No hacer las tareas domésticas como él consideraba debido. Este es el argumento que ofreció un británico de 41 años que fue detenido ayer por echar a su esposa de casa en plena madrugada en presencia de los hijos de la pareja. La víctima declaró que su marido llevaba al menos dos años maltratándola y que antes del último incidente la había zarandeado y pillado una mano con la puerta de la casa. Un suceso que se produjo horas después de que centenares de personas se manifestasen por toda la provincia por el Día Internacional contra la Violencia de Género.

Los hechos ocurrieron en la barriada de Carlinda la madrugada de ayer. La Policía Nacional tuvo conocimiento de que a altas horas de la madrugada de ayer había en la calle una mujer bajo un fuerte shock nervioso y llorando.

Una patrulla del citado Cuerpo de Seguridad se desplazó hasta el lugar y halló a la presunta víctima, española y de 39 años, quien aseguró que su esposo estaba "muy violento" y que no la dejaba regresar a casa después de haberla expulsado minutos antes, explicaron fuentes policiales.

Los agentes fueron hasta el domicilio y trataron de entrevistarse con el individuo, quien se negó a abrir la puerta aduciendo que era un asunto que únicamente afectaba a él y a su esposa.

Después de unos minutos, los policías consiguieron que depusiera su actitud y le detuvieron acusado de un delito de violencia en el ámbito doméstico. El arrestado, sin antecedentes, fue conducido a dependencias policiales para proseguir con las diligencias. Estaba previsto que ayer pasase a disposición judicial.

Las citadas fuentes señalaron que la víctima relató que su esposo la había echado de la casa reprochándole que no realizaba adecuadamente las tareas del hogar y que, a su entender, no atendía como debiera a los hijos de ambos, quienes presenciaron toda la escena.

Ésta manifestó que su marido se puso muy violento, que la zarandeó y que la expulsó de la vivienda. Además, aseguró que le pilló una mano con la puerta cuando trató de entrar y que no le dejó coger su teléfono móvil para que no pudiese contactar con nadie. La mujer declaró que desde hacía al menos dos años sufría malos tratos físicos y psíquicos -insultos y vejaciones- pero que nunca los había denunciado.