Tras la intensa lluvia caída en los últimos días el mercado de Atarazanas volvió a amanecer ayer anegado de charcos. El edificio, recientemente reformado, sufre goteras prácticamente cada vez que llueve de forma considerable. Las zonas más afectadas, una vez más, fueron los pasillos, aunque también muchos de sus puestos. Para los vendedores no es ninguna sorpresa, pues coinciden en que cada vez que hay intensas lluvias, el edificio se llena de goteras que forman grandes charcos.

Muchos de ellos ven afectados con frecuencia incluso sus propios puestos. Uno de los vendedores perjudicados, Fernando Choto, asegura que son varias las goteras que tiene en su puesto de fruta y verdura. El agua entra por el foco de la luz, y a pesar de que han ido a arreglarlo varias veces, afirma que cada vez que llueve el espacio que ocupa sufre los mismos daños. Lo mismo le sucede a Irene Ruiz, quien indica que su puesto amaneció ayer casi inundado: "Me he visto obligada a cubrir la fruta con bolsas para evitar que se dañen", afirmó. Esta vendedora asegura que cada vez que llueve sucede lo mismo y se forman grandes charcos de agua en los pasillos y en los accesos al mercado. Según ponen de relieve estos comerciantes, el agua suele filtrarse por los focos de la luz, de forma que sus puestos se ven perjudicados cada vez que hay una fuerte tormenta como las caídas en los últimos días.

El mercado de Atarazanas fue reabierto al público en mayo de 2010 tras una profunda rehabilitación del edificio. El problema, según relata Antonio Ríos, otro comerciante, se debe a la colocación de las tejas, que permite que cuando llueve el agua entre sin problemas en el edificio. La única solución definitiva sería reformar el tejado, algo poco probable tras el elevado coste que supuso la reforma de este edificio, por lo que tras varios intentos de arreglar el asunto de las goteras, los comerciantes de este mercado continúan sin ver solucionado este problema.