios fueron construidos en las décadas de los 70 y los 80 cuando la legislación en materia de construcción no era tan exigente.

En las promociones de viviendas más recientes este problema no se da con tanta frecuencia, aunque todavía "se producen más casos de lo que sería deseable", apuntaron los técnicos. De hecho, en el estudio que se llevó a cabo se comprobó que había viviendas antiguas que disponían de un mejor aislamiento acústico que las más recientes.

Pero con la aprobación del real decreto de protección frente al ruido, aprobado por el Consejo de Ministros en octubre del año pasado y que completa al nuevo Código Técnico de Edificación, los requisitos de construcción serán mucho más restrictivos. Para empezar, el aislamiento acústico de las viviendas deberá triplicarse respecto a las exigencias actuales lo que permite la equiparación con el resto de los países comunitarios.

Con su entrada en vigor, los niveles de aislamiento de ruido aéreo (música, gritos y voces) y ruido de impacto (golpes o taconeos) exigidos entre recintos no podrán sobrepasar los 50 decibelios.

La nueva ley también establece la verificación del cumplimiento de estas medidas mediante la realización de mediciones in situ. Las exigencias afectan a todos los elementos constructivos que conforman un recinto y no sólo al elemento de separación entre los edificios como ocurría hasta ahora.

Sin embargo, a pesar de que las nuevas exigencias de aislamiento acústico entraron en vigor en noviembre, el Gobierno estableció un periodo transitorio de 12 meses en los que las constructoras podrán seguir aplicando la normativa vigente.

La nueva normativa también introduce elementos novedosos sobre materiales y técnicas de construcción para hacer edificios más libres de contaminación acústica.