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"Estoy muy ligado a Estepona, la echo de menos cuando estoy fuera"

plaza de las flores

Sentarse a tomar un café con Daniel Casares es sentarse con el mejor artista flamenco según la Asociación de Críticos, Escritores e Investigadores del Arte Flamenco (Afcaf) y con el premio Revelación Musical del Año, según la Asociación de Cronistas de Espectáculos de Nueva York, pero sobre todo es sentarse con un esteponero más que se deja sus premios en casa para hablar de tú a tú. La céntrica Plaza de las Flores le ha visto corretear de pequeño, guitarra al hombro, camino de la Casa de la Cultura, en la que aprendió a tocar sus primeros acordes bajo las directrices de sus profesores José Manuel y José Fernández. Ahora, a sus 29 años, se sigue paseando por ella, pero ya como un artista reconocido internacionalmente que se aferra a sus raíces. "Estoy muy ligado a mi pueblo", confiesa, "cuando estamos mucho tiempo fuera, la tierra y la comida es de lo que más echo de menos".

Tanto es así que, a pesar de haber recibido ofertas que implicarían trasladar su residencia a Madrid, Barcelona e incluso Nueva York, Dani, como todos le conocen en Estepona, ha decidido seguir instalado en el pueblo que le ha visto crecer. Según dice, "antes quien quería dedicarse a esto tenía que irse a Madrid, que era el escaparate. Hoy lo sigue siendo, pero las nuevas tecnologías te permiten estar en tu casa negociando un contrato con Canadá. El mundo es ahora el escaparate". Pedirle a este artista que elija su rincón favorito de la ciudad es ponerle en un aprieto. Además de la Plaza de las Flores, la del Reloj también tiene un significado especial para él. "Los domingos", explica, "quedaba con mis amigos para ir a escuchar los conciertos de la banda municipal de música, que es una de las mejores de Andalucía". Pero el paseo marítimo también está en su lista de lugares imprescindibles "para perderte y despejarte".

Dani está enamorado de su ciudad. "Estepona es un sitio precioso para vivir, donde la gente es magnífica", dice, "pero culturalmente no tiene atractivo". Como esteponero conoce los déficits de su municipio y reconoce que siente envidia sana por "esos pueblos mucho más pequeños que Estepona que visito en mis giras y que tienen buenos teatros". "La falta de un teatro", asegura, "denota la falta de interés por la cultura". Este joven guitarrista asegura sentirse "profeta en mi tierra gracias a la gente que me sigue, pero no por el sistema oficial. En algunos momentos, como por ejemplo ahora mismo, no me he sentido valorado".

En estos momentos, Dani Casares está inmerso en varios proyectos. Para empezar, dirige musicalmente un nuevo espectáculo de Juan Valderrama que se llama Casi Boleros. Según explica, "tocamos boleros antiguos, incluso tangos argentinos y temas españoles. El arreglo musical es muy flamenco jazzeado". Por otro lado, este guitarrista ha hecho la banda sonora de la película El Discípulo, que se estrenará en el Festival de Cine de Málaga y que se pretende sacar de la gran pantalla para convertirla en un espectáculo en sí misma.

Termina la entrevista. Dani apura el café y se despide, "hasta pronto" enfilando la calle Real mientras saluda a unos y a otros embutido en su cazadora marrón. En su casa le espera "un desastre de partituras. Todo por medio", confiesa mientras sonríe y se dirige de regreso a las seis cuerdas.

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