Málaga

Una pata coja en el plan de la Alameda

  • La incógnita sobre cómo y cuándo va a afrontar la Junta el cierre del ala norte se mantiene

Restos del fuerte de San Lorenzo hallados en la Alameda Principal.

Restos del fuerte de San Lorenzo hallados en la Alameda Principal. / javier albiñANA

El caballete de tres patas sobre el que se asienta el lienzo en el que se empieza a dibujar la nueva Alameda Principal, con la que será la segunda gran transformación a lo largo de su historia, empieza a cojear. Arrancada la etapa de obras en el eje central de la avenida (contratado a Verosa), que podría estar concluido en enero o febrero del año que viene, y perfilado el comienzo de los trabajos en la acera sur (adjudicado a una filial de la empresa Eiffage) a lo largo del próximo mes de septiembre, en ambos casos con el Ayuntamiento de la ciudad como promotor, se mantiene la incógnita sobre el cuándo y el cómo va a afrontar la Junta de Andalucía el cierre del ala norte, afectado por la construcción del tramo del Metro entre el río Guadalmedina y la estación de Atarazanas. Esta parte se cuantificó en unos 2,5 millones y un plazo de seis meses.

Una contestación que no parece que se vaya a conocer, en ningún caso, hasta el próximo mes de septiembre. El escollo principal con el que se topa la Consejería de Fomento es la dificultad de acometer la semipeatonalización integral de todo el lateral, desde el puente de Tetuán hasta la calle Larios, sin que ello traiga consigo un nuevo modificado económico en una pieza del Metro en la que se ya se cuentan tres variaciones presupuestarias.

La razón que, con toda seguridad, llevaría a las constructoras, Acciona y Sando, adjudicatarias de la obra del ferrocarril urbano, a reclamar una variación presupuestaria se encuentra en que el modelo de reposición de la calle que fue objeto del concurso en el que resultaron ganadores difiere tanto en diseño como en materiales a emplear con el plan de reurbanización acordado y exigido por el Ayuntamiento. "Cualquier cambio que haya es la oportunidad para mejorar sus números", destacaron las fuentes.

Esta circunstancia ha hecho que en los últimos meses las dos instituciones hayan mantenido encuentros en el plano técnico para analizar la posibilidad de que finalmente sea la Gerencia de Urbanismo la que asuma parte de la reposición de la parte norte de la Alameda. En concreto, según varias fuentes consultadas, mientras que la Junta costearía la parte correspondiente a la sombra del túnel, entre el Guadalmedina y la calle Puerta del Mar, el Ayuntamiento daría continuidad al trazado desde Puerta del Mar hasta la entrada de Larios. La dilación a la hora de afrontar este asunto parece claro, por cuando la contratación del tramo Guadalmedina-Atarazanas data de finales de marzo de 2015, mientras que el proyecto final para la Alameda vio la luz en mayo del año pasado.

Pero lo que en el plano técnico está avanzado no lo está en el escenario político. Y ello resulta sustancial para que el acuerdo acabe por formalizarse. Fuentes próximas a la iniciativa aseguraron que la idea era que el asunto fuese tratado en una próxima subcomisión técnica, en la que de manera formal quede resuelta la cuestión. A la espera de que ello ocurra, la realidad es que el calendario se acorta sin que la Junta pueda fijar un escenario temporal claro para acometer esta parte del plan.

Fuentes próximas a la actuación señalaron que el planteamiento que se maneja en la Consejería de Fomento es que la parte autonómica de la obra pueda estar para abril del año que viene. Para que ello sea posible, teniendo en cuenta unos seis mes de actuación, sería preciso que la intervención se iniciase en octubre o noviembre, sin que ello esté garantizado. Y ello ya de por sí es complicado "incluso si nos pusiésemos de acuerdo ahora", expuso una fuente conocedora de la operación. Porque antes de intervenir sobre el terreno, recordaron, es precisa una labor previa de encargo de los materiales al proveedor correspondiente.

Los interrogantes sobre el calendario se suman a las incidencias que ya se han constatado en los primeros avances en la reurbanización de la parte central, donde la aparición de restos de los muros del fuerte de San Lorenzo obligaron al Ayuntamiento a reajustar el proyecto y modificar el tipo de material que se iba a emplear para la renovación de un colector subterráneo.

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