economía | el presente y futuro del parque tecnológico de andalucía

La nueva transformación del PTA

  • Viviendas, zonas comerciales, oficinas de gran tamaño o más aparcamientos en el corto plazo y a largo se espera el tren, el Metro y una conexión desde la hiperronda

El Parque Tecnológico de Andalucía (PTA) era un descampado hace 25 años en Campanillas. Hoy en día alberga a más de 600 compañías nacionales e internacionales y cerca de 18.000 trabajadores. En todo este periodo ha vivido diversos ciclos, en función de los avances tecnológicos y las tendencias empresariales de cada momento, y la tecnópolis ha ido creciendo adaptándose a esos cambios. Ahora se prepara para una nueva transformación, tanto física como conceptual, pues se estima que a medio o largo plazo pueda convertirse en una barriada más de Málaga con unas 50.000 personas que vivan y trabajen allí, lo que equivaldría, por ejemplo, a una población como Antequera.

La transformación física tiene varios componentes. Se espera una masiva llegada de empresas en los próximos años y hay que tener espacio para asentarlas. El PTA prevé duplicar su superficie actual, con unas nuevas 370 hectáreas. Un centenar de ellas están en la zona norte -en la que ya operan dos centros de Citic y Promálaga-, otras 50 hectáreas se habilitarán al sur y el resto forma parte de la unión entre el PTA y la Universidad de Málaga, que ya cuenta con exponentes como el edificio de el Rayo Verde. La implantación de empresas en la zona norte hará que el centro geográfico del parque se desplace hacia la zona en la que se encuentra la antigua fábrica de Isofotón, que está en liquidación y que puede ser una buena inversión de cara al futuro. Junto a esa factoría abandonada hay precisamente un aparcamiento con capacidad para 2.000 vehículos del que ya se utilizan 1.000 y en el que se van a poner operativas otras 200, para lo cual el parque pedirá la licencia y hará las obras oportunas. También se prevé otra gran zona de estacionamiento en frente de la sede social.

En el corto y medio plazo, además de esas plazas de aparcamiento, el PTA cambiará su fisonomía con la construcción de viviendas de alquiler para trabajadores ante la falta de oferta actual tanto en la capital como en otros municipios cercanos. El director de la tecnópolis, Felipe Romera, señala que hay cuatro parcelas -dos en el actual parque y dos en la zona norte- en las que el plan parcial permite el uso residencial. Han empezado en julio a hacer estudios de mercado y han mantenido conversaciones con varios promotores para analizar la posible demanda y rentabilidad. El PTA no será promotor, sino que facilitará el suelo, y esas viviendas no estarán a la venta, sino que permitirán alojar a empleados en régimen de arrendamiento durante temporadas concretas. Eso implicará un desarrollo comercial para atender las necesidades de las personas que vivan allí. En estos momentos hay dos guarderías, un colegio bilingüe, algunos restaurantes o una farmacia, pero faltarían supermercados y otros elementos para darle más vida a la zona y que sea atractiva para residir. Fuentes de algunas grandes empresas comentan precisamente que al PTA le falta convertirse en una ciudad -como ocurre en zonas empresariales de EEUU y otras partes del mundo- y tener una oferta hotelera o de restauración de alta gama, acorde a las exigencias de directivos de multinacionales que vienen a Málaga a pasar un día o unas horas de trabajo y que no quieren realizar grandes desplazamientos desde la oficina.

Málaga adolece, en general, de oferta de grandes oficinas en alquiler y eso dificulta la llegada de firmas o instituciones con amplias plantillas. Romera indica que "las empresas grandes están demandando edificios de oficinas de alta calidad a un precio razonable" y, con ese objetivo, el PTA está impulsando la construcción de tres edificios de oficinas en la ampliación norte con una superficie total de 20.000 metros cuadrados. Se ha realizado el proyecto, se quiere contar con la iniciativa privada y se está a la espera de recibir la licencia de obras por parte del Ayuntamiento de Málaga para los tres recintos, si bien se confía en que al menos se pueda empezar la construcción de uno el próximo año. En total la inversión estaría entre los 20 y los 25 millones de euros.

Un ordenador y un hueco en una mesa es todo lo que necesitan hoy en día miles de empleados de cualquier empresa para poder trabajar. Y eso lo pueden hacer igual en Málaga que en Londres o Nueva York. Esa es una de las bazas que juega el PTA en la atracción de talento y en su crecimiento en empleo, pues se estima que solo en esos tres nuevos edificios de oficinas podrían estar trabajando unas 2.500 personas porque las compañías apuestan por optimizar el espacio.

El principal dolor de cabeza, que puede convertirse en migraña si no se pone solución en el medio plazo, es el acceso. Solo se puede llegar a la tecnópolis en coche o en autobús público y las colas en las horas punta de entrada y salida son el pan nuestro de cada día. Se han intentado varias fórmulas. Las empresas han escalonado los horarios de entrada y salida del trabajo para que no coincidan todos a la vez, pero aún así hay caravanas porque en el PTA hay más de 17.000 empleados. La Dirección General de Tráfico también ha hecho algunas pruebas piloto en el acceso desde la autovía, pero con escasa incidencia. Es de cajón, y así lo reconocen las propias autoridades, que es necesario que llegue el Cercanías e incluso el Metro para permitir otras vías de entrada y salida masivas a la tecnópolis. Se entiende que llegarán con el paso de los años, pero a día de hoy no están. Por otra parte, el hecho de que la zona norte se vaya a llenar de empresas y se desplace el centro de gravedad al lado del arroyo Pilones implica, según Romera, la necesidad de que se construya un nuevo acceso por carretera que conecte la hiperronda con la zona norte del parque. "Las expectativas que tenemos de crecimiento están ligadas a la movilidad", comenta el director.

Dentro de unos años el PTA no tendrá nada que ver con el actual. Habrá personas viviendo allí, zonas comerciales, miles de empleados más y la posibilidad de entrar y salir mediante líneas ferroviarias. Nuevos ciclos y transformaciones de un espacio que en diciembre cumple 25 años en continuo cambio.

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