Málaga

Día de Reyes de puertas adentro

  • La pandemia y el mal tiempo se alían en una jornada atípica, con pocos niños en las calles y escasas muestras del ambiente habitual del 6 de enero

  • Quedan, al menos, los roscones

Un niño estrena sus regalos de Reyes en su casa, este miércoles, en Málaga.

Un niño estrena sus regalos de Reyes en su casa, este miércoles, en Málaga. / Marilú Báez (Málaga)

Que el mundo ha quedado patas arriba lo demostró la mañana de este 6 de enero, atípico y descafeinado, seguramente el menos inclinado a la ilusión desde la posguerra. El único síntoma correspondiente al Día de Reyes se localizaba en las panaderías y pastelerías, donde ya a primera hora de la mañana los compradores hacían cola mascarilla en ristre para llevarse a casa un nuevo roscón con tal de darle algo de sabor al día. Por lo demás, había que prestar atención para advertir en la calle algún signo propio del Día de la Epifanía: eran pocos, muy pocos, los niños que lucían los regalos que les habían dejado Sus Majestades de Oriente en casa durante la víspera. En lugares como la plaza de la Iglesia de la Victoria o la calle Alcazabilla, habitualmente atestados para la ocasión, los zagales que asomaban montados en bicicletas o patines podían contarse con los dedos de una mano (para desolación del pantagruélico Rey Melchor que, frente al Teatro Romano, parecía pedir un poco de cariño a lo Gran Gigante Bonachón). Las obligadas distancias de seguridad estaban por tanto bien garantizadas, aunque la impresión general era de un Día de Reyes desinflado, ausente, desmantelado y en ocasiones triste. Aunque a veces la risa tonta de un mequetrefe de no más de cinco años que viene por Lagunillas aporreando la guitarra eléctrica de Fisher-Price que le ha traído Baltasar basta para llenar de luz la mañana más negra.

Dos pequeños motorizados estrenan sus regalos al aire libre, este miércoles, en Málaga. Dos pequeños motorizados estrenan sus regalos al aire libre, este miércoles, en Málaga.

Dos pequeños motorizados estrenan sus regalos al aire libre, este miércoles, en Málaga. / Marilú Báez (Málaga)

¿Dónde estaba todo el mundo? En casa, claro. La jornada se presentaba así en clara sintonía con el último año. Después de varios días de apreturas y aglomeraciones comerciales, cabía interpretar que el respetable prefería optar por la prudencia dadas además las últimas noticias sobre el nivel de contagio del coronavirus. Además, el chubasco leve y el cielo gris que anticipaban la gran tormenta anunciada para la tarde, unidos al frío capaz de calar los huesos más vigorosos, ejercieron con disciplina su carácter disuasorio. No es precisamente agradable salir a la calle con el paraguas, el abrigo y la bufanda además de la mascarilla. Y, al cabo, también el roscón de Reyes ofrece un argumento incontestable para quedarse en casa.

Los mayores reparten entre los niños los regalos que los Reyes Magos han dejado en sus casas. Los mayores reparten entre los niños los regalos que los Reyes Magos han dejado en sus casas.

Los mayores reparten entre los niños los regalos que los Reyes Magos han dejado en sus casas. / Marilú Báez (Málaga)

Pero el paisaje desangelado también servía para contrastar que el Día de Reyes ya es muy distinto de lo que fue antaño, independientemente del coronavirus. La tendencia a hacer del ocio una cuestión doméstica, con regalos destinados a ser disfrutados en casa por grandes y pequeños, venía de mucho antes, si bien el confinamiento y las restricciones posteriores, con la virtualidad como gran alternativa, han reforzado en los últimos meses esta deriva. Era ahí, bajo los tejados, donde la ilusión cundía y donde más se notaban sus efectos. Si antes lo habitual era ver a niños y mayores en calles y plazas estrenando sus regalos, ahora la magia pasa por fardar de lo que han traído los Reyes en las redes sociales. Habrá quien piense en consecuencia que quienes deberían protagonizar las próximas Cabalgatas, cuando podamos tenerlas, son personajes como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Pero no se hagan ilusiones: Melchor, Gaspar y Baltasar no van a desprenderse fácilmente de su reinado. Aunque sea de puertas adentro.     

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