El Prisma

Dos instituciones y un destino

  • La Junta ha logrado su objetivo final en esta farsa de su proyecto de 'megahospital', siguiendo la tesis de Lampedusa. Las cosas tienen que convertirse en objeto de confrontación para que todo siga igual

NO resulta difícil dedicar el artículo de duro retorno a la realidad postvacacional a la filmografía del indomable Paul Newman. La Junta de Andalucía y el Ayuntamiento parecen empeñados en homenajearla en esta farsa, este sainete baratero, este esperpento político en que se ha convertido el proyecto del nuevo hospital de Málaga. Es como esa pequeña gran película de Gondry, Por favor, rebobine, en la que dos payasos logran un enorme éxito en su barrio recreando en vídeos caseros grandes éxitos de la historia del celuloide. La broma tendría gracia si no fuera porque la pelota de esta indecente partida de ping pong es la necesidad de mejorar la atención a personas que sufren -que eso son los enfermos, digo yo-.

Y en esta ocasión resulta casi imposible no simpatizar más con las tesis del Consistorio, no ausentes de malicia. O, por ser más precisos, no estar absolutamente en contra de la tomadura de pelo planteada por la Junta de Andalucía, que al fin y al cabo es la institución que tiene la responsabilidad de la asistencia sanitaria. Como en El golpe, ese supuesto chollo en forma de megahospital de 1.300 camas esconde una estafa soberana a la ciudad. Pero con bueno han ido a dar los tahures de la Consejería para jugar de farol. Así que si de repente la consejera María Jesús Montero se saca de la manga el traje de promotor inmobiliario y exige que se recalifiquen los terrenos de Carlos Haya, Civil y Materno para financiar el nuevo complejo, De la Torre se disfraza de gran protector del patrimonio de la ciudad -algo que podría haber hecho antes al firmar algunos convenios del PGOU y permitir salvajadas como la de Villa Fernanda- y ofrece 78 millones de euros que el Ayuntamiento no tiene para que aquello siga siendo equipamiento. El alcalde, que no tiene ni un pelo de tonto, de paso intenta también meter la excavadora en los terrenos al norte de la ronda. Por si cuela.

Si la Junta va de buscavidas, el Ayuntamiento saca el color del dinero. Es el mismo camino de perdición de siempre: qué mejor solución que buscar la confrontación para no tener que hacer absolutamente nada. Los linces de la Consejería de Salud deben seguir pensando que todos los demás somos estúpidas ovejas con memoria de pez. ¿Qué ha ocurrido de repente con toda aquella nueva y moderna estrategia de pequeños CHARE con camas? ¿Qué ha sido de aquel tecnológico tercer hospitalito en los terrenos del Civil? ¿Cuántas veces más va a prometer la Junta el hospital de Ronda -empezó Chaves en la Goyesca de 1999- o el de Cártama, que va ya por dos concursos fallidos? ¿Dónde está el dinero?

Con su nueva propuesta, Montero y Escalera han dejado como los trapos ellas solitas toda su palabrería vacua de los últimos años. Les ha servido para ganar tiempo e ir capeando elecciones, eso sí, como pretenden hacer ahora persiguiendo el enfrentamiento con el Consistorio para pasarse otros diez años tirándose los trastos mientras las camas de hospital en la provincia de Málaga son prácticamente las mismas que se diseñaron en el plan sanitario de 1983. Poco a poco van consiguiendo el éxodo de los ciudadanos a la sanidad privada, además subvencionándola con conciertos que después los socialistas critican cuando los practica Esperanza Aguirre en Madrid. La cortina está tan rasgada que ya es imposible ocultar más engaños. Y este coloso sanitario, antes de construirse, ha acabado en llamas. Como planeaba el SAS.

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