Off the record

A ponerse las pilas

  • Zarrías se reunió el jueves con los delegados de la Junta con la idea de remar todos para que se recupere su imagen en Málaga l La foto se manipuló pero peor sería si algún concejal amenazó

SER delegado de la Junta en Málaga no es un chollo político, sino más bien una vocación. Las nuevas técnicas de trabajo de la delegada María Gámez los tienen recluidos cada dos por tres en un hotel de Los Montes y sin teléfono, para que aprendan bien a vender la gestión del Gobierno andaluz. Luego, como contó el lunes Ramón Triviño, el líder socialista, Miguel Ángel Heredia, los zarandea de vez en cuando porque les exige que defiendan por encima de todo los intereses de Málaga ante el Ejecutivo autonómico, muy mal visto tras expropiar la Cuenca Mediterránea y llevársela a Sevilla.

El jueves por la tarde tenían reunión con el todopoderoso Zarrías, y más de uno pensaba que la reprimenda iba a ser tremenda. Todo lo contrario. Aunque el vicepresidente de la Junta no ocultó la sangría socialista en Málaga y las malas cifras de imagen que en estos momentos tiene el Ejecutivo andaluz, se mostró receptivo a los planteamientos de los delegados. La consigna general es ponerse las pilas. No sólo los que se parten aquí la cara. También los consejeros. También el presidente andaluz, que vendrá al menos una vez al mes a la segunda capital de Andalucía.

Zarrías escuchó las quejas de quienes se sienten meros peones sin capacidad de decisión, la propuesta de que haya cierta autonomía de la autonomía, valga la redundancia. Y hubo otra conclusión clara: la Junta debe dejar de ser la oposición al Ayuntamiento de Málaga y a Francisco de la Torre. Eso es trabajo del PSOE. Y convertirse en la principal institución malagueña. Aunque para lograrlo hay que contar con algunos entes autonómicos que van por libre. Como la Autoridad Portuaria.

POTAJE MALAGUEÑO

La berza malagueña admite toda clase de embutidos y carnes, pero lo que es incuestionable es que necesita garbanzos. Nada dice que para cocinarla sea imprescindible protegerse con un delantal de la Diputación. Así que en la trama de la berza connection nadie salió perjudicado gastronómicamente porque la directiva de la peña decidiera quitarse la sudadera con el logo de la institución provincial, gracias al poder de persuasión de la concejal Teresa Porras.

La edil es el bastión del alcalde. El estandarte del no pasarán. Lo mismo repele las maniobras de los contrarios cuanto intentan asaltar con un mandil la Casona del Parque que descubre a la oposición camuflada dentro de la olla. Lástima que el Consistorio carezca de un CSI, pues con ella al frente descubriríamos qué pasó ese infausto domingo de la berza carnavalera. Sabemos que el gabinete de prensa no convocó a los medios. No sabía a qué hora llegaría el jefe. Acertó. Casi llega para la cena.

Y luego manipularon la foto. Pero el jefe del gabinete de prensa estaba en el cine, así que al final se cobraron la pieza del director de Comunicación que tuvo la osadía de intentar convertir al alcalde en un personaje de rango regional y acabó devorado por descuidar sus flancos provincianos. Y en esto llegó la tertuliana Rosa Francia, la mujer de Francisco de la Torre. Hablando por la radio (Onda Cero) de lo divino y humano, pero de su marido. Adiós a los secretos de alcoba.

La oposición se relame. Hasta ahora las influencias conyugales en las decisiones de la ciudad se sospechaban pero nadie había osado traspasar la barrera del chascarrillo. La esposa del regidor acaba de abrir la veda para que todo el mundo ejerza la libertad de expresión. A este guiso no le falta ningún ingrediente y encima nos sobran perolas. ¿Quién discute que no está hecho con una receta malagueña?

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