Málaga

El fiscal antidroga de Málaga: “Cada vez entran drogas más potentes porque la gente quiere alucinar lo máximo”

  • Alerta de nuevas mezclas que causan “verdaderos estragos”

  • Asegura que la Costa del Sol se ha convertido en el paraíso de los narcos internacionales y que cada vez hay más bandas

  • Está entrando “mucha droga”, recalca 

El fiscal antidroga de Málaga durante la entrevista

El fiscal antidroga de Málaga durante la entrevista / Javier Albiñana

Ajustes de cuenta “constantes”, narcos más violentos que no tuvieron freno durante la pandemia y “mucha droga” en la provincia. Es el panorama que dibuja el fiscal antidroga, que asegura que Málaga ya es el paraíso de los capos internacionales.

Desde 2015 ejerce como fiscal responsable de la lucha contra el narcotráfico. ¿Cómo ha evolucionado este fenómeno?

–Tenemos un incremento muy importante del tráfico de drogas. Cada vez hay más organizaciones criminales asentadas en la Costa del Sol –y de más nacionalidades diferentes– que están usando la provincia como lugar de recogida o adquisición de estupefacientes para llevarlo a sus respectivos países. Ya no solo tienen sus proveedores y distribuidores de droga, sino también personal de seguridad. Se están interviniendo muchas armas de guerra. Las bandas tienen estructuras con las que ofrecen un buen producto y la garantía de la actuación en el ejercicio de su función criminal.

–Las cifras de criminalidad cayeron con el confinamiento. ¿Cómo se comportaron los traficantes?

–Los narcos no pararon durante la pandemia. Muchos de ellos aprovecharon la situación que suponía que la Policía estuviera más centrada en el control del confinamiento para tener una mayor libertad para moverse y actuar.

–Son numerosos los desembarcos de alijos en playas, con bañistas como testigos, que se están detectando

–Está entrando mucha cantidad de droga. El sistema habitual ya es una embarcación cargada. Usan motos de agua u otros métodos. A través de esta vía se produce el desembarco de la sustancia y se distribuye por diferentes puntos de la Costa para dificultar la actuación del orden público.

–¿Y esa situación está relacionada con la presión en el Estrecho?

–Pese a la cantidad de sustancia que está entrando y del movimiento que se detecta, aquí no existe protección como en muchas zonas del Campo de Gibraltar. Hay también muchos narcoembarcaderos, especialmente en la Costa oriental, porque son áreas que lindan con zonas de cultivo. Están libres de bienes inmuebles y, por tanto, de residentes. Permiten la maniobrabilidad y el movimiento de las embarcaciones. Así se facilita la ocultación.

–No parece que haya reparos con esto del negocio de la droga

–Es que la rentabilidad es tan alta que la gente se arriesga. Los veinteañeros más que nadie, incluso de menos edad. Hay mucha gente joven. En el Campo de Gibraltar, un chico de 18 años, con un deportivo de lujo, le decía a sus compañeros de instituto que para qué perdían el tiempo molestándose en estudiar. 

–¿Se están usando las criptomonedas para dar apariencia legal al narcotráfico?

–El tema de las criptomonedas, que no es algo tangible,  no afecta por provincias, sino por organizaciones. Los mismos que  usan este método para blanquear en Gibraltar lo hacen en Málaga. Su seguimiento es muy complicado.

–¿Qué estrategias se detectan para blanquear el dinero que el narco obtiene de la droga? ¿Cómo se introduce en el circuito legal?

–La adquisición de bienes inmuebles es uno de los sistemas que más usan, con abonos en efectivo y ocultando grandes cantidades económicas. También las joyas son un método muy habitual. Utilizan todo lo que tenga un valor alto y que así la proporción  entre el riesgo de su tenencia u ocultación sea baja. Si uno adquiere  un inmueble, por ejemplo a una inmobiliaria establecida legalmente, y  lo paga en efectivo, ya ha convertido en  A una cantidad de dinero en B. 

"Los narcos del hachís y de la marihuana se mezclan. Tocan todos los palos. Son muy potentes”

–¿No resulta sospechosa la ostentosa vida de los narcos?

–Llama la atención que no se cortan a la hora de alardear de su nivel de vida, como ocurre en algunos pueblos pequeños, donde todos saben a qué se dedican. Hay familias en las que que no trabaja nadie y compran, sin embargo, grandes casas y van con lujosos vehículos. Mantienen a muchas personas, pagándole la custodia de la droga, los desembarcos...alguno se cree que son incluso un poco mecenas.

–¿La colaboración ciudadana es clave para resolver casos?

–Hay mucho miedo y es normal. Si una persona da un chivatazo eso lo sabe la ciudad entera en 10 minutos y también los que lo han hecho. Esa persona ya puede buscarse un sitio donde ocultarse porque su vida no tiene ya ningún precio.

–Y de ahí las muertes violentas que se registran en plena calle

–Las tres causas fundamentales son los chivatazos, los robos de droga -o vuelcos- y la apropiación de la sustancia. Ocurre cuando alguien tiene que entregar una cantidad de droga y, en lugar de eso, la oculta o se la queda. En España, especialmente, nos creemos que somos más listos que los demás. Algunos piensan que han hecho estupendamente la ocultación de la droga y no saben que los otros mueven las piedras para encontrarla y, si lo consiguen, ya sabes...

–¿Se han recrudecido los enfrentamientos entre ellos?

Ajustes de cuenta hay constantemente. La inmensa mayoría de esos crímenes repentinos y solidarios son por narcotráfico. 

–En la última entrevista con este periódico advertía que, si no se ponían medios en investigación, la violencia iría a más

–Ha habido una mejora en la investigación policial, en el sentido de que se creó el Organismo de Coordinación del Narcotráfico (OCON Sur), que ha permitido que haya un incremento en las operaciones. Ahora el  problema lo tenemos en la Justicia, donde los medios no han aumentado en paralelo a los medios policiales. 

"Los veinteañeros e incluso de menor edad son los que más se arriesgan en el narcotráfico”

–Las mafias del Este están cobrando cada vez más protagonismo en la Costa del Sol

–Suecia ya lleva tiempo con organizaciones. Tenemos procedimientos contra personas de allí por droga que entra. Hay también muchas operaciones de tráfico de cocaína que se realiza a través de España para hacer llegar la sustancia a Suecia. Deben de pensar que los controles de aquí no son tan fuertes como los suyos.  Narcos de países del Este, de la zona de los Balcanes...se vienen aquí. Empiezan como empleados y acaban montando sus organizaciones. Otros vienen enviados y suelen ser bastante violentos y sin escrúpulos.

–¿Se ha convertido la Costa del Sol en el paraíso de los narcos internacionales?

–Efectivamente. Aquí tienen sus bases. Mandan a sus empleados o jefes o gerentes desde sus respectivos países y se encargan de formar en provincias aledañas su equipo para adquirir las sustancias, sobre todo las que vienen de África. También entra mucha droga desde el puerto de Algeciras, sobre todo dura, cocaína básicamente.

"No se asume que la droga es una sustancia mortal o que puede convertir a alguien en un muerto en vida”

–¿El narco ha puesto ahora su punto de mira en La Axarquía?

–Es la zona agrícola más potente que tiene la Costa del Sol porque la parte de interior es producción de secano. Encontramos muchos invernaderos, que es donde mejor se pueden montar las infraestructuras para las plantaciones de marihuana. Se están interviniendo muchas de éstas en zonas de Almayate. De momento, no se planta otro tipo de droga.

–¿Guardan relación las organizaciones dedicadas al tráfico de hachís y de la cocaína?

–Muchas de estas organizaciones tocan todos los palos. Dependen de sus clientes. Si uno pide hachís se lo llevan, pero si necesitan que les entre un contenedor con cocaína también la mueven. Son grupos extranjeros muy potentes y pueden dedicarse a cualquier droga.

–Se habla de que hay un exceso de cocaína en los países productores por la pandemia

–Marruecos es uno de los sitios por donde ahora está empezando a entrar. Los barcos llegan a África intentando pasar por el Estrecho. Estamos en manos de la intuición y de la buena labor que puedan realizar las fuerzas de orden público y de Vigilancia Aduanera, que también hace un trabajo importante en los puertos.

–La Policía viene detectando que las bandas del narco, cada vez más creativos, ya se han profesionalizado

–Van más allá de una organización dirigida a mover droga dura y enviarla desde aquí. Hace años llegó un contenedor de gambas, que eran de cocaína. Recientemente hemos celebrado un juicio a una banda a la que se le incautó plátanos rellenos también de esta sustancia. Las transformaciones que se hacen son brutales. Ellos tienen muy buenos laboratorios. Al mismo producto se le añaden los aditivos necesarios para conseguir esa droga original y ponerla en venta.

–El narcotráfico, más allá de esta vertiente policial, fiscal y judicial, tiene otra que es la social, con un fuerte impacto

–Obviamente. Todos sabemos las secuelas que hay en la familia de un drogadicto y también para la sociedad como agente o sujeto activo de delitos contra las propiedades ajenas, a fin de obtener medios para seguir consumiendo sustancias.

"Ajustes hay constantemente. Ya tienen personal de seguridad y se hallan armas de guerra”

–¿El negocio pasa de padres a hijos? 

–En el caso de los grandes clanes de la droga sí, pero no es lo normal. Eso ocurre más en el Campo de Gibraltar. Aquí, sobre todo, son amigos. Lo que más destaca es la presencia de clanes extranjeros que actúan de forma conjunta.

–¿Qué está ocurriendo entre los jóvenes? ¿Han aumentado las muertes por sobredosis? 

–Antes era más habitual porque había mucho consumo de heroína, que al ser inyectada podía llevar consigo muchas infecciones. Ahora ocurre que están entrando drogas cada vez más potentes. Se hacen adulteraciones y mezclas porque la gente está más dispuesta a alucinar lo máximo. El que la vende quiere hacer negocio y el que la toma piensa que va a tener el mayor placer del mundo. Eso es igual a sobredosis. No se asume que la droga es una sustancia mortal –y por eso se lucha contra ella– o que puede convertir a alguien en un muerto en vida al hacerle perder su capacidad de razonar, como está ocurriendo con el hachís o la marihuana. Algunas combinaciones están causando verdaderos estragos.

–También parece estar de moda el gas de la risa

 –El problema es que no está fiscalizado. Hoy por hoy, el óxido nitroso no está en la lista de los estupefacientes. Se persigue porque es una sustancia que puede causar daños a la salud, pero como puede ocurrir con algunas sustancias alimenticias. 

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