Coronavirus

La pandemia no frena al campo pero comienza a pasar factura

  • Los agricultores no tienen por el momento problemas para recoger la cosecha, que en este momento no es intensa

  • Preocupa las salidas de producción de cordero, chivo y leche

Un jornalero en plena faena, la pasada semana.

Un jornalero en plena faena, la pasada semana. / Efe

La emergencia de la pandemia no ha detenido la vida en los campos malagueños. Los árboles florecen lejos de la mirada de una sociedad confinada, los agricultores y ganaderos continúan a destajo para garantizar el abastecimiento y las tractoradas han pasado de las carreteras en protesta a las calles para desinfectar.

El sector primario es, más que nunca, fundamental para sostener la cadena de suministro y abastecimiento. El decreto relativo a las actividades imprescindibles impuestas por el estado de alarma califica como “servicios esenciales” la agricultura, la ganadería, la pesca y la industria alimentaria, así como sus actividades relacionadas. “Deben poder seguir realizando las labores necesarias para garantizar el mantenimiento de la actividad”, dijo hace unos días el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

Los trabajadores del campo son los encargados de abastecer a la sociedad de las materias de primera necesidad, de asegurar “la soberanía alimentaria”, pero también de mantener el bienestar del ganado. Para ellos no hay opción de teletrabajo posible, ni en los días de lluvia ni en los de clamoroso calor. Tampoco en el un mundo paralizado por una pandemia.

“En el campo se produce de todo lo que consumimos y podemos estar tranquilos: el abastecimiento está garantizado”, asegura Baldomero Bellido, presidente de la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores de la provincia. Al igual que Francisco Moscoso, de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Málaga, afirma que agricultores y ganaderos son “esenciales” por lo que la continuidad de la actividad se da por descontada. Aunque esto no quita que también ellos estén sufriendo las consecuencias de la emergencia de la pandemia.

En estas semanas, las labores de recolección, las que mayor número de trabajadores movilizan, se centran en la cosecha y procesado del espárrago y en la recogida de habas verdes, sobre todo en las tierras de la zona antequerana. Como ya se ha visto en otros países como Francia o Alemania, Bellido reconoce que la preocupación de los empresarios recae sobre todo en la disponibilidad de trabajadores aunque, por el momento, según Moscoso, esto no está suponiendo ningún problema.

Otro de los temores más extendidos es la movilidad de los trabajadores. “Hay cierta reticencia a llevar a cabo las labores de forma masiva por cierto miedo a contagio, aunque la distancia es la suficiente para evitarlo”, explica el presidente de Asaja. Por la fisionomía del campo, no es difícil que los agricultores respeten estas medidas aunque no forma parte de la norma general de trabajo. Estos días las precauciones se centran en aspectos como evitar compartir herramientas y la falta de equipos de protección individual.

“Inicialmente se contaban con suficientes pero conforme han avanzado los días ha habido desabastecimiento, al igual que en el caso de la sanidad”, puntualiza Bellido, al tiempo de asegurar que si no se puede garantizar la seguridad “hay labores que dejan de desarrollarse”.

Un tractor desinfectando una localidad malagueña. Un tractor desinfectando una localidad malagueña.

Un tractor desinfectando una localidad malagueña. / M.H.

La situación de los ganaderos es algo diferente. Las restricciones de movilidad para la población y el cierre del canal HORECA (Hoteles Restaurantes y Cafeterías) está dejando sin salida a ciertas producciones. Como ya indicó el ministro Planas la pasada semana, las mayores dificultades se encuentra en el mercado del cordero, el chivo y la leche de cabra, industrias que “no pueden cesar por el normal desarrollo de la cabaña ganadera”, explica Bellido, y que en muchos casos ya están “vendiendo por necesidad sin precio”, apunta Moscoso.

Algunas de las soluciones para esta coyuntura apuntan a la posibilidad de potenciar el almacenamiento privado, aunque medidas de este calado dependen también de la capacidad de cada empresario. “Este sector es el que peor lo puede pasar porque si no encuentra salida y el tiempo pasa, pierde valor”, vaticina el presidente de UPA.

Como en cualquier otro sector, las consecuencias de la pandemia para agricultores y ganaderos está también supeditada al devenir del tiempo y al desarrollo de la economía. “El nuestro es un sector estratégico pero empresarial, por lo que se tiene que contar con él para basar en él parte de la recuperación”, apunta Bellido. Las entidades representativas apuntan al diálogo social y a la importancia de las pequeñas y medianas empresas pero, sobre todo, a las reivindicaciones que en los últimos meses han cortado carreteras y que, según ellos, ahora adquieren más valor que nunca. Las demandas prevalecen, la importancia reluce y los tractores siguen en las calles, aunque estaba vez para arrimar el hombro a la lucha contra la pandemia.

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