Un empleado de hotel, condenado por sustraer 145 televisores

Los aparatos estaban guardados en un almacén del establecimiento en el que trabajaba

Encarna Maldonado Málaga

07 de agosto 2013 - 01:00

El empleado de un hotel de Málaga ha sido condenado por apropiarse de 145 televisores que había depositados en el almacén del establecimiento. La Policía pudo recuperar 20 aparatos que había vendido a otro hombre, pero de los 125 restantes no ha podido encontrar el rastro. Los hechos tuvieron lugar a partir de agosto del año pasado, cuando el trabajador ahora condenado, Mario M., sustrajo los televisores de 20 pulgadas, valorados cada uno de ellos en 100 euros.

El Juzgado de lo Penal número 3 de Málaga lo condenó en enero de este año a seis meses de prisión por un delito continuado de hurto, en la que aplicó la atenuante de colaboración policial. El tribunal le impuso la misma pena a José Francisco A., por un delito de receptación (comprar artículos robados), con la atenuante de reparación del daño, porque entendió que compró al menos 20 aparatos de televisión "a sabiendas de su ilícita procedencia". Este segundo acusado interpuso un recurso de apelación ante la Audiencia de Málaga alegando que desconocía el origen. Desde su punto de vista el magistrado que lo juzgó no había interpretado correctamente las pruebas existentes en la causa. Sin embargo, la Audiencia de Málaga ha rechazado el recurso y ha confirmado la sentencia.

El tribunal argumenta que si bien en el juicio José Francisco negó conocer el origen de los televisores, en su primera declaración ante el juez, poco después de ser detenido, sí confesó haber imaginado que eran robados. El autor de la sustracción lo apoyó durante la vista oral pero cuando fue detenido declaró a la Policía que José Francisco "conocía" que los televisores "eran de procedencia ilícita". Además, el hombre regaló dos aparatos a sus hermanos, al tiempo que le indicó a la Policía que podría recuperar otros dos más que le había regalado a una clienta que, a su vez, declaró que le había regalado uno pero el segundo se lo había vendido por 50 euros.

Esta sucesión de acontecimientos son los que han provocado que tanto el tribunal que lo juzgó como el que ahora ha confirmado la sentencia hayan llegado a la conclusión de que existió "ánimo de lucro" en su comportamiento y que tuvo la voluntad de cometer el delito porque sabía que compraba material robado.

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