Los juzgados de Málaga han recibido en los seis primeros meses del año 3.254 denuncias –esto es, 18 diarias– y han dictado 1.195 órdenes de protección. Es el goteo constante de la violencia contra la mujer, que no se ataja. Entre enero y septiembre de este año, se han investigado 3.434 casos, lo que ha permitido que un total de 1.713 víctimas cuenten, actualmente, con protección policial.

En la provincia hay 90 presuntos maltratadores que llevan dispositivos telemáticos activos de control, mientras que 376 mujeres son usuarias del Servicio de Atención y Protección a las víctimas de la Violencia de Género (Atenpro) del Ministerio de igualdad. Las cifras, las últimas de las que dispone la Subdelegación del Gobierno, se conocen el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, que se celebra cada 25 de noviembre para reclamar políticas para erradicar esta lacra y homenajear a las afectadas. Este año, con dos nuevos nombres que se suman a la lista de asesinadas en la provincia: María Ángeles, que en julio murió de un disparo a manos de su ex pareja junto al colegio en el que trabajaba en la capital, y Oxana, cuyo cadáver intentó quemar el presunto homicida tras asesinarla apenas un mes después del crimen anterior.

Tres menores muertos y 11 huérfanos

Desde que existen datos oficiales en 2003, la violencia machista se ha cobrado la vida de 44 mujeres en Málaga. También ha matado a tres menores y dejado huérfanos a otros 11. El sistema VioGén puesto en marcha en 2007 por la Secretaría de Estado de Seguridad es el eje central del mecanismo institucional de protección a las víctimas del machismo. Desde entonces, han sido 30.000 mujeres las que han tenido protección en Málaga.

Los agentes que forman la Unidad de Familia y Mujer (UFAM) de la Policía Nacional y el Grupo de Investigación y Protección (GIP) de la Policía Local luchan contra este fenómeno en la capital. Son los ángeles custodios de las maltratadas. En el caso de este último Cuerpo, 10 efectivos y tres mandos policiales velan por la seguridad de 449 víctimas a las que protegen. Cuatro de ellas están en nivel de riesgo alto, lo que implica que un vehículo patrulla uniformado vigile las 24 horas el entorno de su vivienda.

A veces, los hijos recurren al protector de su madre tras presenciar un episodio de maltrato

Todas las víctimas disponen de un teléfono que las pone en contacto directo con el policía que le ha sido asignado. Algunas acaban de cumplir la mayoría de edad y otras se acercan a su jubilación. “El maltrato se da en todas las edades”, explica a este periódico Francisco Plaza, uno de los agentes del GIP más veteranos.Con la víctima, a la que su protector conoce a la perfección, se crea “un vínculo emocional y personal”. Pero el policía también tiene que meterse en la piel del maltratador. Sabe de todo sus movimientos. Y gracias a ello, hace un par de semanas se pudo detener al agresor de una mujer que, “tras dos años en paz”, había vuelto a protagonizar un episodio violento.

"Hay casos que duelen"

Los procedimientos, desde la denuncia, se pueden alargar hasta seis o siete años. El entorno familiar es clave, porque, a veces, son los hijos quienes recurren al protector de su madre tras presenciar un caso de malos tratos al que ha sido sometida. “Hay casos que duelen”, reconoce Francisco.