El resultado de los análisis, afortunadamente, han descartado que el paciente que ingresó la madrugada del sábado al domingo en el Hospital Regional de la capital fuera portador del virus del ébola. Así las pruebas realizadas por el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III determinaron que se trataba de un brote de paludismo o malaria, enfermedad que ya había padecido el sujeto hacía unos meses. El paciente, un agente comercial vecino del municipio de Fuente de Piedra, que había viajado recientemente a Nigeria, de donde era originario, presentaba fiebres altas, lo que unido a su estancia en uno de los países que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera de riesgo para esta enfermedad, hizo que se activara el protocolo ante un posible caso de ébola, primero en el Hospital de Antequera, a donde se dirigió en un primer momento; y luego en el Hospital Regional de Málaga, a donde fue derivado. Tras la confirmación de que el paciente no tenía ébola se levantaron las medidas de aislamiento, según comunicaron fuentes hospitalarias, que también incidieron en que continúa ingresado a la espera de que le sea suministrado un tratamiento antipalúdico que había sido prescrito por los facultativos del centro.

Sin embargo, los sindicatos del personal sanitario vieron fallos por todos lados, tanto en la cadena de traslado como de seguridad dentro del centro hospitalario que, a su juicio podrían haber causado un contagio si se hubiese tratado de la enfermedad vírica. Por eso Satse, el sindicato de enfermería, y mayoritario en el centro hospitalario, presentó ayer por la mañana una denuncia ante la Inspección de Trabajo para que evalúe y determine hasta qué punto el Servicio Andaluz de Salud (SAS) y la gerencia del Hospital Regional adoptaron las decisiones y medidas correctas de acuerdo con la ley de protección y seguridad del trabajador. Es más, incluso José María de la Rosa, el delegado sindical de Satse, destacó la inexistencia de un procedimiento escrito que explique las actuaciones que debe tomar el personal en caso de una sospecha de ébola. "El último que tenemos es de 2009, de la gripe aviar, pero cada patología, en función de su virulencia, debe tener unas pautas específicas. Además, este virus tiene el grado máximo de peligrosidad, y el SAS y el Hospital no han tomado ni en todo agosto las medidas adecuadas", precisó De la Rosa. Asimismo, criticó que la gerencia no hubiese reunido todavía a los sindicatos para dar explicaciones de lo ocurrido, algo que sí había hecho, destacó, el Hospital de Antequera.

"Es que no ha habido un protocolo, iban haciendo lo que les parecía", sentenció Juan Antonio Torres, representante de CCOO en este centro hospitalario, quien responsabilizó a la gerencia del mismo, pero también, y particularmente, a la subdirección de enfermería de lo ocurrido. "Se ha tratado como si fuera una gripe", relató Torres, "el enfermo no entró por donde debía, ya que tenía que haber ingresado directamente al pabellón A y entró por urgencias".

Por su parte, Vicente Sandoval, el delegado de Prevención en Riesgos Laborales de UGT en el recinto, criticó la tardanza en la creación de un protocolo específico para ébola, el cual debería haber quedado listo a mediados de agosto, según la OMS. Y criticó que el enfermo no estuviera aislado ni durante el traslado ni ya dentro del recinto sanitario, a donde llegó con sus propios medios, acompañado de su mujer y sus hijos, "cuando la sospecha de una persona sospechosa de ser portadora del virus de ébola se exige un tipo de ambulancia concreta que impida toda comunicación física con éste".

Además, están de acuerdo los sindicatos en la falta de formación dada para estos casos al personal sanitario por parte del hospital. Y también en la ausencia de información que han tenido sobre lo sucedido con médicos, enfermeros, componentes del servicio de limpieza y demás trabajadores de centro hospitalario, que pudiera haber tenido contacto con el enfermo.

Por otra parte, también comunicaron que mañana se reunirá el Comité de Seguridad y Salud, donde esperan recibir las explicaciones oportunas y proponer correcciones en la actuación.