Falta de personal, programas informáticos "antiquísimos", carencias técnicas de relevancia... Esta es la realidad que han dibujado los tres únicos inspectores de los que dispone la Gerencia de Urbanismo para informar sobre los miles de expedientes que anualmente se abren en la ciudad por comisión de infracciones urbanísticas. 

Las explicaciones dadas por los técnicos municipales llamados a la primera de las sesiones de la comisión que investiga la gestión de la Gerencia de Urbanismo entre los años 2006 y 2016 ponen en cuestión la labor del ente municipal en lo que al departamento de Disciplina se refiere, si bien han sido claros al negar la existencia de ingerencias políticas. 

Si bien uno de los inspectores ha hablado de que la caducidad de expedientes llega a ser "habitual" en el día a día por la acumulación de asuntos "heredados", ha aclarado que en ningún caso existe intencionalidad para dejar "morir" estos asuntos. 

Una muestra de la delicada situación en la que se halla está sección es que de los 8 inspectores con los que contó en su día se ha pasado a apenas 3, según el relato de los propios trabajadores. De igual modo, ha quedado de relieve como hasta hace apenas mes y medio, cuando quedó aprobado el nuevo plan de inspección municipal, que fija la asignación de una puntuación en función de la gravedad de las infracciones, el servicio carecía de un funcionamiento reglado, siendo los propios trabajadores los que "priorizaban" los asuntos en función de su trascendencia. En esta particular escala, las construcciones sobre no urbanizable y con perfil de ser objeto de denuncia judicial eran los de mayor valor jerárquico.