Málaga

La estrategia del filántropo

  • José Pérez Palmis, presidente de ASIT, vértice fundamental del PTA e impulsor de numerosos proyectos de desarrollo social en La Palmilla, cumple hoy 80 años

Cuando Albert Camus escribió aquello de "basta el empeño de un inconsciente para cambiar el mundo", en realidad tan sólo estaba prolongando la vigencia de una sabiduría milenaria, impresa en el código genético humano y expresada de mil formas en las religiones monoteístas, William Shakespeare y otras luminarias. Tomada en peso una ciudad como Málaga, en especial su historia reciente, no cabe más remedio que admitir que no será el ruido político, ni una nueva remesa de promesas incumplidas, ni siquiera la superación de la dichosa crisis, lo que la convertirá en la urbe deseable y deseada que casi todo el mundo tiene en la cabeza (desengáñense: no existe, por ahora, en otra parte), sino una cualidad insustituible y proverbial: la lucidez. Y sí, tal vez baste con la lucidez de un solo hombre. Un inconsciente. Ante tal premisa, convendrán en que el número de candidatos se reduce notablemente. Pero quizá sea José Perez Palmis quien mejor responda a aquella otra sentencia del clásico: "No sabían que era imposible y lo hicieron". Sin su claridad de ideas, sin su trabajo y sin su coraje, Málaga sería mucho más inhabitable y menos merecedora del progreso, pero también menos próxima a esa Málaga deseada y posible. Hoy, Pérez Palmis cumple 80 años. Una de las circunstancias más sorprendentes de su figura es que todavía haya que reivindicarlo, que aún no esté en boca de todo el mundo, que no se hable de él en todos los bares. Pero a estas alturas conviene ir llamando a las cosas por su nombre. Y un aniversario como el de hoy constituye un motivo de sobra. Como, en el fondo, cualquier otro.

Entonces, ¿quién es José Pérez Palmis? Su biografía puede ser todo lo abultada y todo lo concisa que se quiera. Nació en Murcia en 1932. Estudió Derecho. Llegó a Málaga a mediados de los 70 como director de la delegación del Banco Exterior. Pero su perfil casaba poco con el del banquero tradicional. Fue el primer presidente del Consejo Social de la Universidad y uno de los impulsores del Parque Tecnológico de Andalucía (PTA). Junto a Felipe Romera y Luis Sanz logró que el mismo acogiera hace quince años la sede de la Asociación Internacional de Parques Científicos y Tecnológicos (IASP), una institución que reúne a 390 parques repartidos en 70 países y en los que trabajan más de 125.000 personas, con una candidatura que se impuso a las de París y Amsterdam. Su mayor dedicación, no obstante, y sobre todo desde su jubilación en 1991, se ha dirigido a la organización que él mismo creó y de la que es presidente, la Asociación para la Investigación y la Tecnología (ASIT). Esta entidad desarrolla numerosos proyectos de desarrollo en La Palmilla, barrio que Pérez Palmis ha hecho suyo hasta extremos tan urbanísticos como afectivos. Es aquí, en esta zona deprimida, donde de manera más palpable se comprueba su lucidez. La misma que otros barrios piden a gritos.

En La Palmilla, Pérez Palmis ha logrado materializar su máxima: no se trata de coser parches, sino pensar, definir la ciudad que se quiere y poner manos a la obra. En su empeño por hacer de La Palmilla un barrio del conocimiento, tomando como modelo otros milagros ocurridos en ciudades como Quebec a través de incubadoras de empresas tecnológicas y de microcréditos, Pérez Palmis ha llegado mucho más lejos que quienes creían tener la fórmula mágica; y, sobre todo, ha demostrado que la Palmilla puede (auto)definirse de otra manera. Una vez lo dijo con su sencillez socrática: "Este barrio se arreglará el día que tenga líderes. Lo que necesita es una visión de futuro". Por ser hoy más necesario que nunca, feliz cumpleaños, maestro.

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