Marítimas

Las luces y sombras de los megayates en el puerto

  • El proyecto que transformará los muelles 1 y 2 en un club náutico para yates de más de 20 metros se conocerá a principios de 2019

Megayates atracados en el muelle dos junto al Palmeral de las Sorpresas.

Megayates atracados en el muelle dos junto al Palmeral de las Sorpresas. / J. C. Cilveti

El Boletín Oficial del Estado anunció el pasado 2 de octubre el concurso público para la ocupación y explotación en régimen de concesión administrativa de la dársena de Guadiaro; un proyecto auspiciado por la Autoridad Portuaria con el fin de convertir el muelle 1 y parte del 2 en una zona náutico deportiva destinada al atraque de megayates.

Este concurso, aún en trámite de recepción de proyectos hasta enero de 2019, posibilitará una total reestructuración del tráfico que se muevan en la dársena de Guadiaro. Cedidos por un plazo máximo de 20 años, el puerto ofrecerá a la empresa o conjunto de empresas que ganen el concurso 41.484 metros cuadrados de lámina de agua, 4.830 de superficie terrestre más una edificación en la zona sur del Paseo de la Farola y dos parcelas adyacentes; un espacio que pretende albergar permanentemente a una flota de yates que superen los 20 metros de eslora.

El puerto ofrecerá a la empresa que gane el concurso 41.484 metros cuadrados de lámina de agua

Ofertados estos números y con la condición de que un 10% de los atraques queden libres para escalas en tránsito, la dársena de Guadiaro sólo mantendrá para uso comercial los muelles 3-A2, el habitual del Melillero, 3-A1 y parte del muelle 2, concesionado a Málaga Cruise Port para el amarre de buques de crucero de gran lujo. Y aunque hasta principios de 2019 no habrá un proyecto ganador; una propuesta que invierta un mínimo de 1,5 millones de euros (IVA excluido) en esta transformación, la idea de convertir la dársena de Guadiaro en un club náutico de alto standing empieza a generar luces y sombras.

Frente a la muy significativa demanda que en los últimos años el puerto ha despertado para los grandes yates, la posibilidad de convertir Málaga en nuevo Monte Carlo pasa por discriminar qué tipo de barcos son los más adecuados para un proyecto de estas características.

Dejando a un lado la complejidad que significará reubicar a los buques que en la actualidad amarran en los muelles 1 y 2: remolcadores, patrullera de la Armada, golondrinas y lanchas de prácticos, y con el mal trago de tener que despedir a los yates ya atracados, el futuro club náutico de la dársena de Guadiaro deberá tener en muy en cuenta cómo son y cómo operan los denominados megayates; unos barcos que en la lista de los 100 más lujosos del mundo 45 superan los 100 metros de eslora teniendo el resto más de 85 metros. Unos números quizás algo excesivos para un ambicioso proyecto aún por descubrir.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios