Málaga

Las palomas, ¿amigas o enemigas ?

  • La sanción de más de 3.700 euros a una mujer que alimentaba a diario a las palomas en Málaga capital provoca una reacción en contra en internet, donde se recaudan fondos en toda España para pagar la sanción

¿Cómo encontrar el equilibrio para contentar a los que defienden a las palomas y los que se quejan de la suciedad que generan? La sanción de más de 3.700 euros impuesta por el Ayuntamiento de Málaga a una señora por la insalubridad que provocaban en un edificio del centro histórico en el que les daba de comer a diario ha vuelto a abrir el debate sobre la necesidad de tomar medidas para controlar a una especie que ya por si sola es capaz de proliferar su población con tanta facilidad. Esta medida disciplinaria ha generado tanto revuelo que hay ciudadanos y colectivos ecologistas de toda España dispuestos incluso a hacer frente al pago de la cuantiosa suma mediante una recolecta que están promoviendo a través de internet.

Hay muchos ciudadanos anónimos que ya han mostrado su apoyo a esta mujer, pero también asociaciones como Ecologistas en Acción y el Colectivo Andaluz contra el Maltrato Infantil que han puesto el grito en el cielo por esta sanción que consideran "desproporcionada y descabellada".

Ya han advertido que recurrirán el expediente sancionador abierto contra esta mujer que, al parecer, ya había sido multada en otras ocasiones por el mismo motivo. En la campaña contra la sanción que están impulsando a través de la red se anima a los internautas a presentar una queja en la web del Ayuntamiento.

El motivo es que no creen que las medidas coercitivas de este tipo sean la solución y, el responsable de Ecologistas en Acción en Marbella, Rafael Ávila, propone otras más efectivas para controlar las palomas que ya se han puesto en práctica en otras ciudades y que consisten en ubicar palomares en distintos puntos y sustituir los huevos que pongan por otros artificiales.

Pero el Ayuntamiento de Málaga justifica la sanción en que no puede tolerar los comportamientos incívicos como éste y menos cuando las palomas son aves que ocasionan costosos gastos cada año a las arcas municipales. Porque detrás de la apariencia inofensiva y agradable de las palomas y gaviotas que revolotean sobre la ciudad se esconde la realidad de unos animales capaces de generar incontables molestias.

Los principales problemas se dan en edificios y en el patrimonio artístico y monumental de la ciudad debido a sus defecaciones que terminan dañándolos, además de aumentar las posibilidades de accidentes en las calles cuando llueve.

El control de sus poblaciones supone un auténtico quebradero de cabeza en una ciudad en la que las condiciones climatológicas favorables, la ausencia de depredadores y la abundancia de alimentos que tienen a su alcance lo convierten casi en una misión imposible.

El Ayuntamiento de la capital lo intenta cada año mediante una campaña que persigue estudiar el número de ejemplares y cuál es su distribución por el casco urbano con el fin de valorar y evitar los posibles daños que ocasionen. En el caso de las palomas, se calcula que ha ido disminuyendo a lo largo de los últimos años en el centro histórico, aunque no se puede decir lo mismo de los ejemplares que tienen en el puerto su residencia habitual que no paran de aumentar.

Y eso, porque al contrario de lo que suele pensar, prefieren los enormes montículos de alimento que les ofrece el puerto a las migas de pan que les pueden dar los viandantes en cualquier parque de la ciudad.

Las gaviotas, por el contrario, prefieren los basureros para darse el gran festín. Entre 1.500 y 3.000 ejemplares se pueden encontrar cualquier día en el vertedero municipal. En cambio, para descansar prefieren las naves del puerto, la Catedral, el Parque de Huelin, el barrio de El Perchel e incluso el pantano del Limonero.

Hay tantas que el profesor de Biología Animal de la Universidad de Málaga, Raimundo Real, advierte que pueden ocasionar serios problemas al ecosistema que rodea a la ciudad. Y ¿por qué? Pues porque su número está tan sobredimensionado que "podría repercutir negativamente sobra otras especies de su misma familia al competir por el alimento y los espacios para nidificar".

Pero en el control de su población hay que tener cuidado porque si se reduce drásticamente también tendrá efectos negativos sobre el ecosistema. La solución que propone es vigilar las fuentes de alimento como evitar que los vertederos permanezcan al aire libre.

"Es un animal doméstico cuyas poblaciones se deben controlar en la ciudad de la misma forma que se hace con otras especies domesticadas como los gatos o los perros", aseguró el experto. Y es que, al igual que las gaviotas, las palomas siempre se han asociado a la presencia del ser humano. Así, no es de extrañar que muchas de ellas elijan los edificios para establecer su residencia.

La mayoría prefieren los edificios en ruinas, aunque también los inmuebles patrimoniales y habitados y, con menor frecuencia, las naves de los polígonos industriales. Son tantas que defensores y detractores, al menos, coinciden en que se deben controlar.

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