Discapacidad

Las fotos del verano

  • Son pocos los empresarios que aún no se han dado cuenta de que incorporando medidas de accesibilidad, mejoran su imagen y su cuenta de resultados por disponer de más público

AL menos eso me gusta creer, y no soy iluso por considerar que la justicia divina va a caer sobre nuestros hombros el día menos pensado, sino, y por más que la realidad no ratifica mis pensamientos, el día a día va colocando las cosas en su sitio, como en un extraño puzzle donde como por arte de magia vamos encontrando la pieza que continua a la anterior.

Tras muchos años de luchar por la accesibilidad desde los colectivos de personas con discapacidad, como un derecho aún no para todos, son algunos ya, los que se unen a esta reivindicación sin ser usuarios directos de la misma, al menos saben y conocen que son potenciales beneficiarios de cualquier medida que en esta línea se acometa, pero hoy por hoy luchan y pelean por estas mejoras con una visión totalmente diferenciada de nosotros, los usuarios directos de las medidas.

Es quizás la educación la palabra clave para entenderlo todo y ni siquiera por tener discapacidad se tiene más razón en estos temas. Pero es cierto que el conocimiento de las circunstancias predispone de gran forma a las personas.

En definitiva, el conocimiento no es más que el estudio de alguna materia, ya sea por algún método didáctico o simplemente por el aprendizaje basado en la experiencia. No hace muchos días, paseando por el centro me crucé con varios turistas no españoles que con la cámara en mano se reían frente a un establecimiento de nuestra ciudad.

Observé como fotografiaban una rampa portátil que daba acceso al mismo ocupando prácticamente toda la acera. Eso sí, el elemento que garantiza la accesibilidad era un tanto peculiar.

Se componía de tres tramos independientes que se unían sin ninguna sujeción conformando la citada ayuda técnica. Al final de la misma por su parte más alta, y quizás para delimitar su fin habían colocado un pivote de tráfico (esos naranjas que vemos en la carretera).

En ese momento me di cuenta cómo de ridículo es para ellos que un comercio impida el acceso de cualquier persona a su interior, y aunque incorporar elementos portátiles es una medida aceptable, al menos de forma temporal, muchas veces no cumple las condiciones mínimas para quien abona como el resto de usuarios las tasas correspondientes para hacer uso de la instalación.

Y esta reflexión no es la eterna llorera de que las cosas de fuera siempre son mejores, sencillamente porque no es así, pero si es cierto que a veces pecamos en las cosas más simples.

Son pocos ya los empresarios que aún no se han dado cuenta de que incorporando estas medidas de accesibilidad aumentan no sólo la imagen de calidad de su establecimiento, sino que además de eso, también mejoran su cuenta de resultados por disponer posiblemente de más público.

A veces ninguneamos las situaciones, incorporando elementos eventuales que salvan alguna situación vergonzosa del pasado, y no nos damos cuenta de la imagen real que ofrecemos con semejantes actuaciones.

Es probable, que quien con sorna fotografiaba esta rampa, la enseñe en su país con el resto de recuerdos inmortalizados con su cámara. Sería una pena, que alguien que no nos conoce, pensara que todos somos así.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios