Málaga

Unos 40.000 edificios vulnerables

  • Un estudio de 2006 alertaba de que los del litoral oeste y alrededor del puerto tenían más riesgo

Por su antigüedad o simplemente por un mal diseño o inadecuada ubicación, la capital malagueña cuenta con alrededor de 40.000 edificios con un riesgo alto de sufrir daños e incluso el derrumbe en el caso de que se registre un terremoto de cierta magnitud. Es decir, aproximadamente la mitad de los inmuebles de la ciudad son vulnerables ante un movimiento sísmico, ya que más allá del año de construcción es el tipo de suelo en el que estén levantados lo que determinará su suerte. Los de mayor riesgo son aquellos que se encuentran en zonas de relleno y de sedimentos recientes o de influencia costera como los alrededores del puerto, el litoral oeste y Guadalmar.

Las conclusiones del estudio sobre la Evolución del Riesgo Sísmico de Málaga, que fue realizado en 2006 por el Laboratorio del Instituto de Investigación Desarrollo y Control de Calidad de la Edificación (Lidycce), ubicado en el Parque Tecnológico de Andalucía, no pueden ser más contundentes al determinar que "las modernas edificaciones de hormigón o acero diseñadas con frecuencia olvidando los principios conceptuales que deben primar en las zonas sísmicas como ésta contienen en sí mismas el germen de su propia destrucción".

El problema está, según el estudio, en que la norma que obliga desde 2002 a aumentar la resistencia de los edificios frente a posibles fenómenos devastadores como un terremoto no se está cumpliendo en muchos casos. De ahí que no todos los edificios con más probabilidades de sufrir daños ante un seísmo en la capital son antiguos.

Muchos son recientes, incluso posteriores a la norma de construcción sismorresistente que exige que las estructuras de cualquier nueva edificación sean más resistentes para paliar al máximo los destrozos ocasionados por un posible terremoto. Máxime cuando Málaga se encuentra junto al borde de la placa tectónica situada entre el continente africano y la Península ibérica.

La razón de que no se esté cumpliendo a rajatabla con la norma sismorresistente no es económica, según el estudio, puesto que el encarecimiento que supone la aplicación de las técnicas y materiales recomendados apenas suponen un 5% más en comparación con una construcción convencional.

Pero los destrozos que se deriven de este tipo de fenómenos dependerá en gran medida del suelo donde se hayan construido los edificios.

Si están sobre roca, el riesgo de que sufran daños es bajo o muy bajo. Será moderado si se trata de un terreno arcilloso, mientras que si es un suelo de relleno o de sedimentos recientes los daños se multiplican.

Esto no significa, aclara el documento, que no se pueda construir en zonas como Guadalmar o el litoral oeste, sino que debe hacerse atendiendo a normas estrictas que tengan en cuenta la vulnerabilidad del terreno.

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