Málaga

Las entrañas de Málaga, a la luz

  • El socavón provocado en la calle Victoria por el hundimiento de la calzada deja al descubierta una bóveda de finales del siglo XIX construida sobre una antigua necrópolis

El hundimiento de parte de la calzada de la céntrica calle Victoria ha supuesto un grave riesgo para los cientos de vehículos que circulan por ella a diario, pero también permitirá apreciar durante unos días las entrañas más profundas de la ciudad. Esas que discurren por el subsuelo y que difícilmente pueden ser admiradas en contadas y excepcionales ocasiones como ésta. No es tanto por su valor arqueológico como por el patrimonial de un embovedado construido a finales del siglo XIX a base de sillería y bóveda de ladrillo macizo que se ha perdido.

La Empresa Municipal de aguas de Málaga (Emasa) no reconstruirá la infraestructura caída por el paso del tiempo. La rapidez con la que se tendrán que llevar a cabo los trabajos de arreglo para devolver la normalidad cuanto antes a la zona no dan margen a minuciosas actuaciones y, en su lugar, se colocarán marcos de hormigón prefabricados.

La arqueóloga Ana Arancibia considera que es "una pena" que se pierda parte de esta canalización, aunque reconoció que se trata de una infraestructura relativamente moderna que poco tiene que ver con el principal colector de aguas residuales del centro histórico, con el que engancha el que se ha hundido en la calle Victoria, y que fue construido en el siglo XVIII aprovechando el trazado del foso de la antigua muralla de la ciudad de la época medieval.

Es el que discurre desde la Plaza de la Merced y toda la calle Álamos y Carreterería hasta desembocar en el río Guadalmedina, a donde en aquel momento se vertían alas aguas residuales que se generaban dentro y fuera de la ciudad medieval. Primero, dijo la arqueóloga que además participó en la restauración que se llevó a cabo en un tramo del antiguo colector, las aguas residuales discurrían por el antiguo foso al descubierto y fue en el siglo XVIII cuando se decidió que se fuese cubriendo "mediante una obra que pagaron por tramos los propios vecinos que se iban asentando sobre la antigua muralla".

Sin embargo, a pesar de que el tramo de colector que ha quedado al descubierto en la calle Victoria tras su hundimiento no goza de un gran valor arqueológico, sí lo tiene toda la zona sobre la que fue construida. Y es que toda la superficie que actualmente ocupa el Jardín de los Monos, la Plaza de la Merced, la falda de Gibralfaro y Lagunillas era una antigua necrópolis que fue utilizada, al menos, entre los siglos IX y XIV por los árabes durante su ocupación de la ciudad. Es conocida como la necrópolis de Yabal Faruh y fue una de las de las más grandes de todo Al-Andalus.

Pero, según la jefa del servicio de Arqueología del Ayuntamiento de Málaga, Carmen Peral, apenas se ha podido indagar en ella por la ocupación urbanística que sufrió esta parte de la ciudad desde muy temprano, hasta el punto de que se cree que en la parte baja de la calle Victoria la necrópolis data de la época romana.

La confluencia en la zona de varios arroyos muy caudalosos y los problemas que ocasionaban las aguas que arrastraban hasta el centro fue precisamente el motivo por el que se decidió encauzarlas mediante canalizaciones como la que el paso del tiempo ha hecho que se pierdan para siempre en su estado original.

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