Málaga

La red de ladrones de casas prefería los apartamentos a los grandes chalés

  • Sus miembros buscaban viviendas ocupadas por extranjeros y robaban a la hora de la comida y la cena, cuando no había nadie · Se dividía en tres células con funciones diferenciadas

La dimensión de la red de ladrones de viviendas desarticulada por la Guardia Civil en la provincia ha superado las estimaciones iniciales. Los 19 detenidos, a los que hay que sumar seis imputados, habrían cometido más de 300 hechos delictivos en la Costa del Sol, con los que obtuvieron un importe en joyas superior a los 800.000 euros, más de 100.000 euros en efectivo y numerosos objetos de valor. Una de las señas de identidad del grupo era su división en tres células: unos se dedicaban a seleccionar y vigilar los objetivos y asaltarlos, otros realizaban actividades fraudulentas con las tarjetas de crédito robadas y el resto se encargaba de vender a receptadores los objetos que sustraían en los robos.

El brigada Jesús Pastor de la Unidad Central Operativa (UCO) del Instituto Armado explicó ayer en rueda de prensa que los delincuentes solían asaltar las viviendas cuando tenían la certeza de que sus moradores no se encontraban en su interior, de ahí que actuasen entre 13.00 y las 16.00 y las 20.00 y las 22.00. El lector puede pensar que se trata de una contradicción, pues a esas horas lo habitual es que haya alguien en las casas. La explicación se encuentra en que la mayoría de las víctimas eran extranjeros que residen o se encuentran de vacaciones y que habitualmente tienen la costumbre de comer y cenar fuera de su domicilio.

Los ladrones no elegían grandes chalés o villas de lujo. Lo suyo eran pequeños apartamentos de zonas turísticas. Así evitaban enfrentarse a vigilantes y complicados sistemas de seguridad.

Éstos no eran especialmente sofisticados a la hora de violentar los domicilios y utilizaban palanquetas y otras herramientas para vencer puertas y ventanas. Una vez dentro se apoderaban de los objetos de valor que encontraban a mano para permanecer el menos tiempo posible en el interior de los domicilios. Tampoco eran especialmente cuidadosos a la hora de evitar dejar huellas dactilares o rastros biológicos, ya que no usaban ni guantes.

La organización estaba dirigida por un ciudadano argelino conocido como Nardín El Cojo, un experimentado delincuente que estructuró la organización en tres células.

La Guardia Civil informó de que la primera "se encargaba del reconocimiento y localización de las viviendas que podrían ser objetivo prioritario para cometer los robos". Una vez recabada toda la información necesaria para cometer el asalto con la mayor seguridad posible, era transmitida al grupo operativo, encargado de violentar las casas y sustraer los objetos que pudiesen ser vendidos con mayor facilidad.

La segunda célula centraba sus actividades en operaciones fraudulentas con las tarjetas de crédito que robaban los componentes del primer grupo. Los estafadores las utilizaban para cargar compras que nunca habían realizado. "Los beneficios de las mismas eran ingresados directamente por la entidad en cuentas de la organización", señalaron las citadas fuentes, que precisaron que, "al ser extranjeros la mayor parte de las víctimas, no se percataban del fraude hasta que regresaban a sus países de origen".

El resto del grupo tenía por función dar salida a los objetos sustraídos por la banda, para lo que se valían de receptadores y de un comercio de compra-venta de oro ubicado en Marbella, cuya propietaria ha sido detenida y el establecimiento precintado.

La investigación que ha permitido desmantelar este entramado delictivo se inició en verano de 2007, a raíz del estudio y análisis de la documentación intervenida en otras operaciones anteriores contra la delincuencia organizada desarrolladas en diferentes provincias, sobre todo la denominada Bulacán desarrollada en Málaga, Granada y Alicante.

Los investigadores han detenido e imputado a un total de 25 personas, de las que 14 son argelinos, 6 españoles, 4 marroquíes y un francés. A éstos se les acusa de cometer 300 delitos, en su mayoría robos con fuerza en domicilios y estafas mediante la utilización de tarjetas de crédito sustraídas.

En la intervención, desarrollada por el Equipo contra el Crimen Organizado (ECO) de Málaga, unidades especiales desplazadas desde Sevilla y el apoyo de agentes de otros grupos de la Comandancia, y en la que participaron un centenar de efectivos, se practicaron 12 registros domiciliarios: tres en Marbella, dos en Fuengirola, dos en Torremolinos, uno en Málaga, dos en Benalmádena y dos Estepona. En ellos se localizaron joyas por un valor aproximado de 800.000 euros, 100.000 euros en efectivos, ordenadores y otros objetos de valor.

Los arrestados pasarán hoy a disposición de juzgados de los partidos judiciales en los que fueron capturados, que presumiblemente se inhibirán a favor del Juzgado de Instrucción número 2 de Torrevieja (Alicante), que inició la causa.

La red también había actuado en la provincia alicantina y allí se atrapó a dos ciudadanos argelinos. Uno de ellos iba a regresar a su país en ferry cuando fue detenido, mientras que el otro estaba entablando relaciones con otros compatriotas.

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