Los vecinos de Puerto de la Torre y, sobre todo, los miles de usuarios que hasta hace unos años hacían uso de la piscina del centro deportivo de la barriada, tendrán que seguir esperando para poder disfrutar de esta instalación deportiva. A pesar de que el área de Deportes del Ayuntamiento avanza en la tramitación de las obras necesarias para adecuar el complejo, la realidad es que la reapertura del mismo no se antoja posible antes, al menos, de un año. De cumplirse esta previsión, serán casi seis los años en los que habrá permanecido clausurada.

Este es el plazo que manejan los técnicos del departamento municipal para ejecutar las tareas precisas para poder poner de nuevo en servicio este equipamiento y que están cuantificadas en algo más de un millón de euros. Antes de salir al mercado en la búsqueda de una empresa a la que contratar esta intervención, Deportes necesitaba que la Gerencia de Urbanismo diese el visto bueno al proyecto de actuación redactado. Tal aval tiene fecha de principios de octubre, tal y como se recoge en la relación de las licencias de las que se dio conocimiento en la última sesión del Consejo de Urbanismo.

De acuerdo con la información facilitada a este periódico por fuentes municipales, la actuación, grosso modo, incluye obras de reforma de esta piscina cubierta municipal, localizada en la calle Carril del Orozco. Con la ejecución de los trabajos se atienen las necesidades de reformar el recinto debido a la existencia de "carencias técnicas y funcionales identificadas tras el retorno de la instalación deportiva: redistribución de espacios, lesiones por falta de mantenimiento, mejora en la accesibilidad, entre otras".

A este perimer elemento se añade la existencia de "deficiencias y lesiones originadas por un incendio junto a diferentes actos vandálicos". Unos incidentes, que de acuerdo con la inspección realizada en su día por los técnicos, afectaron "a las instalaciones de electricidad, fontanería, iluminación, climatización, etc. junto a los acabados del recinto". El incendio que tuvo lugar en el interior de la piscina se produjo en mayo de 2017. Las primeras pesquisas apuntaron que pudo deberse a un acto vandálico.

La historia de esta piscina está marcada desde su mismo origen por la polémica. Muestra de ello es que su concesión, inicialmente otorgada a una unión de empresas integrada por Incomar Blue y Explotaciones y Desarrollo de servicios Deportivos, fue incluso objeto de una importante reclamación económica por parte de la Seguridad Social, ante el impago de las cuotas a los trabajadores. La situación fue tal que ante el impago, el organismo estatal trasladó la demanda al Ayuntamiento como "responsable solidario".

Los incumplimientos de los concesionarios acabó provocando el rescate por parte del Consistorio, procedimiento que se alargó varios años en el tiempo. Superado este escollo, el Ayuntamiento tardo cerca de dos años para activar el procedimiento de licitación para, de nuevo, adjudicar la concesión a otro socio privado.