Málaga

Una enfermera malagueña con el corazón en Uganda

  • Una sanitaria del Clínico crea una asociación para ayudar en proyectos de cooperación en ese país

  • Por séptima vez viaja para iniciativas en las que trabaja con profesionales locales

Rocío Zamanillo tiene dos familias. La de aquí y la de allí. Aquí es Málaga, donde nació esta enfermera que trabaja en la UCI del Hospital Clínico. Allí es Uganda, donde se escapa cada vez que se lo permite su trabajo para participar en proyectos de cooperación. En octubre se ha ido por séptima vez y confiesa que su sueño es pasar allí largas temporadas.  

Rocío trabajó muchos años en la sanidad privada hasta que pudo entrar en la bolsa del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Pero de vez en cuando se pone como no disponible y no para descansar, sino para irse a ayudar a las zonas rurales de Fort Portal (Uganda). Cuando se le pregunta qué le dice la familia, la de aquí, la de sangre, sobre su participación en estos proyectos, ella contesta: “Que se me veía venir. Ellos saben que esto es lo que me gusta”, comenta. Cuenta que cuando estudiaba la carrera ya soñaba con irse de cooperante con una ONG alrededor del mundo.

Probó en 2015, con una organización humanitaria. Se fue a Uganda. “Y me gustó”, afirma. Tanto que ahora vuelve por séptima vez. Tanto, que ha creado su propia asociación: Orutambu, que en el idioma local significa avanzar.

De aquel primer viaje, Rocío se quedó con el gusanillo de la cooperación y con muchos contactos. Fue así como en febrero de 2018 creó allí la asociación que luego también registró en diciembre de ese año en España. Su objetivo es constituir una ONG, una meta para la que deben transcurrir dos años, según los requisitos legislativos.

Rocío reconoce que tiene sus debates internos entre lo que le pide la cabeza y el corazón. La primera le aconseja seguir aquí labrándose un futuro laboral ahora que ha metido cabeza en la sanidad pública. El segundo le tira a comprometerse con proyectos de cooperación.  

Allí, en Uganda, le espera su otra familia. Esa a la que no le unen lazos de sangre, sino el deseo de ayudar a los más desfavorecidos de los ya desfavorecidos. Una trabajadora social, un médico y una enfermera son allí sus familiares. “A veces me paro a pensar... y no tengo miedo. Ellos son allí mi familia. Me miman y como hago algo por ellos, me cuidan”, relata mientras prepara otra vez las maletas para un nuevo viaje.

Es enfermera. Así que el eje central de su proyecto de cooperación pasa por la salud. Junto con los profesionales locales organiza jornadas sanitarias por poblaciones rurales en las que además de educación para la salud hace controles de diabetes, hipertensión, VIH y desnutrición, entre otras cosas. “Hay jornadas sanitarias en las que vemos a unas 400 personas diarias”, explica. Ella y los miembros locales de la asociación montan hospitales de campaña allí donde pueden. Esta vez toca en las instalaciones que les cede un colegio.

La asociación trabaja en zonas rurales de difícil acceso en el área de Fort Portal

Pero como las necesidades de la población son muchas, con la ayuda de familiares, amigos y los socios de Orutambu, Rocío intenta darles respuesta. Por ello, la asociación se propone abrir un taller de costura “para que mujeres vulnerables puedan valerse por sí mismas”. Además ya ha organizado un programa de apadrinamiento para que los niños puedan seguir escolarizados y una sala de juegos en la población de Rwimi que hace las veces de una atención temprana muy básica para pequeños con discapacidad.

Rocío admite que podría ir con una organización humanitaria ya estructurada y hacer simplemente su trabajo de enfermera. Pero añade que al haber creado una asociación que aspira a convertirse en ONG, ellos pueden decidir los proyectos. “Tienes que romperte más la cabeza, pero poco a poco ves que la enfermería puede hacer muchas cosas”, agrega.

Rocío cuelga en la página web de Orutambu cada pequeño logro, que es grande para quienes lo reciben. También en la plataforma Mi grano de arena se incluyen algunos de sus proyectos. En la web, hay colgado un vídeo de un sendero que parece más un circuito de motocross que una vía comunicación entre poblaciones. La enfermera ha incluido un comentario breve, pero que lo dice todo:“Los caminos no son fáciles, pero las familias nos esperan”.

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