Málaga

"El peor error de occidente ha sido no comprender el islam político"

  • Esta experta de la UMA saluda la movilización social que ya ha depuesto a dos dictadores árabes, pero duda del resultado porque el mundo árabe desde la época colonial es "escenario de la apetencia internacional"

La Universidad de Málaga ya no enseña mundo árabe contemporáneo, literatura andalusí o civilización de Al-Andalus. Los estudios árabes han sido los grandes damnificados del plan Bolonia. Han quedado arrinconados y reducidos a una simple oferta académica de idioma moderno. Es decir, si dentro de 20 años algún fenómeno conmociona las sociedades árabes, no quedará nadie con sello UMA capaz de explicarlo. Mientras, María Antonia Martínez Núñez aparece como una de las figuras más claras y relevantes del panorama para analizar qué está sucediendo en estos días. Doctora en Filología Árabe y experta en pensamiento e ideología del mundo árabe contemporáneo y en epigrafía árabe de Al-Andalus en la UMA, desde hace más de 35 años sigue el pulso a unas sociedades que en el imaginario colectivo occidental son el otro.

-¿Qué está pasando en el mundo árabe?

-Pues que por primera vez el pueblo ha decidido no aguantar más la falta de democracia, el autoritarismo, la represión policial y la corrupción de unos regímenes que, aunque pudieron surgir con el apoyo popular, han perdido legitimidad con los años. El pueblo no soporta más la pérdida de libertad y la falta de expectativas, situación que se ha agravado de manera dramática con la crisis. No olvidemos que las primeras manifestaciones surgieron en Túnez por la carestía de productos básicos y que el detonante fue el licenciado universitario que se autoinmoló porque le habían quitado el carro con el que vendía verduras.

- ¿Por qué ahora y no antes?

-La verdad es que no lo puedo decir y eso que creo que estoy al tanto de lo que sucede en el mundo árabe, entre otras cosas porque es parte de mi especialidad. No conocía que hubiese ningún tipo de síntoma indicativo de que esto iba a suceder y sobre todo que iba a tener éxito porque han conseguido que Ben Ali abandone el poder y que Hosni Mubarak finalmente también cediera. Sorprende la fuerza que han mostrado los manifestantes que no responden, y eso sí quiero dejarlo muy claro, a ninguna consigna de lo que se conoce como el islam político.

-¿Los Hermanos Musulmanes egipcios no han tenido ningún protagonismo?

-No, simplemente han participado pero lo mismo que los cristianos coptos. Estas manifestaciones no tienen nada que ver con ningún movimiento islamista, ni con partidos políticos organizados. Han sido algo más popular y espontáneo que quizás tenga más que ver con este chico de Google que estuvo encarcelado, aunque tampoco un llamamiento que se hace a través de una red social como Facebook o Tuenti tiene éxito si no están las circunstancias sociales maduras. Y no ha sido fácil, no olvidemos que la represión policial y los enfrentamientos con los seguidores de Mubarak han dejado en Egipto 300 muertos.

-¿Qué se puede esperar de un movimiento de base sin un liderazgo claro?

-Todo, por lo menos en principio. Si Ben Ali y Mubarak han cedido ha sido porque veían la voluntad decidida del pueblo, no de un partido o de la oposición que es mucho más fácil descabezarla metiendo a sus líderes en la cárcel. Esto es lo que también ha hecho que consigan apoyo exterior y que realmente se les haga caso.

-EEUU y Europa han tenido que volver la espalda a aliados históricos.

-Se han visto impelidos a decir que había que actuar en el sentido que exigían esas sociedades. Francia al principio del estallido en Túnez apoyó la estabilidad y en Egipto, sin duda, la diplomacia internacional no quería que se alterara un statu quo que garantiza la permanencia y seguridad de Israel, porque el Egipto de Mubarak era el principal aliado de Estados Unidos y de Israel en el mundo árabe, y, claro, Obama no quería una ruptura total con el régimen de Mubarak.

-¿Qué papel juega el ejército?

-En Egipto, por ejemplo, es una institución sumamente valorada. El régimen de Mubarak procede de una revolución militar apoyada por el pueblo que acabó con la monarquía probritánica. Primero llegó al poder el general Naguib y en 1954 Nasser, que fue un presidente de prestigio internacional que despertó grandes expectativas internas, cierto que luego defraudadas, pero que nacionalizó el canal de Suez, lo que unido a su política activa a favor de los palestinos le valió la pérdida de relaciones con Estados Unidos en la Guerra Fría. Aunque promovió el movimiento de no alineados y el panarabismo, acabó en manos del otro bando, de la Unión Soviética. Ese mismo régimen sigue luego con Sadat que rompió con el socialismo, privatizó todos los sectores productivos, hasta que murió asesinado por militares que clandestinamente pertenecía al grupo islamista Yihad, escindido de los Hermanos Musulmanes. Y lo mismo sucedió en Túnez con Burguiba que accedió al poder con el apoyo del ejército, o con Gadafi.

-Vinculados a los movimientos de independencia.

-Tienen gran prestigio precisamente porque participaron activamente en la guerra por la independencia. El caso de Egipto es claro, pero también Argelia, donde el Frente de Liberación Nacional se convirtió luego en un partido único, hegemónico y autoritario, pero que al subir al poder tras capitalizar la cruenta guerra por la independencia contra Francia tenía un enorme prestigio.

-¿Los movimientos actuales preocuparán mucho en occidente?

-Mucho y la presión externa será decisiva. Por eso no tengo excesivas esperanzas porque por lo visto hasta ahora, Israel va a presionar con todos los medios a su alcance para que no se pongan en entredicho sus intereses. Ellos hablan siempre de seguridad.

-Que incluye los territorios colonizados.

-Es que no quieren renunciar a ningún territorio anexionado y para eso necesitan el apoyo de los países de la región para mantener una situación que desde el punto de vista del derecho internacional es absolutamente ilegal. Este es uno de los problemas de la zona y por lo que Mubarak trató de aferrarse al poder, porque Egipto es el país que ha marcado las grandes transformaciones del mundo árabe y Oriente próximo. Fue el primero en poner en marcha los movimientos nacionalistas, fue donde se configuró lo que se conoce como renacimiento cultural árabe, promovió la Liga de Estados Árabes y fue el que tuvo la primacía hasta los acuerdos de Camp Davis de Sadat, cuando Egipto pierde protagonismo y es sustituido por algo que en principio a Estados Unidos le viene muy bien pero que finalmente es un juego peligroso: Arabia Saudí, que representa un modelo totalmente diferente de entender la hegemonía política, que pone el acento en lo religioso y exporta una visión del islam predominante en el yihadismo contemporáneo.

-Hay también manifestaciones en Libia, Bahrein, Marruecos... ¿Qué se puede esperar?

-Soy pesimista. A pesar de todos los síntomas y de lo mucho conseguido con el estallido popular y a pesar de cómo se extiende a otros países es difícil que se consiga lo que piden: democratización y apertura política real, el fin de la corrupción y que los estados ejerzan un papel más redistribuidor de la riqueza.

-¿Por qué?

-Porque el mundo árabe es desde la época colonial el escenario de la apetencia. Ahora se ha establecido una especie de neocolonialismo económico en la región y es difícil que el resto del mundo con intereses en la zona permita que haya regímenes que escapen al control de esos grandes intereses. Por ejemplo, Sudán del Sur que acaba de lograr su independencia tiene el 70% de los yacimientos de petróleo de Sudán. Ya hay compañías norteamericanas, chinas y de los grandes país con una gran presencia ahí, de modo que el régimen que se instaure antes o después girará hacia esas presiones, va a ocurrir en Irak, que es un estado desmantelado que no sabemos cómo acabará, y en Egipto, donde la presión de occidente será en apoyo de Israel, aunque no olvidemos que tiene una llave geoestratégica importantísima como el canal de Suez para la evacuación de materias primas de la zona. Y en Argelia, ¿es que van a permitir que Buteflika desaparezca así como así cuando durante todos estos años de guerra civil no declarada los ingresos de las grandes compañías extranjeras en el país han sido enormes? Además, la cada vez mayor presencia de China en la región es un neocolonialismo económico como el que estableció Estados Unidos después de barrer de la región a las potencias europeas como Francia o Gran Bretaña.

-¿En qué posición está el pueblo marroquí?

-Pues para hoy domingo hay convocada una manifestación... En Marruecos, que yo sepa y como pasa en Jordania, la movilización no es contra el rey en sí, sino contra las grandes atribuciones políticas que tiene la monarquía, los gobiernos sucesivos y los apaños que hay en las elecciones, que parecen muy libres pero luego, por ejemplo, al partido Justicia y Desarrollo no le permiten que se presenten en todas circunscripciones. Se hacen apaños para que este partido islamista legal acabe cediendo a las presiones y su presencia parlamentaria y control de ayuntamientos y wilayas sea menor.

-¿Han tocado los movimientos islamistas techo?

-No. Es esperanzador que lo que ocurre en el mundo árabe ahora no esté capitalizado, liderado ni inspirado por ninguna consigna religiosa, pero, ahora bien, Estados Unidos y Europa tienen que dejar de meter en el mismo saco al islam político y al terrorismo yihadista. Hay muchísimo interés en mezclar churras con merinas.

-O sea, Erdogan en Turquía.

-Erdogan es un líder que no tiene nada que envidiarle a los líderes europeos. Su partido, Justicia y Desarrollo, de inspiración islámica moderada es el islam político y es el que está llevando las mayores reformas y democratizando Turquía sin cambiar de régimen, aboliendo la pena de muerte y reconociendo a los kurdos al menos su identidad cultural y linguística. Lo que digo es que este tipo de islamismo demuestra que es compatible con cualquier sistema de gobierno. ¿Por qué aquí se puede permitir que exista la democracia cristiana y no se va a poder admitir que haya un partido que quiera recuperar lo mejor del islam?

-¿El islam no es sharia, manos cortadas y burka?

-El actual no, evidentemente. ¿Qué manos cortadas hay en Turquía? ¿Acaso es eso lo que pide Justicia y Desarrollo en Marruecos? Todo lo contrario, precisamente Erdogan fue uno de los primeros líderes de un país mayoritariamente musulmán que pidió a Mubarak que hiciese caso al clamor popular egipcio.

-¿Es ese islam político el que puede taponar la expansión del terrorismo yihadista?

-Claro.

-¿Son homologables también los Hermanos Musulmanes?

-Sin duda. Desde luego son más fundamentalistas que el turco Justicia y Desarrollo, son más reivindicativos de la presencia del islam, pero siempre por vías pacíficas y democráticas. Y otro ejemplo, Hamas en Palestina es el islam político real, revolucionario, el que pretende alterar y hacerse con el poder pero nada tiene que ver tampoco con el terrorismo internacional de Al Qaeda.

-Sin embargo se les equipara.

-Para seguirle la corriente a la OLP y, fundamentalmente, a Israel. Fíjate, Israel llegó a a acusar a la OLP de ser su Al Qaeda, pero cuando vieron que no tenía hueco en el escenario internacional lo que hicieron fue decir que Al Qaeda era Hamas, y no es verdad. Hamas nunca ha realizado un atentado terrorista contra intereses occidentales y fuera de su propio territorio. Participó en las elecciones y las ganó porque lo que pretende es suplir las deficiencias de la Autoridad Nacional Palestina que provoca el descontento de los palestinos. Por eso ganó las elecciones por goleada, igual que pasó en Argelia con el FIS, que es un partido que se puede equiparar a Hamas.

-¿Qué supone no comprender que existe un islam político y que tiene un papel que jugar?

-Es un enorme error, el peor que ha cometido occidente tanto en el Magreb como en Oriente Próximo. Por ejemplo, cuando el FIS gana la primera vuelta de las elecciones legislativas Europa, con Francia a la cabeza, y Estados Unidos se hacen conniventes con un golpe de estado velado que pone fin a la constitución y que da lugar a una guerra civil que todavía hoy da coletazos. Declararon ilegales a unos señores que participaban en unas elecciones porque no le gustaban los resultados electorales. Es lo que ha pasado en Palestina y, evidentemente, es un gran error. Lo mejor que se podía haber hecho es permitir que se enfrenten al poder. No hay cosa que rebaje las utopías más que la praxis.

-La universidad también está en cambio. ¿Es optimista?

-Tampoco tengo muchas esperanzas porque a pesar del enorme esfuerzo todo el mundo están haciendo las autoridades académicas y todos y cada uno de los miembros de la comunidad universitaria, tanto profesores como alumnos, la reforma se está haciendo con muy poca dotación económica y eso ya es un handicap inicial. Además, creo que se está primando de manera my clara las titulaciones que, como se dice ahora, responden a la demanda social y las minoritarias están desapareciendo.

-Es el caso de los estudios árabes.

-En Málaga está clarísimo. Nos hemos quedado sin nada, solamente como idioma moderno a ofertar en todas las titulaciones y se acabó. Las demás asignaturas han desaparecido del mapa.

-¿Es un mal que afecta al conjunto de las humanidades?

-Creo que se está perdiendo ese saber universal que era el objetivo de los estudios universitarios, que constituye el acervo del conocimiento humano y que nos permite comprender a los demás y no sólo a uno mismo con nuestras propias miserias inmediatas del día a día.

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