Málaga

Precios y sequía, duro cóctel para el campo de Málaga

Un cabrero, al frente de su rebaño, en un camino de la localidad de Álora.

Un cabrero, al frente de su rebaño, en un camino de la localidad de Álora. / M. H. (Málaga)

La dureza es uno de los aspectos que suele destacarse del sector primario, incluso cuando las circunstancias le son favorables. Si el contexto no lo es, la situación se puede convertir en muy complicada por no hablar de “insostenible”. Así describen la situación del sector ganadero y agrícola de la provincia de Málaga, que atraviesa muchas estrecheces debido no sólo a la subida de los costes de producción si no también por la situación tan grave de sequía. Málaga hoy habla con varios empresarios del sector que empiezan a ver cómo los números no salen. 

Antonio Rodríguez el es secretario provincial de COAG Málaga y tiene 500 cabezas de gano en un explotación caprina. Una de las 1.200 que aproximadamente hay en la actualidad en la provincia de Málaga. Narra que “se resiste” aunque no sabe por cuánto tiempo. “Nosotros vendemos nuestro producto ‘a pérdida’, porque la producción de un litro de leche cuesta 1 euro y nosotros vendemos ese litro a 80 céntimos”, lamenta.

“No podemos tener más pérdidas”, continúa Rodríguez mientas expone un retahíla de motivos que los están llevando a un situación extrema, como por ejemplo, la larga lista de maquinarias de trabajo que funcionan con luz eléctrica: iluminación de las naves, ordeñadoras y los tanques de frío. “En los dos últimos años, explica, el precio de la alimentación ha subido un 7o% pero el precio de nuestros productos solo un 7 u 8 %”. “Es verdad que con la guerra de Ucrania se han elevado los precios pero llevamos décadas con estos problemas y además, el de la alimentación tiene que ser un sector estratégico para que haya comida”, sentencia.

Parte de su esperanza de mejora la tiene puesta, por un lado, en un otoño con lluvias, que genere pasto y pueda combinarlo con la alimentación de pienso, también muy encarecido. Y por otro, en la campaña del chivo, estancado también desde hace años en cuanto a precios. “Hace treinta años un kilo de carne de chivo estaba a 1.000 pesetas, ahora a seis euros y de ahí ya no puede bajar porque empezaríamos a perderle”, culmina.

María Lourdes Rivero por su parte, es la secretaría de ganadería de UPA y tiene una explotación caprina familiar de 300 cabezas de cabra malagueña. Es clara: “Estamos asfixiados”. De tal manera, que se da de plazo hasta el mes de diciembre para poner la venta la explotación, tanto el ganado como la maquinaria. “Hay meses que acumulo un déficit de 2.000 euros y después de llevar toda la vida en esto lo único que escuchas es que va a haber más normas pero ninguna ayuda”.

Rivero además, tiene una quesería de productos lácteos artesanos nacidos de la leche de su explotación, por lo que el círculo se complica. “Estoy haciendo muchos números para intentar no cerrarla”, culmina. Para Donatella Zanca el problema es el mismo aunque cambie el ganado. Ella es la propietaria de la finca Las Pencas donde tiene una granja aviar de puesta de huevo ecológico con 4.000 gallinas. “Mi producto ya es caro porque es ecológico y no lo puedo poner a un precio desorbitado y en 2022 acarreo unas pérdidas del 30%”, cuenta. Al ser a base de cereales, la alimentación es una de las grandes inversiones que tiene que hacer: “El precio del pienso no está matando”.

En cuanto a las cosechas, el vicesecretario de agricultura de UPA Málaga, Francisco Moscoso, explicó días atrás que la mengua general de la cosecha de uva en Málaga es de un 50% menos respecto al año anterior. Siendo mayor este descenso de producción en la zona de Axarquía, donde “la mitad de producción se usará para vino en vez de uva de pasa”. En esta zona, según los datos ofrecidos por Moscoso, la lluvia que ha caído desde el pasado septiembre oscila entre los 190 y los 200 litros por metro cuadrado, cuando la media suele ser de 350.

Así, el vicesecretario señaló que en la zona de Mollina “toda la producción se dedica a vino”. La producción también se ha visto afectada y reducida en esta zona un 30% o 40% respecto al pasado año. En esta zona, las precipitaciones han alcanzado los 300 litros cúbicos, cien menos que el pasado año, aunque en esta “zona de secano, debería de caer, al menos, unos 500 litros por metro cuadrado”.

Moscoso destacó que ha sido un “año fatal” para los agricultores, ya que “en este tiempo se necesita calor, pero no tanto”, en referencia a las altas temperaturas del pasado mes de julio. Esto ha provocado que la uva se “seque” y el racimo no adquiera “madurez”, provocando que el tamaño de la uva no sea el “adecuado” y haya “menos producción y calidad”.

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