Crear una empresa y no depender de un empleo por cuenta ajena sigue estando de moda, por gusto o por necesidad, y Málaga es la tercera provincia española con mayor dinamismo tras Madrid y Barcelona. En este contexto, los emprendedores varones apuestan mayoritariamente por la hostelería y las asesorías, y las mujeres por el comercio, manteniendo así, para bien o para mal, un modelo productivo local basado principalmente en el sector servicios.

La Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE Málaga) y el Instituto Municipal para la Formación y el Empleo (IMFE), dependiente del Ayuntamiento de Málaga, reciben cada año a centenares de personas que solicitan información para abrir una empresa. Hacen una selección y realizan una encuesta semestral cuyos resultados publican en el denominado Termómetro del Emprendedor, en el que definen el perfil de los emprendedores tomando como referencia sus consultas.

El presidente de AJE Málaga, Enrique de Hoyos, y la concejala de Reactivación Económica del Ayuntamiento de Málaga, María del Mar Martín Rojo, presentaron ayer el último Termómetro del Emprendedor referente al primer semestre de 2016. La radiografía del emprendedor malagueño varía en función del sexo, aunque también hay muchos elementos comunes. En el caso de los varones, la edad media de la persona que se acerca a estos organismos es de 37,2 años -casi dos años más que en 2012- y pide asesoramiento especializado para abrir, principalmente, negocios relacionados con la hostelería y la asesoría. Le siguen el comercio, el transporte, el marketing, el ocio y la informática, mientras que, curiosamente, uno de los sectores tradicionales como es el de la construcción queda relegado al octavo puesto en las preferencias de los hombres, el turismo al noveno y la agricultura al undécimo.

En el caso de las mujeres, la edad media es de 33,8 años -la misma que en el Termómetro publicado en el primer semestre de 2012- y sus preferencias empresariales por sectores son el comercio, los centros de belleza y estética, la hostelería, la asesoría, el marketing, la formación, el turismo o los servicios sanitarios.

La mayoría de los emprendedores quieren recibir información general y van en una fase muy embrionaria, cuando la decisión definitiva aún no está tomada. De hecho, el primer problema que manifiestan las personas que quieren convertirse en empresarios es que no saben por donde empezar, al tener bastante desconocimiento sobre los trámites burocráticos o fiscales. Una vez se conocen los pasos, toca buscar el dinero y la falta de financiación es otro de los asuntos que más preocupan a los emprendedores. Lo importante es tener la idea clara, hacer un plan de negocio viable y creíble y, si se consigue, hay múltiples vías de financiación, desde la tradicional bancaria hasta los business angels pasando por fórmulas como el crowdfunding.

Hay dos elementos comunes entre hombres y mujeres emprendedores. El primero es que la mayoría tiene estudios universitarios, sobre todo licenciaturas, y el segundo es que están en el paro, por lo que apuestan por una empresa para crear su propio negocio y no tener que depender de ninguna llamada de una compañía.